Es imprescindible aprender. Nunca hemos de dejar de hacerlo, es tarea de toda una vida, hasta el punto de que cesar de aprender es el máximo envejecimiento, el definitivo. Pero conviene no olvidar que es decisivo enseñar, que alguien enseñe, que alguien nos enseñe.
Aprendemos de múltiples modos y maneras, pero esta variedad no significa que hayamos de desestimar la compañía, la complicidad, la proximidad de quienes nos facilitan, nos procuran, nos acercan, nos posibilitan saber. Podemos intentar engañarnos subrayando que el saber está ahí, al alcance de la mano, que basta hacerse con él, como si se tratara de una noticia o de un objeto, para ser tomado, atrapado, conquistado, consumido. Pero saber requiere toda una incorporación, una apropiación, no es una toma de posesión.
Nunca olvidamos a quien nos enseña bien lo que es verdadero y bueno. Nos inicia en una forma de relación con lo sabido, para que sea parte constitutiva de quienes somos. Es cierto, se insiste, “hay que aprender a aprender”, pero no hemos de olvidar que hay que enseñar a aprender. Alguien ya dijo que enseñar es dejar aprender. Y ese dejar no es una pasividad, es una creación de posibilidades propias para cada cual, apropiadas. En realidad, ello distingue al buen profesor, al buen educador. Tener un maestro, disfrutar de la dicha de un buen maestro es un regalo de la vida y hemos de reconocerlo con agradecimiento y con sencillez. Lo hemos necesitado y lo necesitamos.
Hemos de asumir la responsabilidad de que todos tenemos algo que enseñar, que nuestra forma de vivir dice de nuestros valores y convicciones, que en ocasiones, siendo iguales, vemos insoportables en otros. Deberíamos pensarlo. También todos necesitamos que se nos enseñe. Los valores sociales dominantes impregnan un aula colectiva. y conviene que sean constructivos y justos. No es suficiente con una tarea individual, por otra parte tan necesaria.
Enseñar no es sólo mostrar o indicar. Desde luego, también es señalar por dónde proseguir, por dónde buscar, pero exige a su vez acompañar la tarea. No basta dictar lo que ha de hacerse. Y algo decisivo, para enseñar conviene saber.
Estas consideraciones, supuestamente evidentes, son cuestionadas por quienes estiman que, o bien no son determinantes los contenidos o bien no precisan ser enseñados, ya que pueden consultarse o encontrarse con facilidad. Ciertamente, aprender no es repetirlos sin sentido y sin criterio, pero incorporarlos supone literalmente hacerlos cuerpo propio. Así se preserva el saber, un sapere, que es literalmente saborear. Y ha de haber algo que tenga un cierto sabor. Y alguien que nos ayude a probarlo.
La proliferación de formas innovadoras, de nuevas tecnologías, de procedimientos de aprendizaje, de nuevos instrumentos, escenarios, entornos y posibilidades, la fecunda remisión a las competencias y a las habilidades, no han de hacernos olvidar la extraordinaria importancia de quienes tienen más que ofrecernos, por sus conocimientos, por su experiencia, por su preparación, por su formación, por su pasión. Con sus comportamientos, no menos que con sus materiales, con su amor a lo que enseñan y, asimismo, por lo que significamos para ellos, nos contagian, lo que es determinante. El saber es, a su vez, una forma de relación con el saber. Por eso me gustan quienes no sólo saben matemáticas sino que tienen una singular y atractiva relación con ellas, que no se agota en su utilidad inmediata y que, sin embargo, nos cuida y nos cultiva.
Necesitamos seres de referencia, entornos sociales adecuados que nos convoquen y nos provoquen a ser de modo diferente, a ser en cierta medida otros, mediante el saber y el conocimiento. Considerar que es insuficiente incorporar conocimiento no significa que no sea imprescindible hacerlo. Y ello nos hace estar más contentos, que es literalmente la satisfacción de que el contenido se corresponde, se armoniza, con una determinada forma. Y cuando la forma es el automovimiento de nuestro contenido, nos formamos.
