Neymar y Messi

Por: | 06 de junio de 2013

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Messi y Neymar se saludan en el Mundial de Clubes en 2011. / REUTERS

Neymar es un futbolista natural. Tiene una habilidad, un cambio de pasos, una agilidad terrible para salir de la gambeta para los dos lados. Es instintivo y desequilibrante, y se planta ante el gol con facilidad. Si bien suele solicitar la pelota al pie ha hecho goles rompiendo con buenos pasadores. Sabe desmarcarse al vacío y tendrá que afianzar estos movimientos un poco más, porque en el Barcelona pedir la pelota al pie genera un vicio peligroso.

Pasarse la pelota de pie a pie te ayuda a mantener la posesión pero si no hay ruptura, si no hay desmarque, al Barcelona le cuesta encontrar al jugador en el espacio. Eso hay que inculcárselo a Neymar. El Barcelona exige otras cosas: exige comprensión del juego. Pero el Barcelona ha tenido una dependencia exagerada de Messi en las maniobras que buscan el desequilibrio. Cuando se comprimen los espacios, cuando el rival te toma bien, cuando se agrupa, Neymar te da esa solución. Además ha hecho goles en combinación: utilizando la gambeta pero buscando esa pared con un ‘nueve’, o con alguien que aparezca en esa zona.

En el Barça lo veo como extremo izquierdo, y en determinados momentos, libre. Con Messi deben tratar de evitar la superposición. Seguramente el entrenador le exigirá tener la cancha bien abierta en el tramo final y hacer esos movimientos del juego de posición. Neymar le dará soluciones que son necesarias para este Barcelona. Él naturalmente se acomoda como ‘wing’ izquierdo porque tiene el perfil para adentro: como hacen Villa o Tello. Si el Barça puede domesticarlo, será muy valioso. Porque en el Santos le permiten todo y tiene vicios adquiridos: quiere pasar por cualquier lado, pierde la pelota y vuelve caminando. Lo que en el Santos parece una virtud, en el Barcelona no lo es. Pero claro: ¡siempre hace cuatro jugadas de gol por partido! Con sus condiciones debería ser fácil rectificar, pero dependerá de su disposición y de su compromiso. Deberá hacerse a la idea de que será un subordinado de Messi cuando hasta ahora todos han jugado como subordinados de Neymar. Es una cuestión de carácter. Me parece que es un buen chico. El rótulo de gran estrella se lo ganó jugando. No creo que vaya a cambiar el mundo del Barcelona. Una cosa es lo que parece y otra lo que es. Parece que no le importa nada, que es indolente, pero siempre veo que sus compañeros lo abrazan, lo quieren. Sabe hacerse querer y esto es buena señal.

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Aventuras de fútbol

Sobre el autor

Diego Latorre

Diego Latorre. Nací en La Paternal, en la ciudad de Buenos Aires, en 1969. Jugué en Tenerife, Fiorentina, Boca Juniors y Cruz Azul. Gané la Copa América en Chile con la selección Argentina en 1991.

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