La teoría sobre el tiempo de adaptación de los jugadores a los equipos a veces choca con la realidad.
Mesut Özil no necesitó adaptarse para entrar rápido en la dinámica del Arsenal. Su primer partido, contra el Sunderland, fue el mejor. Lo completó después de hacer un solo entrenamiento. Cuando hay buenos jugadores para interpretar el juego el tiempo es relativo. Las teorías de escuela de entrenadores a veces menosprecian el instinto para comprender el juego y sobrevaloran la organización como una idea que necesariamente debe ser asimilada en un proceso académico. Hay jugadores que se pasan toda la vida en un club y manifiestan falencias en cada partido. Los años de práctica no siempre mecanizan los movimientos.
Özil tiene una visión muy rápida de la jugada y de su entorno. Posee el timing del experto del pase de gol. Para el pase de gol hay un instante: el instante en el que chocan el pensamiento del pasador y el corredor que se le ofrece. Hace falta mucho sentido del tiempo, del espacio y de la velocidad para dar un pase de gol. Y más: hace falta dominar el efecto y la fuerza con que se toca la pelota para que el receptor explote la ventaja. Özil hace con sencillez ese toque complejo. Ese gesto condicionado por cada situación. Sabe, por ejemplo, cuándo y cómo dar el pase al pie cuando al receptor lo rodean muchas piernas de defensas: ese pase tiene que ser fuerte porque eso facilita el primer control para llevarse la pelota. Si el pase es blando el esfuerzo lo tiene que hacer el receptor. Cualquier cosita que falla en ese pase trunca la jugada. Hay jugadores expertos en dar el pase sin que los defensas se lo corten. Özil es uno de ellos. Otro es Messi.
Özil va a cambiar la mentalidad del Arsenal porque los jugadores se contagian cuando saben que hay un crack entre los compañeros. Todos quieren estar a la altura, despiertos, atentos para comprenderlo. Özil no parece tener carisma pero le ha dado más personalidad al equipo. Lo rodean chicos que sienten e interpretan el fútbol de la misma manera que él.
Theo Walcott no tiene la tendencia de recibir al pie y se perfila muy bien para correr. Están destinados a entenderse de maravilla. Podolski es otro que le dará variantes de pase al pie y al espacio. Son combinaciones que aumentarán las posibilidades del Arsenal para llegar al gol. La primera vía es cuando domina el partido en campo contrario. Ahí Giroud recibe de espaldas y aparecen las opciones de Walcott y Podolski por afuera. La segunda es en transición, cuando el equipo pasa de ser atacado a ir al ataque. En este terreno es donde Özil puede sacar brillo a sus condiciones porque él no espera. Él se mueve para recibir la pelota en el vacío y juega con uno o dos toques. Ahorra movimientos ampulosos. No arriesga en zonas de elaboración. No piensa en el pase de gol en cualquier lugar de la cancha. Simplifica, y el jugador que hace todo simple llama menos la atención.
El talentoso suele ser un tipo cansino. Özil está permanentemente ofreciéndose, patrullando, gravitando. Es el puente entre la posesión de la pelota y la situación de gol. Imprescindible para el Arsenal porque al equipo de Wenger en las últimas temporadas le había costado penetrar al rival. No encontraban al jugador que ponía la marcha hasta que apareció el alemán. La cantidad de goles que ha metido el Arsenal desde el partido con el Sunderland no es casual.