"Es una vez más una magistral forma de medir los tiempos. El PP descolocado de aquí a las municipales. Las primarias después. El golpe de efecto necesario para hacernos mejorar", asegura un candidato del PSOE en las elecciones del 22 de mayo tras oir a Zapatero. La frase de Óscar Puente, aspirante al ayuntamiento de Valladolid, describe el sentimiento de quienes se la juegan entonces en las urnas.
Zapatero ha aclarado las dudas, que eran más de calendario que de fondo. Zapatero siempre ha estado en contra de optar a más de dos mandatos y sólo faltaba saber cómo y cuándo lo iba a hacer. Oficialmente, se ha puesto en marcha el proceso hacia el postzapaterismo que ya se adivinaba.
Despeja la incógnita antes de las elecciones municipales y autonómicas, pero el PSOE corre el riesgo de enfrascarse en ese debate durante la campaña electoral, distorsionando el mensaje. Y algunos barones regionales y candidatos municipales pueden caer en la tentación de curarse en salud, para que una hipotética derrota electoral pueda ser achacada no a ellos, sino a Zapatero.
En el PSOE en estos días ya se hablaba en voz baja de la sucesión y ahora ese debate puede empezar a hacerse de forma pública. Ya se hablaba en el PSOE de las posibilidades que tiene cada uno de los dos candidatos de los que todo el mundo habla: Rubalcaba y Chacón.
Empieza el postzapaterismo y el miedo al vacío provoca las especulaciones, las conspiraciones de poder y los movimientos para resituarse. Y el PP se centra en Rubalcaba, dando hace tiempo por amortizado a Zapatero.
Hasta se ha vivido estos días un pulso para marcar la agenda de Zapatero y cada socialista intenta responder a la pregunta de si estaría con Rubalcaba y con Chacón. El primero es querido en el partido, tiene experiencia suficiente y un nivel de conocimiento ciudadano evidente. La segunda reúne las características que redondearían el proyecto político de Zapatero: mujer, joven y catalana.
Rubalcaba ha perdido hasta ahora todas sus apuestas orgánicas, desde las primarias de Almunia y Borrell, su apoyo a Bono frente a Zapatero y la pugna de Trinidad Jiménez frente a Tomás Gómez, entre otras.
Curiosamente, fue Rubalcaba el encargado de intentar convencer en 2000 a Zapatero para que aceptara ir con Bono en el congreso del PSOE. Se reunieron varias veces para venderle la idea de Bono como secretario general y Zapatero como portavoz parlamentario con más recorrido para el futuro.
Zapatero no aceptó y ganó el congreso a Bono y Rubalcaba.
Ahora en el PSOE hay quien habla de esa posibilidad de Rubalcaba y Chacón juntos, a la espera de lo que ocurra en las generales de 2012. La experiencia de uno, junto a la paciencia de otra para esperar su momento.
El PP tiene fijado aún más su objetivo político en Rubalcaba. A por él sin parar para desgastarle. De hecho, hay encuestas que empiezan a mostrar ya una cierta erosión. Empieza oficialmente el postzapaterismo que ya se aventuraba y termina un proyecto político que en los últimos meses tuvo que ser rectificado, forzado por la realidad.
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