La agonía eterna

Por: | 17 de marzo de 2014

28581646dafc43b39a73bffab6d534d4-a25a09cab7f902094e0f6a7067006a6a
Bianchi da instrucciones durante un duelo entre el Boca y el Racing. / Natacha Pisarenko (AP)

El fútbol argentino comenzó 2014 como acabó 2013. Envuelto en una persistente sensación de agonía.

Boca, que ganó su segundo partido consecutivo, soslaya una catarata de malas decisiones. En Boca los dirigentes contratan entrenadores para darle el gusto al público. Por demagogia. Entonces reaparece la figura de Carlos Binachi. Muy fuerte porque ganó dos veces la Copa Libertadores en su primer ciclo, Bianchi siempre resonó en la presión popular pidiendo su regreso. La ironía es que Bianchi no quería volver. Se había tomado un respiro prolongado, y, además, nunca hubo una convicción por parte de los dirigentes de que Bianchi fuera el entrenador elegido. Los dirigentes, con el presidente Daniel Angelici al frente, siguen la misma línea de Mauricio Macri, el expresidente, enfrentado a Bianchi por el liderazgo del club en tiempos históricos. Como Angelici es una prolongación de Macri, si contrató a Bianchi no lo hizo por convicción.

A veces el equipo de fútbol es el último eslabón de una cadena de decisiones. ¿Qué poder tiene el entrenador para cambiar las cosas? Cuando uno habla de análisis futbolístico también tiene que examinar estas cuestiones colaterales para que la valoración sea completa. En el ritmo de la semana no consideramos estos temas que son vitales para la construcción de un equipo. Nos limitamos a hablar de la táctica, de la estrategia, de la línea de cuatro, de la idea de juego… De cosas que son valiosas en la medida que se presupone que el contexto es normal. Si el contexto es anormal quedan diluidas. Se difuminan por efecto de los barras bravas patrocinados por poderes fácticos, chantajeando a los jugadores, o por culpa de los dirigentes que toman decisiones midiendo la temperatura del público. Es un menjunje tóxico. Uno cree que el estado de agonía es el anuncio de un final. Pero no.

S

Un grupo de hinchas de Independiente mandó un mensaje mafioso hace unas semanas. Aparecieron dos perros ahorcados, colgados de un árbol, junto a unas canchas de entrenamiento en la ciudad deportiva de Independiente. Después perdió el equipo, que juega en Segunda, y los hinchas invadieron el estadio y la sala que une el párking con los vestuarios. Dos o tres jugadores se agarraron a trompadas con los intrusos. Estas cosas lo infectan todo. Uno cree que esto es el principio del fin. Que se acabará, que habrá controles, que los dirigentes van a actuar y las autoridades enderezarán el rumbo. No sé qué reclama el público de Independiente. Lo único que pueden reclamar a los jugadores es falta de fútbol porque lo demás lo brindan. Sin embargo, el grito de guerra de la gente señala que los futbolistas no ponen “huevos” para ganar partidos. Pero “huevos” es lo único que aseguran. Es lo único que hay. No hay un reclamo de calidad. Está todo tan distorsionado que uno supone que alguien desde afuera en algún momento va a poner fin a la agonía. Pero la agonía permanece. Las cosas no cambian. Lo único que cambia es el lugar del conflicto. A la mínima situación futbolística negativa se rompen los límites. Boca e Independiente son los casos más resonantes. Un muestrario de todo aquello que es corriente en el fútbol argentino.

Cambió el fútbol y cambió la visión y el veredicto del público. Porque si aparece un entrenador que te promete el éxito se le brinda la facultad para hacer lo que quiera; si determinado jugador te promete el éxito puede hacer lo que quiera; si ese dirigente te promete el éxito le das las llaves del club. Cuando el éxito no viene (porque generalmente viene compuesto por cierta racionalidad y sentido común) la cosas se malogran y se destapa un escándalo. Siempre por la promesa del éxito. El hincha tolera ir en contra de su esencia por esa promesa de éxito. En Argentina el éxito es todo o nada. El éxito te constituye. Eso es fatal porque primero uno tiene que ser sensato y actuar de acuerdo a sus conocimientos, creencias y capacidad. Cuando uno empieza a ir contra sus principios porque lo que quiere es que alguien te prometa el éxito no hay manera de analizar nada.

