Además de crisis y banqueros, al PSOE se le irá la semana entre togas y sotanas. Entre las protestas de los jueces y las relaciones con la Iglesia. Los partidos situados a la izquierda del PSOE acusarán el martes a los socialistas de no avanzar hacia la laicidad y ser temerosos ante la iglesia católica. Un día después, el PP, la iglesia y otros grupos de la derecha arremeterán contra los socialistas por lo contrario, al promover la ampliación de la ley del aborto.
El martes, mientras el número dos del Vaticano pone su pie en España, los socialistas estarán rechazando en la Comisión de Justicia, junto al PP, iniciativas para eliminar los crucifijos en las tomas de posesión de altos cargos, para favorecer la apostasía, para denunciar los acuerdos con el Vaticano y para crear una subcomisión que estudie la regulación de la eutanasia.
Buena parte del Grupo Socialista sería partidaria de apoyar algunas de esas propuestas hacia la laicidad, pero se impondrá el pragmatismo para impedir el enfrentamiento con
El miércoles el PSOE presentará sus propuesta de conclusiones de la subcomisión del aborto, con referencia a legislaciones europeas, la defensa de una ley de plazos, de medidas de educación sexual y de unificación de la actuación de las clínicas. Lo hará a la misma hora en la que el número dos del Vaticano se reúna con Zapatero en La Moncloa para desbloquear las relaciones. La reforma del aborto no estaba en el programa electoral del PSOE, pero la presión de las bases socialistas y de grupos feministas obligó al partido a aprobar en su último congreso una resolución ambigua y luego avanzar hacia la ley de plazos. Para hacer ese largo camino, el PSOE ha tenido que pasar por una subcomisión en el Congreso y una comisión de expertos en el Ministerio de Igualdad. Le queda la negociación para conformar una mayoría absoluta con grupos como ERC, IU e ICV que proponen ir a la ley de plazos de 20 semanas, seis más que las que defiende el Gobierno. El PP volverá a dejar su posición en manos del Tribunal Constitucional y PNV y CiU darán libertad de voto a sus diputados.
El presidente del Gobierno quiere que las relaciones con la Iglesia católica sean, sobre todo, de Estado a Estado, más que con