Sobre el autor

Fernando Garea

lleva más de 15 años pisando diariamente el Congreso y escribiendo sobre política en distintos medios. Responsable de información parlamentaria en EL PAÍS, colabora en diversas tertulias en radio y televisión.

Sobre el blog

Contracrónica de la actualidad política. Lo que se mueve en los pasillos del Congreso, más allá del escenario del hemiciclo, y análisis de la vida política.

26 sep 2011

¿Qué dirá la Historia sobre ZP?

Por: Fernando Garea

Zapatero, en su rueda de prensa de este lunes

Zapatero
ha completado otro paso para echarse a un lado definitivamente. Le quedan 55 días antes de quedar en funciones y, con toda seguridad, le faltan aún medidas que tomar antes del día de las elecciones.

Queda en el difícil equilibrio de tener que hacer frente a las decisiones urgentes contra la crisis y procurar no molestar al candidato de su partido, Alfredo Pérez Rubalcaba.

¿Qué dirán los libros de Historia sobre Zapatero? Hoy aún nos falta perspectiva y nos puede lo “inmediático” (Felipe González dixit). Tan injusto sería juzgarle por los malos datos económicos que deja al final de su mandato, como por sus primeras decisiones, como la retirada de las tropas de Irak. Los datos sirven para hacer un balance final, pero habría que aplicar el mecanismo corrector de las improvisaciones económicas en toda Europa, los efectos devastadores de la crisis mundial y el desgaste de otros gobiernos por la crisis, como el de los conservadores franceses. Y las decisiones iniciales sirven para recordar a un dirigente político que arrancó con la aplicación de un proyecto y unos principios y que terminó arrastrado por la realidad. Empezó reconciliando a su electorado con la política al ver cumplida la difícil promesa de la retirada de Irak y se va en el momento en el que la clase política está más desprestigiada y con un nivel de valoración personal catastrófico. Se estudiará en comunicación política como un político excesivamente proclive a los anuncios y los compromisos que nadie le pide y que terminan por no cumplirse y como un ejemplo de cómo malgastar la credibilidad en tiempo récord.

La realidad le pudo en casi todo: en rectificar la creación de un ministerio de Igualdad, en dar marcha a tras a un discurso social, en intentar gobernar con una “geometría variable” que acabó en pacto estable con partidos nacionalistas, en la idea de un avance de autogobierno en las comunidades para frenar el independentismo que terminó por superarle….

El estereotipo que quedará será el de un presidente anticlerical, pese a que nunca aprobó la ley de laicidad, o un presidente que reabrió la memoria histórica, aunque realmente no terminó de dar solución y satisfacción a quienes piden dar el trato que se merecen sus antepasados asesinados y arrojados en una cuneta. La derecha le tacha de ultraizquierdista anticlerical y la izquierda como tímido que no remata las decisiones.
Como debe hacerse con Aznar, salvando las muchas diferencias entre ambos, se analizarán por separado sus dos legislaturas: la de aplicación de su proyecto y la del tsunami de la crisis y sus braceos desesperados de naúfrago, con el agua al cuello.

Quedará como incuestionable el avance en derechos sociales como el matrimonio homosexual, la conciencia social de la igualdad de géneros y avances como el de la independencia de RTVE. Quedará marcado como el presidente que negó la crisis y no podrá olvidarse que del fracaso de la negociación con ETA llega el éxito del final del terrorismo, porque aquellas conversaciones, finalmente, han servido para quitar a la banda apoyo social. Rajoy, seguramente, tendrá que gestionar el final del terrorismo, pero con Zapatero se ha ensanchado el camino irreversible hacia el final de los asesinatos.

Y se le recordará como el dirigente socialista al que en su partido se le permitió todo sin que nadie rechistara. Por ejemplo, poner en dos citas electorales su nombre por delante de las siglas centenarias del partido o tomar decisiones sin contestación interna alguna.

A Zapatero se le imputará el seguro desastre electoral del PSOE y los bandazos políticos de la segunda legislatura. Pero nadie asumirá, especialmente en su partido, que mientras él hacía todas esas cosas nadie abrió la boca. Nadie dijo nada en el partido cuando se suprimía el impuesto de Patrimonio o se daban ayudas universales de 400 euros sin diferenciar niveles de renta. Muchos dicen ahora en el PSOE que “el rey estaba desnudo”, pero antes no abrieron la boca.

Y todos en el PSOE deberían reflexionar sobre qué hicieron mal para que un líder político tan mal valorado en las encuestas como Mariano Rajoy esté a punto de ser el dirigente con más poder en España desde 1978.