Cambió la sensibilidad del público y la obsesión de los que mandan por el poder. La obsesión por la notoriedad, por tener una especie de superioridad. En esa desesperación concedo o reprimo de acuerdo a esos valores, no a lo que yo siento, creo, conozco, o soy capaz de realizar. La realidad actúa como búmeran. Las consecuencias se presentan con brutalidad. Todo es tan vertiginoso que minuto a minuto, partido a partido, se representa la gloria y el fracaso supremo. El último resultado deportivo expone o anula porque el resultado es todo y la victoria me constituye. La victoria tapa los conflictos momentáneamente. Después aparecen de nuevo. La pelota no se registra. Todo es escándalo, sensacionalismo, peleas, despidos. No existe la palabra “proyecto” y no es posible debatir sobre por qué juega bien o mal un equipo. Nos hemos resignado. El público se ha resignado a que no se juegue bien al fútbol. El hincha está ahí buscando emocionarse. Pero no hay un contenido y todo lo empuja a alejar sus sentimientos de la pelota.

46d8950ea1d74b9cb8d9cd171e875d72-c1d89aa1b80703094e0f6a7067000068
Riquelme y Bianchi, durante un partido del Boca Juniors. / NATACHA PISARENKO (AP)

La agonía es insoportable pero aquí la hemos naturalizado. Muchos no son conscientes de ello y se mueven con naturalidad en la agonía. Hemos cambiado los hábitos de acuerdo a esa agonía. Soportamos con entereza partidos muy malos. Podemos decir que las cosas del funcionamiento de un equipo son irrelevantes.

Boca soporta fricciones internas desde hace años. Dirigentes que contratan jugadores que no quieren; un entrenador, Bianchi, que tiene al hijo representando jugadores y ninguno de los jugadores que contrató juegan; un equipo que funciona a cuentagotas o no funciona; líderes que se pelean entre sí por el gobierno del equipo; malestar entre los futbolistas… En mi época nos enseñaron que los problemas de la convivencia se arreglaban en un entorno saludable. Las reglas estaban bien marcadas. Había divisorias entre periodistas, jugadores y dirigentes. Barreras que se han roto. ¿Cómo se sale de esto? Pronostico muchos más conflictos mientras cada una de las partes no pretenda invadir el campo ajeno.

El hijo-representante de Bianchi contrató un par de jugadores para Boca, por supuesto, con el respaldo del entrenador. Llegó Bianchi al club y se le permitió todo para remover el orden. Porque prometió éxito a la tribuna y porque a los dirigentes les sirve de paraguas de protección. Ellos están eximidos de las culpas: las culpas las tiene otro. Así funciona este engranaje en el fútbol argentino. Está institucionalizado. Es una cadena. Todos somos cómplices. En Boca repetimos: “Si viene Bianchi, ya está”. En River repetimos: “Si viene Ramón, ya está”.

Tolerar estos procesos que presuntamente conducen al éxito puede ser indigno. ¿Cómo se soporta? ¿Y si el éxito no llega? Entonces tomamos conciencia de que apoyamos la contaminación. Cada partícipe, cada periodista, cada dirigente, cada jugador, cada hincha, siente el peso de la complicidad. Un peso insoportable salvo que uno se bloquee y actúe como un autómata, suprimiendo el pensamiento, apoyando en el partido y saludando como un soldado. Un soldado del éxito confundido en la multitud. Aficionados y directivos por igual. Porque los propios dirigentes, que se supone que deben ser los más sabios, los más ejecutivos, los más capaces, acaban actuando como hinchas. Como militantes del éxito en una agonía eterna.