Ello explica por qué la formación ha de ser integral y permanente, por qué ejercitarse en el saber requiere que se nos enseñe. No digamos si se trata de enseñar a enseñar. La reivindicación de aprender no ha de suponer hoy el olvido de una enorme responsabilidad, la de estar dispuestos a enseñar y a que se nos enseñe. Y lo que no es tan fácil, la de ser capaces de hacerlo. La ignorancia también se cultiva y se difunde y cuando el buen conocimiento no se transmite, se genera resentimiento.
(Fotografía: cuadro de Manolo Quejido, contemplado durante su exposición conjunta con Luis Gordillo en 2008 en Brasil, Museo de Arte Sao Paulo)
Hay 40 Comentarios
Soy maestra y me siento maestra. Gracias por saber enseñar lo aprendido. Juan Farias, escritor, decía algo así: "Maestro y maestra, gracias por escoger una profesión a la que siempre deberemos tanto y en la que tú, además de no hacerte rico, serás olvidado".
Publicado por: Carmen | 04/04/2012 13:35:17
Creo que está incompleto el escenario del aprendizaje. Porque creo que los contenidos no tienen valor en sí mismos. Igual que el sabor no tiene sabor sin la lengua y las fosas nasales que lo paladeen...
Para que un contenido tenga valor se precisa un contexto. No solo alguien que lo aprenda y alguien que lo enseñe. Creo que poner la clave en el contenido, y no en el contexto en el que este aparece, puede llevar a creer que el sabor es la suma de sabores individuales. Y no es así, no. Es la mezcla, el momento, la emoción y muchos más factores. El contexto, vamos...
Sin contexto, los contenidos caducan a mucha velocidad. Con contexto perduran y nos transforman en aprendices y docentes. Porque lo que aprendo lo enseño.
Quizá, como hemos olvidado los contextos mucho tiempo, ahora estamos pagándolo. Porque no puede haber docente que no sea aprendiz. Y aprendimos mal en el pasado, creo...
Publicado por: José Luis Castillo | 29/02/2012 13:33:18
En Septiembre, yo empecé un programa para enseñar química en colegio. He aprendido mucho en pocos meses. Las palabras de Señor Gabilondo Pujol son muy importante para mí. Si se deja de aprender, ¿cómo se puede enseñar a otras personas? Es importante que yo aprenda todo sobre los estudiantes. Tendré más éxito cuando yo los conozca. Sabré sus experiencias y necesidades. Cómo Diego dijo, enseñar es aprender.
Publicado por: Scott Estrada | 27/02/2012 1:23:38
Enseñar es entronizar a alguien a observar la vida como la hacemos nosotros. Yo puedo en consecuencia enseñarle al próximo a ejecutar la guitarra o a manejar correctamente el pincel o a golpear el balón con la cabeza. ¿Pero enseñarle a aprender? Hasta donde entiende mi mente de educador, cada ser humano aprende bajo el protocolo único e irrepetible de su Dominancia Cerebral. Tengo cinco hijos y entiendo pude enseñarles infinidad de aptitudes; pero nunca osé definirles una forma de aprender, pues el uno procesa la vida con una mente lógica matemática, el otro es intuitivo, las hijas son investigadoras tenaces y con voluntades indómitas y el atípico, aprende observando pues ni gusta de leer, ni tiene tiempo de concentrarse en nada que no sea su introversión. En síntesis muy lejos estoy de poder proponer hojas de ruta, para inteligencias ajenas.
Publicado por: j. a. ortetxo i armaza | 24/02/2012 0:14:57
Gracias, maestro.
