Rajoy empieza 2010 con ventaja en las encuestas. Él dice que 5,5 puntos, según la última que ha hecho su partido en noviembre.
Su mensaje es el del Apocalipsis, porque sólo así puede ganar las elecciones en 2012. Galopa a lomos de la crisis.
Zapatero estaba ayer muy serio en su comparecencia. Ha admitido como nunca que la crisis se le ha desbocado, después de cometer el error de negarla.
Su intención era que el mensaje fuera de optimismo. De hecho, el argumentario que distribuyó la Moncloa tiene el título significativo de: ?El Gobierno afronta la crisis y prepara el camino de la recuperación económica?.
Zapatero está obligado a confiar en que la recuperación llegue con tiempo suficiente de que se note para las elecciones de 2012 y Rajoy lo apuesta todo a
El presidente del Gobierno tiene por delante buscar los apoyos para sacar adelante la ley de economía sostenible, la gestión del secuestro de los cooperantes y el aumento de tropas en Afganistán. La Presidencia europea, según los expertos, apenas tiene incidencia en los electores y menos en tiempos de crisis y con cargos duplicados al frente de la UE.
Rajoy recibe llamadas periódicas de Zapatero. Por ejemplo, para que le informe de las gestiones para liberar a los cooperantes. El líder del PP está molesto porque tres días después de que el presidente del Gobierno le contara que los secuestradores han pedido dinero y la liberación de presos de Mauritania y le pidiera que no lo contara se lo encontró en las portadas de los periódicos.
También le tiene al tanto de las heridas de uno de los cooperantes y de las gestiones con Malí.
Lo sorprendente es que Rajoy se pronunciara por primera vez en público en contra de esas gestiones para negociar el pago del rescate. Lo dijo Soraya Sáenz de Santamaría en el Pleno del Congreso cuando fue liberado el Alakrana, pero nunca lo había dicho Rajoy y menos en plena negociación para la liberación de los cooperantes.
Es decir, que si se toma al pie de la letra, si él gobernara no negociaría ni pagaría el rescate por los cooperantes.
Rajoy tenía ganas de meterse con Blanco porque asegura que hace poco mientras esperaba un avión que llevaba cinco horas de retraso escuchó unas declaraciones del ministro de Fomento descalificándole y desde entonces se la tiene jurada.
Y no tiene claro cómo salir del lío del agua y el Estatuto de Castilla-La Mancha, después de que Camps y Valcárcel se hayan plantado ante Cospedal. Su único consuelo es que, con matices, el PSOE tiene lo suyo con este tema.
Y de Zapatero el principal problema de su discurso de fin de año es la credibilidad y el acierto. Sin necesidad de recordar el vaticinio previo al atentado de la T4, el año pasado hizo buenos pronósticos económicos y se comprometió a no aumentar las tropas en Afganistán y antes negó la crisis. Ahora anuncia la recuperación para 2010. ¿Hay que creerle?