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Aventuras de fútbol

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Diego Latorre

Diego Latorre. Nací en La Paternal, en la ciudad de Buenos Aires, en 1969. Jugué en Tenerife, Fiorentina, Boca Juniors y Cruz Azul. Gané la Copa América en Chile con la selección Argentina en 1991.

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El Atlético y el dilema de Diego Ribas

Por: | 21 de febrero de 2014

Diego

Diego Ribas celebra un gol a la Real Sociedad. / JUANJO MARTÍN (EFE)

La progresión del Atlético hasta las semifinales de Copa del Rey fue impecable. Los partidos se desarrollaron como Simeone los había planificado. No sé si tres derrotas seguidas pueden hacer tambalear lo que ha venido haciendo. El triunfo en Milán parece una reafirmación. Pero más allá de resultados y contingencias puntuales, los rivales se han dado cuenta de que esperándolo, dejando más tiempo la pelota en su poder, el Atlético va a tener que desarrollar otras herramientas para ser competitivo en ese marco. Simeone tendrá que flexibilizar más su planteamiento y aplicar su sabiduría para darle al equipo nuevas armas sin que pierda eficiencia. Así nos encontramos con un gran interrogante. ¿Con estos jugadores puede preparar un equipo para tener más la pelota y seguir manteniendo esa eficiencia en los resultados cuando desde hace dos años está invirtiendo sus recursos en otra cosa?

Simeone siempre predicó que intentaba jugar de acuerdo al perfil de sus futbolistas y no sabemos si eso es un pretexto o una coartada para afirmar sus convicciones. Un gran entrenador es aquel que puede potenciar al máximo la facultad de los futbolistas pero no puede inventar cualidades en un jugador. Lo que ocurre es que a veces el futbolista no se exprime al máximo porque el entrenador realmente quiere otra cosa de él, y entonces quedan relegadas sus virtudes en pos de esa transformación. Muchas veces ese jugador no podrá dar más si lo que le piden resulta muy ajeno a lo que realmente sabe hacer.

Lo que ha buscado Simeone es que todas las flechas vayan direccionadas a poder profundizar en esa faceta de juego: presionar, potenciar la estructura, contragolpear, etc. Hasta este invierno, él no compró para poder darle al equipo otras características. Ha tenido dos o tres futbolistas (Arda y Koke) con buen criterio para jugar. Lo que ocurre es que ya le ha dado al equipo toda una cantidad de información, hábitos y funcionamiento, para perfeccionar ese estilo.

El fichaje de Sosa delata las intenciones de Simeone en el sentido de acentuar los rasgos que hemos visto en su Atlético. El argentino es un jugador que puede funcionar en distintas posiciones. No es tanto un futbolista de asociación, no le va a dar una impronta creativa, con gambeta en espacios reducidos, con un talento desbordante, sino que entiende cómo salir desde atrás, es dócil para la estructura táctica, adaptable al mensaje del técnico, y se mueve bien en determinadas circunstancias del partido. Sosa ataca bien porque suele decidir bien cuando llega a la zona de tres cuartos y porque tiene buen remate.

Si la contratación de Sosa buscó reforzar los conceptos adquiridos, el fichaje de Diego señala otras intenciones. Diego Ribas sí es un jugador más virtuoso, con más talento. Si se junta con Arda y Koke puede tocar y combinar de tres cuartos de cancha para adelante.

Sobre la pizarra Diego Ribas resulta enriquecedor. Luego hay que ver cómo se emplea. Si lo empleas en la espera, con un equipo que no pasa la línea de la pelota, que se parapeta muy lejos y que hace un gran esfuerzo para apretar y después se suma, hay que determinar cómo repercute en otro rol. El jugador sólo es importante en determinado contexto: no es lo mismo Diego en un equipo con querencia por la pelota que en un equipo que espera y lo necesita para apariciones concretas o para manejar el ritmo, pero siempre desde la cesión de la pelota.

Quizás Simeone considere dar una vuelta de tuerca. Su inclusión de Diego como enganche en el inicio del partido de Copa en el Bernabéu pudo apuntar a eso. Pero un jugador insertado dentro de un equipo que todavía actúa según patrones viejos no va a cambiar tácticamente la ecuación. Si la idea anterior se mantiene, el jugador nuevo, por más que sea muy creativo, queda un poco impotente frente a la realidad que se le presenta. Diego no puede cambiar el estilo general porque un jugador no es el estilo. Puede condicionar, pero si tienes diez futbolistas programados para jugar de otra manera y pones a Diego lo más probable es que descompense lo anterior. Por eso en el segundo tiempo en el Bernabéu Simeone rectificó: puso al Cebolla y volvió a jugar con cuatro volantes. La exclusión total de Diego en San Siro parece síntoma de vacilación. Ante la duda, el Atlético regresó al modelo probado.

Decía Marcelo Bielsa que un entrenador no puede hacer algo en lo que no cree sin quedar en evidencia. Y este es el centro de la cuestión. Para que el entrenador apunte a un determinado lugar tiene que creer en eso. No puede fingir ni en su trabajo de campo ni en sus mensajes. El jugador lo detecta y pierde confianza. No se puede mutar de un día para el otro, pero los equipos, lentamente, puede ir construyendo otras pautas de trabajo para cubrir carencias nuevas. Porque si los rivales lo van a esperar obligándole a tener más posesión de la pelota, por más que no le interese, va a tener que disponer de esas herramientas para sorprender, para distraer, para no ser monótono, para saber gestionar en espacios más reducidos. Es un gran desafío pero este Atlético tiene mentalidad, personalidad, y ambición de querer llegar a determinados logros. Eso es un muy buen sustento para todo lo demás.

Los equipos de Simeone siempre han sido muy parecidos. Lo que se ve en el Atlético es más o menos lo que pregonó durante toda su carrera, desde Estudiantes hasta Catania. No he visto equipos de Simeone que hayan practicado situaciones con mayor protagonismo, que jueguen más con la posesión. Aunque a veces la necesidad te lleva a eso los entrenadores están un poco atados a lo que creen.

El dilema de este Atlético es la resistencia que puede encontrar en el futuro, sobre todo en adversarios menores. Se insinuó en Almería. Los rivales van generando anticuerpos de acuerdo a la información que obtienen y a la propia experiencia. Saben que haciendo determinadas cosas lograrán determinados efectos. Sobre todo cuando hay algo tan claro y reiterado como lo que sucede en el Atlético de Madrid.

Seguramente Simeone ha querido introducir un matiz con Diego Ribas porque interpreta que al equipo le puede estar faltando mayor capacidad de posesión, porque sus jugadores pueden estar cansándose de estar todo el tiempo corriendo para recuperar la pelota. Estos esfuerzos a veces funden a los delanteros como Costa. Este gasto excesivo pudo hacer pensar a Simeone en Diego para darle al equipo más descanso, más apoyo desde el manejo de los ritmos del partido.

El País

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