Hay 8 Comentarios

Joder muy bueno el blog. En argentina al fin y al cabo pasa como en todos lados. Eso si mucho radical en los aficionados.

A Latorre lo deteste cuando jugaba contra Colo Colo aca en Chile, lo encontraba sobrado, canchero, aparatoso. Hoy le escucho comentarios en la TV por Cable y lo encuentro un muy buen comentarista, seguramente maduramos ambos, porque ya no pienso lo mismo. Hoy leo este articulo y me doy cuenta que no solo maduro sino que es capaz de escribir un articulazo que refleja NO SOLO lo que pasa en Argentina, sino que es atingente a otros paises. Felicitaciones Latorre.

muy claro y conciso Latorre como siempre,y guapo ningun periodista se anima mucho a decir lo que el dice y es verdad

Nací en Argentina y resido en España desde hace 40 años. Aun conservo el poster de mi añorado Boca de los 60 y sobretodo de mi ídolo de todo la vida Angel Clemente Rojas ,"Rojitas" para sus hinchas (vi jugadas increíbles de este jugador casi olvidado). Hoy en día no soporto apenas unos minutos de algún partido televisado de Boca, ver a auténticos "pataduras" o antiguos buenos jugadores (Riquelme) paseando por el campo es insoportable. En épocas pasadas Boca tenía un crack o dos en cada puesto y encima casi se retiraban en su equipo de siempre, los dirigentes y entrenadores casi eran anónimos porque cumplian su función y no acaparaban protagonismo.
El mal está en el dinero, todo ha sido inundado por la avaricia y la corrupción. Qué lástima! Adiós Boca. Adiós fútbol argentino.

No soy bostero, pero me parece que Bianchi mas Riquelme conforman una dupla nefasta, para Boca, pero también lo serián para cualquier otra Institución.Aunque Boca nunca se haya caracterizado por ser un Club apacible carente de conflictos de vestuario y rivalidades entre jugadores, la llegada de estos personajes las han acentuado en detrimento del mínimo de armonía necesario para que un equipo de fútbol funcione. Además creo que la caída de Falcioni y la vuelta de Riquelme un personaje taimado, que habla y dice lo que quiere y cuando quiere y como quiere, (esta última frase pertenece a un periodísta del diario La Nación, que yo comparto), fue una operación bién montada y que los supuestos hinchas que los apoyan son mercenarios a sueldo de obscuros intereses.

Cuando Latorre se refiere a la hinchada de Boca, habla de la que va a atras del arco, que roban, rompen, matan y extorcionan a los jugadores? O a el resto de la gente que va a la cancha y que tambien es hinchada de Boca?

Buenísimo artículo Latorre, enhorabuena por tu valentía y voz critica. Que asco y pena desprende el fútbol argentino, los tumores malignos se han extendido de tal manera que se ve lejana una extinción. Más ben todo lo contrario, cada vez esta más muerto gracias a la gente que lo gestiona y lo rodea. En España aún no estamos tan mal pero de seguir así no descarto que pase lo mismo: dirigentes cáncer, prensa horripilante, aficionados cada vez más manipulados

Y toda esta mierda y circo lo pagamos con IMPUESTOS de nuestros bolsillos para el viejo MERCENARIO y PERONISTA MARXISTA CAPIALISTA VIDELISTA Y RADICAL de GRONDONA flota flota como los SOretes

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

El Potrero

Sobre el blog

Aventuras de fútbol

Sobre el autor

Diego Latorre

Diego Latorre. Nací en La Paternal, en la ciudad de Buenos Aires, en 1969. Jugué en Tenerife, Fiorentina, Boca Juniors y Cruz Azul. Gané la Copa América en Chile con la selección Argentina en 1991.

Archivo

mayo 2014

Lun. Mar. Mie. Jue. Vie. Sáb. Dom.
      1 2 3 4
5 6 7 8 9 10 11
12 13 14 15 16 17 18
19 20 21 22 23 24 25
26 27 28 29 30 31  

Recomendamos

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal