Languidece pero no muere el bipartidismo, solo se atisba el supuesto nuevo ciclo político, Susana Díaz resiste la irrupción de nuevos partidos y ha roto la lógica habitual de que quien anticipa elecciones lo paga con pérdida de escaños.
En España no agotar las legislaturas es casi siempre un mal negocio: Le ocurrió con distinta intensidad a Felipe González (1989 y 1996), a José Luis Rodríguez Zapatero (2011), a Francisco Álvarez Cascos (2012), a Patxi López (2012), a Jordi Pujol (1995) y a Artur Mas (2012). Todos ellos perdieron votos y escaños y solo destacaba la excepción de Manuel Chaves en 1996.
Díaz gana porque ha roto esa tendencia, ha aguantado aunque pierda voto beneficiada por la fragmentación del nuevo Parlamento. El PSOE vuelve a ser el más votado y provoca la debacle del PP. Además, puede seguir gobernando porque no hay alternativas de Gobierno y ha pasado de estar en manos de IU a aumentar sus posibilidades al poder pactar puntualmente con Podemos y con Ciudadanos.
Susana Díaz ha hecho frente a esas circunstancias adversas con su apuesta por una campaña muy personal.
Con este resultado queda en el aire la posibilidad de que Susana Díaz pueda disputar el liderazgo del PSOE de cara a las generales. Pedro Sánchez solo podrá respirar hoy más tranquilo porque Susana Díaz bastante tendrá con gestionar en minoría el Gobierno andaluz, aunque el líder socialista puede ver con esperanza que el PSOE aguanta en Andalucía en generales, ya que esta comunidad es la que más peso en escaños tiene en el Congreso.
La insólita irrupción de estos dos partidos hace que por primera vez en unas elecciones en España todas las fuerzas con representación en un Parlamento pierdan voto.Nunca dos partidos nuevos se habían convertido a la vez en decisivos en un Parlamento y lo peor para ellos es que ninguno tienen el monopolio del pacto con el primer partido.
Podemos aseguraba estos días que se abstendrá para que Díaz pueda ser elegida con mayoría simple, sin mancharse en pacto alguno, y para que pueda gobernar en minoría a la espera del final de la yinkana electoral de este año, cuando tenga que aprobar los Presupuestos. Para entonces podrán asumir ya el riesgo de los pactos.
Íñigo Errejón situaba estos días en 20 escaños la línea que marcaba el gran éxito y se ha quedado en un buen resultado, lejos de la posibilidad remota de gobernar, aunque apunte futuros ascensos.Sustituye a IU, pero no al PSOE que era su objetivo.
Los 15 escaños en su primera cita electoral como partido no los había logrado nunca nadie en su estreno, aunque no llegue a su expectativa.Errejón explicaba que era difícil porque era como estrenarse con un examen parcial de matemáticas y por sorpresa, pero su error ha sido crear una expectativa muy exagerada que no se cumple.
Ciudadanos demuestra sin apenas estructura que está en condiciones de ser determinante cuando haya que castigar al PP. Sus 9 escaños son un magnífico resultado y con algo que decir en el nuevo Parlamento.
La parte del bipartidismo que se ha hundido es la del PP.
A los populares el resultado le debería llevar a admitir que no han entendido lo que pasaba en la sociedad en los últimos tres años y a ser conscientes de que se desangran, que perderán poder municipal y autonómico y que corren el riesgo de pasar por segunda vez en su corta historia directamente de la mayoría absoluta a la oposición.
Desde hoy, Rajoy dirá en público que no se pueden extrapolar los datos, pero tendrá que recomponer su estrategia. Por supuesto, el PP puede olvidarse de gobernar en Andalucía, tras el espejismo de haber sido el más votado en 2012. Aquello fue solo un sueño.
IU pasa de ser determinante a ser irrelevante y UPyD confirma su negro panorama para el futuro.