Publicado por: Pablo Hermoso de Mendoza | 23/02/2012 22:33:33
Es un privilegio poder escucharle, poque yo no leo, le pongo voz a su escritura, y creame es el mejor momento del dia.
muchas gracias
Publicado por: juan de dios | 23/02/2012 19:01:33
En un momento del artículo el autor menciona que "... le gustan los que no sólo saben matemáticas ...". ¿Se ha preguntado el autor cuántos maestros no han hecho matemáticas ni en la facultad ni en el bachillerato? Algunos maestros suplen muy dignamente la carencia. En cambio muchos condenan al fracaso en la materia a demasiados alumnos. Los planes de estudio de las facultades de Magisterio, ¿son los adecuados?
Publicado por: Una profesora | 23/02/2012 19:00:14
En un momento del artículo el autor menciona que "... le gustan los que no sólo saben matemáticas ...". ¿Se ha preguntado el autor cuántos maestros no han hecho matemáticas ni en la facultad ni en el bachillerato? Algunos maestros suplen muy dignamente la carencia. En cambio muchos condenan al fracaso en la materia a demasiados alumnos. Los planes de estudio de las facultades de Magisterio, ¿son los adecuados?
Publicado por: Una profesora | 23/02/2012 19:00:03
En un momento del artículo el autor menciona que "... le gustan los que no sólo saben matemáticas ...". ¿Se ha preguntado el autor cuántos maestros no han hecho matemáticas ni en la facultad ni en el bachillerato? Algunos maestros suplen muy dignamente la carencia. En cambio muchos condenan al fracaso en la materia a demasiados alumnos. Los planes de estudio de las facultades de Magisterio, ¿son los adecuados?
Publicado por: Una profesora | 23/02/2012 18:59:35
Le felicito por esta entrada porque creo que ha situado en su justa medida elementos que intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje, Hoy que el tema de competencias y habilidades parece abarcarlo todo, se vende como la panacea, relegando los contenidos porque " no precisan ser enseñados, ya que pueden consultarse o encontrarse con facilidad" Así, en la educación una vez más vamos dando bandazos, en vez de corregir el aprendizaje memorístico de contenidos.
Yo disfruto cuando asisto a una conferencia y el ponente nos ofrece sus conocimientos y su experiencia con un entusiasmo y una convicción que nos envuelve y contagia, mi impresión es la de que ha merecido la pena y no la que me ocurre tantas veces que ha sido un pérdida de tiempo. Ese "ha merecido la pena" es lo que me gustaría que mis alumnos se dijeran. Nadie dijo que fuera fácil, pero en el empeño estamos.
Publicado por: Pilar Moreno | 23/02/2012 12:43:00
Me impresiona leer este blog. El hecho de que alguien como usted, que ha consentido durante su gobierno el mayor índice de acoso escolar en la historia, se atreva a publicar un post de estas características, me sorprende muchísimo.
El derecho a la formación es lo primero que se debe de garantizar sin ningún tipo de agresión como contrapartida. Derecho que es un Deber y por lo tanto, hay que cumplir. Pero resulta que quien ha denunciado ha sido objeto de ataques por parte de las Administraciones de las CCAA.
Entiendo que con esos aires de libertad y de laissez-faire, cada administración haya hecho lo que le haya parecido conveniente. Pero existe una ley que no se ha cumplido. Unos Reglamentos Internos que han brillado por su ausencia en cuanto a su ejecución. Y unos "servicios sociales" cuanto menos turbios y corruptos que se dedicaban a culpar a los padres denunciantes de las agresiones de las que estaban siendo objeto. Porque, ante la agresión reiterada a un menor, Sr. Mío: toda la familia se desestabiliza. Y resulta que, en este tipo de ataques cobardes y ruines, quien menos recursos tiene o dispone es quien más lo padece..
La violencia que se ha perpetrado en el entorno escolar (SOS Bullying puede aportar cifras a la hora de estimar los daños) ha sido consentida por parte de su ministerio. Tanto hacia profesores como, por millares, hacia alumnos.
Las víctimas continuamos esperando todavía el castigo que se merecen los que evitaron o impidieron el cumplimiento de la ley, y que consintieron que se culpabilizase a las víctimas en los juzgados.
