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Fernando Garea

lleva más de 15 años pisando diariamente el Congreso y escribiendo sobre política en distintos medios. Responsable de información parlamentaria en EL PAÍS, colabora en diversas tertulias en radio y televisión.

Sobre el blog

Contracrónica de la actualidad política. Lo que se mueve en los pasillos del Congreso, más allá del escenario del hemiciclo, y análisis de la vida política.

Últimas entradas

10 jun 2012

"Estamos donde estamos"

Por: EL PAÍS

- "Estamos donde estamos".

 - "Sin empleo la gente no puede trabajar".

 - "No entro en un debate nominalista".

 - "No afecta al déficit".

 - "Es un paso en la buena dirección".

- "A veces se nos preguntan cosas que no podemos contar".

 - "El Gobierno sabe lo que tiene que hacer".

 Mariano Rajoy ha rectificado y ha comparecido, aunque sea al día siguiente del rescate europeo a la banca española. Y utilizando expresiones imposibles de discutir, porque no tienen contrario, o porque no las explica. No explica por qué el déficit está a salvo, teniendo en cuenta que hay que devolver los 100.000 millones y que la deuda española aumentará.

 Las frases de un político que no tienen contrario carecen de sentico y son vacías, por ejemplo no podría decir "el Gobierno no sabe lo que tiene que hacer" o "no estamos donde estamos". Abusa de esas expresiones y convierte el rescate en "lo de ayer" y así evita ponerle nombre.

"Hay que tener visión de conjunto sin perderse en los vericuetos del momento", ha dicho,convirtiendo sus palabras en un acto de fe. Sin embargo, lo que precisamente tiene que explicar son los "vericuetos del momento".

 ¿Qué maldición nos ha caido para que los presidentes acaben siempre apelando a su palabra y, finalmente, perdiendo su credibilidad? Uno dijo "no hay pruebas ni las habrá"; otro "hay armas de destrucción masiva, creánme" y  ha sido ETA; otro "no hay crisis sino desaceleración del crecimiento y estamos en la Champion League de la economía" y ahora "el Gobierno sabe lo que tiene que hacer". Solo tenemos su palabra de que con "lo de ayer" será suficiente y hasta el momento ha tomado decisiones que no estaban en su programa y aún no las ha explicado, solo ha presentado actos de fe.

Su tesis es que no es un rescate, sino una "línea de crédito" como premio a las reformas y los sacrificios que ha impuesto su Gobierno. Lo convierte casi en una noticia positiva solo por su palabra y sin argumentación.

Porque el presidente del Gobierno estaba muy satisfecho por "lo de ayer", lo que no cuadra con que él haya estado negando que esto tan positivo fuera a ocurrir.

En su primera rueda de prensa en solitario en La Moncloa, hace varias semanas, negó que fuera necesario que hubiera dinero público para los bancos y ahora considera que eso es un triunfo para España.

 "A mi nadie me ha presionado, el que ha presionado he sido yo", ha dicho, a pesar de que hace solo unos días François Hollande dijo delante de él que España debería pedir ayuda a Europa para los bancos y Rajoy lo negó y lo rechazó molesto.

 Ha empezado por remitirse a su discurso de investidura para apelar a su coherencia, pero ha acabado justificando las veces que el Gobierno ha negado que se fuera a llegar a esta situación. La penúltima el viernes cuando la portavoz y vicepresidenta djo que había que esperar a los informes de las auditoras y el sábado cuando el ministro José Manuel Soria lo negó con énfasis. Ha dicho que esto había que haberlo hecho antes, pero en el debate cara a cara con Rubalcaba en vísperas de las elecciones generales rechazó que entre sus planes estuviera transferir fondos públicos a los bancos. Al menos, a diferencia de De Guindos, no ha negado que haya condiciones. Más bien ha admitido de forma implícita lo contrario: es fruto de los sacrificios exigidos.