21 sep 2011

Las llaves y los despojos

Por: Fernando Garea

Ni en la despedida ha habido clemencia.

Cuentan en el pasillo los fontaneros de Zapatero que esperaban el duro tono de Mariano Rajoy en la despedida a José Luis Rodríguez Zapatero, pero al todavía presidente del Gobierno se le ha visto molesto en su última intervención. Entró en el Hemiciclo asegurando que sentiría "nostalgia" después de tantos años en el Parlamento, pero salió molesto, aunque lo ocultara con su habitual sonrisa.

El líder del PP le ha preguntado con dos mensajes implícitos:  “Vaya herencia que me dejas” y “te voy a explicar lo que hay que hacer como presidente del Gobierno”. Para lo primero le ha reprochado las cifras, empezando por la de paro, y para lo segundo le ha dado siete reglas de cómo gobernar. Cuentan sus colaboradores que Rajoy tenía prevista una frase de despedida, pero se ha quedado sin tiempo y solo se le ha escuchado de decir, ya sin el micrófono abierto, que le deseaba buena suerte.

Diputados del PSOE, muy poco visibles en estos días en el pasillo por el sentimiento de derrota que les atenaza, estaban molestos por esa extrema dureza del líder de la oposición y, sobre todo, por lo que consideran “soberbia” de los populares al actuar como si ya hubieran ganado las elecciones. Recuerdan el tono mucho más amable de Pío García Escudero hace diez días en el Senado y el del propio Rajoy en las últimas sesiones de control.

“Se limitan a dejar las llaves”, explican Soraya Saénz de Santamaría y Álvaro Nadal para argumentar en el pasillo que el Gobierno tenía que haber aprobado un decreto para prorrogar algunas previsiones de los Presupuestos. Y en su explicación hay también un cierto tono de “a ver cómo lo hacemos cuando tomemos posesión de La Moncloa”. Es como repartirse los despojos antes siquiera de comprobar que la pieza ya no respira. Les preocupa cómo y dónde van a recoger las llaves, dando por seguro que serán para ellos.

En el hemiciclo el tono se ha mantenido toda la mañana: caso Faisán, paro, educación….sin compasión y en puertas de la despedida y el cierre de la legislatura, con diputados del PSOE que dicen adiós camino del Valle de los Caídos por Zapatero porque no caben en las listas y parlamentarios del PP que se encogen de hombros porque no saben si irán en las candidaturas. “Ya sabes cómo se hacen las cosas en el PP, a la espera de la decisión en el último momento. Nuestra democracia interna se limita a que cuando veo el coche de Arias Cañete (responsable de listas) en el parking se lo cargo de jamones y vino”, asegura con ironía un veterano diputado popular que espera el dedo de Génova para saber cuál será su futuro.

15 sep 2011

Ambiente de relevo e impostura

Por: Fernando Garea

“Cuando los hechos cambian, cambio de opinión. ¿Qué hace usted, señor?”. La frase es de Keynes y la utilizó Elena Salgado ayer en el Pleno del Congreso para justificar sus cambios de posición.

Es aplicable a los dos grandes partidos, porque casi nada  ha sido lo que parece ahora, en los días del fin de la legislatura. Lo que ocurre en el penúltimo pleno del Congreso de la legislatura es en casi todo lo contrario de lo que ha ocurrido en los últimos tres años.

La legislatura en la que ha sido imposible que haya acuerdos importantes sobre medidas económicas entre los dos grandes partidos termina con el PP permitiendo que el Gobierno saque adelante sus últimas iniciativas. Hace dos semanas fue la reforma rápida de la Constitución y ahora ha sido la reforma de la reforma laboral que permite encadenar contratos temporales. Y afloja el nivel de crítica hacia el Gobierno, para que quede claro que está en la fase de salvar al naúfrago y que se note.

Mariano Rajoy se sabe ganador e intenta mostrar un perfil de estadista que anula el argumento del Gobierno de que el PP no arrima el hombro ante la crisis. Al tiempo facilita que se aprueben medidas incómodas para que sea el PSOE el que asuma ese coste.

Trasciende la impresión de que durante el mes de agosto el nivel de comunicación entre Zapatero y Rajoy ha sido muy superior al del resto de la legislatura y que el líder del PP dispone de información de primera mano sobre la crisis que le lleva también a colaborar en lo posible con el Gobierno. Es decir, que ahora hace lo que no hizo en mayo de 2010 cuando, con la economía española al borde el precipicio, fueron CiU y PNV los que salvaron a Zapatero de tener que gestionar una intervención de la UE.