Quedo a la espera de la indemnización que usted, como máxima autoridad me debe ya no sólo por las agresiones que he padecido como autora, en su intento de matarme civilmente en los juzgados. También como madre y cabeza de familia.
Belén Mtnez. Oliete
D.N.I.: 15.976.410
Publicado por: Belén Mtnez. Oliete | 23/02/2012 12:03:03
Lo difícil no es enseñar. Lo complicado es enseñar a razonar. A pensar. De ahí que los temas como metafísica o matemáticas sean tan arduos para mucha gente. Otro tema es el criterio de inmediatez que cubre todo conocimiento. Parece que todo se debe incorporar y entender a golpe de clic...lo profundo requiere esfuerzo y los jóvenes no están por esa labor. Parecería que la investigación empieza y termina en una única fuente. GOOGLE!!
Www.odiaconmigo.blogspot.com
Publicado por: Fernando weissmann | 23/02/2012 2:48:14
Cierto, en la época de mi escolaridad, lo que salvaba el tiempo lectivo eran los buenos profesores que entonces, bajo dos cuadros y una cruz, no abundaban.
Publicado por: Degauche | 23/02/2012 2:22:48
Recupera uno las fuerzas para seguir enseñando, a pesar de los empeños que otros ponen en hacernos la vida imposible. Un artículo poderoso y conmovedor.
Publicado por: Diego Remondo | 23/02/2012 0:36:36
Estimado Doctor Gabilondo, muchas gracias por las excelentes reflexiones, para quienes tomamos el camino de la docencia universitaria es muy motivante. Le mando un gran saludo desde Chile, ya que en año académico 2007-2008 estuve en la UAM haciendo el Máster en Democracia y Gobierno, y a la vez era Becario COIE del Gabinete de Estudios, por lo que en más de una ocasión intercambiamos palabras en el ascensor de Rectoría.
Saludos.
Publicado por: Eduardo Marín Cabrera | 23/02/2012 0:21:31
Magnífica entrada. Enseñar es aprender. Nadie aprende más de la materia que el que enseña. Y cuando enseña sigue aprendiendo con la ayuda del enseñado en un diálogo de intercambio de ideas.
Me quedo con su última frase: La ignorancia también se cultiva y se difunde y cuando el buen conocimiento no se transmite, se genera resentimiento." Gracias.
http://diegoyloli1.blogspot.com/
Publicado por: Diego | 22/02/2012 23:42:05
Enhorabuena por tu lúcido artículo estimado Ángel. Aquí un par de enlaces que pueden resultar de interés:
http://www.laphenomenologierichirienne.org/Marc_Richir/Bienvenue.html
http://129.199.13.46/spip.php?article370
Publicado por: Pablo | 22/02/2012 23:28:09
Gracias por sus palabras. Para mí su imagen queda ligada para siempre a la de ministro de educación, que creo es el cargo político más digno que una persona que se dedica o se ha dedicado a la Política con mayúsculas, puede ostentar. Ni que decir tiene que para este importante destino muchos son los llamados y muy pocos los elegidos. Una maestra.
Publicado por: Conchita | 22/02/2012 23:14:22
La lástima es que no se puede enseñar al que no quiere aprender. Algunos desearíamos desaprender muchas cosas que nos enseñaron a base de golpes en los años 60 del siglo pasado. Cuando la letra con sangre entraba.