 El presidente nos ha dicho que lamenta no poder ver el partido de Nadal y ha relatado como un sacrificio las horas de avión para ver el partido de la Eurocopa de fútbol en Polonia, pudiendo verlo tranquilamente en casa. Todo un sacrificio. Y un premio por sus gestiones fructíferas.

 El sacrificio que no hará o, al menos, no mencionó ayer es el de comparecer esta misma semana en el Pleno del Congreso para dar cuenta de a medida y debatir con el resto de grupos. Durante el partido igual lo medita y rectifica también.

Sin explicaciones, sin transparencia, sin comisión de investigación sobre Bankia, sin responsabilidaes, pero "el Gobierno sabe lo que tiene que hacer". Solo falta que lo cuente.

 

09 jun 2012

Dar la cara

Por: EL PAÍS

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¿Qué tiene que pasar para que el presidente del Gobierno comparezca ante los ciudadanos para dar explicaciones?

¿No es suficiente que la Unión Europea haya tenido que acudir al rescate de los bancos españoles con una cantidad de dinero que se convertirá en deuda pública y nos endeudará durante años?

¿Está justificado que el presidente del Gobierno haga su primera aparición pública después del  rescate en el palco de un estadio de fútbol en Polonia?

¿Entenderán los ciudadanos que en esa situación quien tiene que liderar el país esté desaparecido y disfrute de un partido de fútbol?

La noticia la da Luis de Guindos y el presidente del Gobierno se ha quedado en La Moncloa sin dar la cara y, salvo que aparezca en la Moncloa un gramo de cordura, Rajoy asistirá al partido de la Eurocopa de fútbol. Para eso sí está.

De Guindos no era el candidato en las elecciones, fue designado ministro por Rajoy, que fue quien pidió el voto hace solo dos meses apelando a la confianza y lo previsible.

En Italia, un primer ministro tecnócrata compareció para explicar los duros recortes y a su lado la ministra de Empleo no pudo evitar las lágrimas cuando lo anunciaba. En España, el presidente del Gobierno se niega a comparecer en el Pleno del Congreso, no explica ante los ciudadanos un histórico rescate europeo, pero sí disfruta de un buen partido de fútbol.

Los 10.000 millones de recorte en sanidad y educación se anunciaron en una fría nota de prensa y se debatieron una hora en el Congreso.

Tiene mayoría absoluta suficiente para hacer eso y casi lo que quiera, pero parte de la situación política y económica tiene que ver con la falta de liderazgo y la ausencia de confianza por mensajes claros desde el Gobierno. Y desde la oposición.

"Aquí hay un presidente del Gobierno que va a dar la cara y no se va a esconder", dijo Rajoy el pasado 10 de enero a la agencia Efe, en la primera y única entrevista que ha concedido desde que está en el cargo.

En la primera y única rueda de prensa en solitario dijo: “No va a haber ningún rescate de la banca española”. Lo ha habido y Rajoy no ha explicado por qué dijo eso, por qué ha ocurrido lo contrario y qué más va a ocurrir.

La encuesta de Metroscopia para EL PAÍS de mañana refleja esa idea de falta de liderazgo que costará mucho recuperar. El tren avanza a toda velocidad y no parece que haya nadie al volante.

La forma en la que se anuncian las medidas dolorosas y traumáticas influye decisivamente sobre el grado de aceptación del fondo. A Rajoy le siguen faltando las formas. Se trata de dar la cara aunque te la partan.

Cabría esperar que Rajoy pida la comparecencia ante el Pleno del Congreso esta misma semana, pero los antecedentes no apuntan en esa dirección.

(Menos mal que De Guindos en la rueda de prensa ha aclarado que "el presidente del Gobierno está involucrado".

Al ministro de Economía le ha perdido la impostura de intentar vender como algo positivo lo que no lo es. Es cierto que podía haber sido peor si hubiera sido una intervención, pero la impostura se nota y de ahí a vender el rescate como si nos hubiera tocado la lotería va un trecho largo).

El País

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