La legislatura en la que CiU ha salvado al Gobierno en el último momento, termina con los nacionalistas catalanes forzando la máquina del distanciamiento con Zapatero.

Y el Gobierno defiende que es mejor un contrato temporal que nada, después de haber hecho hace un año una reforma laboral que provocó una huelga general y que, según explicó entonces, buscaba acabar con la dualidad entre contratos fijos y temporales. También prepara una mini reforma fiscal, en el tiempo de descuento de la legislatura, para recuperar el impuesto de patrimonio que eliminó.

Es el “impuesto para ricos”, la expresión que el candidato Rubalcaba ha puesto en la agenda política, como un eslógan imposible de rebatir y, por tanto, eficaz. Para eliminar posibles contraindicaciones, se ha eliminado el peso que recaía antes sobre la clase media, aunque no haya posibilidad material ya de combatir los mecanismos y artificios legales que permiten eludir el pago.

Sí se parece al resto de la legislatura la existencia de diferentes voces en el Gobierno sobre el alcance de la medida, con el agravante ahora de la bicefalia.

La próxima semana se convalidará en el Pleno el decreto del “impuesto para ricos” y parece probable que tendrá solo los votos del PSOE.

 En el pasillo se percibe que el PP se siente ganador ya de las elecciones y que a muchos diputados del PSOE lo que les ocupa en este momento es encontrar acomodo en unas listas repletas. Hay ambiente de relevo e impresión de que el PP puede tener en la mano la mayoría absoluta y que la expectativa del PSOE está en no bajar de los 125 diputados de Almunia.

Estamos en tiempo de descuento que no permite darle la vuelta al partido, pero en la que todos intentan dejar una impresión alejada de lo que, en realidad, ha sido la legislatura de la crisis y los cambios de opinión. Se impone la impostura.

 

13 sep 2011

El calvario del candidato

Por: Fernando Garea

De todos los modelos de sucesión que se han experimentado en España el de Zapatero y Rubalcaba será visto dentro de unos años como una fórmula fallida, por el contexto y las circunstancias, pero también por el diseño.

El candidato socialista tiene instalado un circo de tres pistas en el que casi no tiene control de las actuaciones y de los riesgos. Zapatero, cuando proclamó su candidatura en el Comité Federal, habló de un sprint hasta las elecciones, pero en la práctica la carrera se ha convertido en una competición de mediofondo en la que, cada poco, aparecen de forma inesperada unas vallas casi infranqueables que su oponente (Rajoy) no tiene que saltar.

Cada día Rubalcaba se ve obligado a poner distancia de decisiones de Zapatero. Asegura que la reforma de la Constitución no la hubiera hecho así, que fue un error suprimir el impuesto de patrimonio, que la reestructuración de las cajas se tenía que haber hecho antes, que no se pinchó a tiempo la burbuja inmobiliaria…..

Al tiempo, tiene que ser solidario con las decisiones del Gobierno al que perteneció durante años y tiene que estar pendiente de lo que decide el Consejo de Ministros sobre el impuesto de patrimonio o los contratos temporales.

Todo combinado con la necesaria hiperactividad y el sprint diario para afrontar la carrera de medio fondo.

Se le pone cara de Almunia cuando salen las encuestas y día a día se le aprecia con mayor peso sobre los hombros. Con la sensación en el ambiente de que la suerte está echada y que a Rajoy le sigue valiendo seguir en la tumbona viendo a su oponente en el movimiento perpetuo hacia ninguna parte. Su expectativa termina por ser superar el resultado de Almunia en 2000.

Rubalcaba, probablemente el político en activo español más completo y más dotado para la comunicación, ha encontrado en el “impuesto para los ricos” el arma eficaz al que aferrarse. La duda es si es demasiado tarde y si las otras pistas del circo arruinarán esa actuación, como ocurrió con la reforma ultrarrápida de la Constitución que le quebró la estrategia, el discurso y hasta el impulso interno del partido, molesto por enterarse de la medida cuando Zapatero la anunció por sorpresa en la tribuna del Congreso.

También por la disputa de los que quieren ir en las listas y también de los que tiran la toalla y se excluyen de forma sonora.

Y lo peor para Rubalcaba está por llegar, porque los datos económicos tienden a empeorar y porque cuando vuelvan todos de vacaciones, una parte de la izquierda retornará a la calle en plena campaña, para desmarcarse del PSOE.

Demasiado peso para sprintar en una carrera de 1.500.

El País

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