Publicado por: Ktaplines | 22/02/2012 22:14:08
Zhuangzi habla en su volumen clásico de ese aprendizaje por incorporación como de la forma más deseable y perfecta de acceder al saber. Aprende quien hace y practica hasta que la materia o destreza a la que dedica el tiempo pasa a formar parte de su capacidad inmediata para obrar, sin apenas más restricciones que las impuestas por la disponibilidad de los instrumentos requeridos para que fluya la conciencia sobre la tersa superficie de la voluntad. Esto implica que las trabas al aprendizaje no deberían elevarse lejos de los límites del talento. La labor del maestro habría de ser abatir o desplazar esas barreras para que la incorporación del saber abarcara cuanto le fuera posible a cada cuál. Es una concepción relativista y casi artesana de la educación: no todos los alumnos tienenlas mismas aptitudes, ni el maestro puede ejercer correctamente de pedagogo sin conocerlas. El maestro fijará las metas intermedias y el alumno pondrá cuanto pueda de su parte para alcanzarlas. Un componente de guía y otro de disposición consciente. Porque, al cabo, nadie aprende sino lo que quiere aprender, aquello que atrae el interés personal -por una u otra razón- por encima de los otros elementos cotidianos de la existencia. Un niño al que estudie sin interés se verá impelido a memorizar unos contenidos que, al poco, olvidará, sin que ese tiempo haya servido para otra cosa que para disciplinarlo en la tolerancia circunstancial del tedio (lo cual, claro, alguno habrá que tome por un saber en sí mismo). Un maestro tendría, por tanto, más de tutor que de profesor, más de creador de incentivos que de transmisor de contenidos. A ser maestro también se aprende a partir de un talento individual y de seguro no todos los que se dedican a la enseñanza valgan para ello. Personalmente creo que el mejor sistema educativo no es aquel con los más costosos medios materiales sino el que consigue integrar y satisfacer adecuadamente a los más vocacionales y preparados medios humanos.
Publicado por: Witness | 22/02/2012 22:06:14
Comparto el énfasis en la necesidad de maestros, líderes que enseñen con honestidad e inteligencia y que integren la diversidad de la vida. Personas que hagan ver futuros posibles para poder vivir con dignidad.
http://crisgoro.blogspot.com/2011/05/educacion.html
Publicado por: crisgoro | 22/02/2012 20:57:31
Como siempre, se trata de un magnífico artículo, no hecho de memoria, sino sentido y bien expresado.
Claro que hay que enseñar y habrá que hacerlo siempre para que se pueda seguir aprendiendo. Los maestros en las aulas colectivas son un regalo y todo un lujo, que deberíamos valorar mucho más. Sí, ya sé que en nuestros institutos encontramos, a veces, estudiantes que no quieren aprender y que tampoco dejan enseñar, ni desean que se les enseñe. Pobres bobos, merecen lo que tienen. También sé que hay maestros quemados que en tiempos no tan lejanos eran excelentes maestros. No son únicamente ellos los únicos culpables, que las instituciones y la sociedad no miren para otro lado, que tienen mucha responsablidad.
Profesor Gabilondo, siga ofreciéndonos su sabiduría. Muchas gracias por ello.
Publicado por: Julián | 22/02/2012 20:07:02
no eres más cantamañana, porque eres de la uam
Publicado por: cantamañana | 22/02/2012 18:59:57
Señor Gabilondo: ¿No sería más apropiado haber titulado este blog "La necesidad de SABER enseñar"?
Publicado por: VERISSIMO FEIJOO VIZOSO | 22/02/2012 18:23:16
Cuando hablamos de enseñar en el ámbito educativo es importante no perder de vista estas palabras que incluía en mi trabajo 'La educación que pudo ser' (2010:111, http://bit.ly/zlvKtR): “No existe la ‘educación enlatada’ o el ‘paquete educativo’ como si fuésemos a hacer turismo. La educación es una labor más de artesanía, y la artesanía requiere paciencia. No se ha inventado todavía la máquina que produzca niños en serie bien educados, con las neuronas bien ordenadas y llenas de conocimientos. Ni existe el ‘producto educativo’ que ofertado origina milagros. No hay dietas milagro en educación. La educación necesita tiempo… y lamentablemente eso es lo que parece no concederle esta sociedad globalizada”.
Por tanto, la enseñanza hay que entenderla como un proceso lento, profundo,de artesanía, de esmero, de cuidado, de contemplación de los detalles, de sensibilidad.
Publicado por: Antonio Lara | 22/02/2012 15:45:57