No darse cuenta de lo que ocurre a nuestro alrededor es una forma de estar despistado pero, incluso en el caso de ser bien consciente, puede uno encontrarse perdido. Semejante expresión tiene no poco de paradójico y en ello reside una de las claves de la situación en la que quizá nos hallarnos. Cierto desplazamiento de las referencias complica aún más la situación. Envueltos en contradicciones, nos vemos en la necesidad de soportarlas o de dirimirlas. Y ambas tareas nos resultan arduas y complejas.
No es que nos falte atención o concentración en los asuntos, aunque desde luego conviene achacarse de vez en cuando algo de lo que nos ocurre. Pero lo más desorientador es que se desplazan los marcos, las señales, los pilotes, los postes en los que fijábamos nuestra posición. Incluso en cierto modo, el horizonte, los horizontes, se agitan tanto como la mar. No nos faltan seres que se debaten con enorme dignidad entre tanta incertidumbre y tanta paradoja. Tampoco nos alivian en exceso quienes parecen no dudar y ya se las saben todas. Al contrario, inquietan aún más.
Ello nos conduce a un cierto aislamiento, pero no el de la indiferencia o el de la distancia. Más bien eso nos hace reclamar una determinada soledad, la de la reflexión, la del análisis, la de la meditación, la de procurarnos espacios a fin de que, si nos encontrarnos perdidos, al menos en tal posición estemos en verdad nosotros.
No pocos, en condiciones difíciles, incluso extremas, cultivan ese quehacer cuyo mayor riesgo es que nos topemos con aquello de lo que permanentemente huimos: vérnoslas con quienes somos. Ni es frecuente, ni es probable lograrlo del todo, ya que ello no se produce al margen de nuestro quehacer y de nuestro proceder, donde no dejamos de vislumbrarnos. En ocasiones, tratamos de eludir encontrarnos, y a veces con aparente éxito.
No es tan fácil escabullirse de sí mismo, ni refugiarse en lo más intestino, porque no hay una suerte de dentro que se opone a nuestro afuera. Incluso lo más interno tiene su exterior. Interiorizar no es peregrinar hacia nuestros adentros. Tiene más que ver con la memoria y con el recuerdo y produce una cierta incorporación. No es por tanto una evasión de cuanto somos, antes bien una recreación.
No es que estemos perdidos por carecer de adentros, sino no pocas veces por falta de arrestos. Es decir, se requiere más una salida que nos impulse que una entrada que nos reconcentre. Y no es que consideremos inadecuada la serena atención, es que no hemos de reducirla a envolvernos a nosotros mismos con nosotros mismos.
Puede acompañarnos considerar lo que para Séneca constituye, no un retiro como retirada, no un apartarse, “hasta el punto de pretender asignarte un escondrijo en medio del olvido”. A lo que añade: “Obra de suerte que tu retiro no resalte, pero sea ostensible”. Alejarse de lo que resulta más brillante aunque sea supuestamente más insatisfactorio exige recogerse en sí mismo cuanto sea posible. Y ello procura más otra comprensión que un desentenderse.
Ya en las Cartas a Lucilio, Séneca nos muestra que se trata de vivir para sí, saber vivir, que es lo primordial. Pero no es cuestión de ignorar a los demás como si ello ya garantizara que se hace. “Quien, semejante a un animal tímido y perezoso, se ha ocultado por miedo, ese tal no vive para sí sino -actitud ésta muy vergonzosa- para el vientre, para el sueño, para el placer. No vive necesariamente para sí quien no vive para nadie”. En todo caso, tal tipo de retiro es “para realizar acciones nobles y hermosas”. De no ser así, el tedio harto de sí mismo se apoderaría de unas labores por muy agitadas que sean y por atareadas que siempre se presenten. “Van sin rumbo fijo, buscando ocupaciones, y no hacen lo que han decidido sino aquello con lo que han topado. Sus recorridos son impensados e inútiles, como los de las hormigas, que reptan por los troncos, que se dejan llevar hasta lo más alto y de allí hasta lo más bajo sin sentido. Muchos llevan una vida semejante. Con toda razón se podría decir que su apatía es incansable”.
Desde luego, no siempre parece factible alzarse sobre sí mismo y sobreponerse, pero menos lo es aún cuando estamos pobres de pensamiento, carentes de pensamiento, incluso para lo más próximo, exentos de compromiso en algo, con algo. Y no es fácil, y menos aún sin proponérnoslo, y hemos de aprender a hacerlo sin dejarnos arrasar por la vorágine de los acontecimientos. Hay quienes no pueden permitírselo, y no faltan quienes no quieren procurárselo. Tal vez hayamos de repetir de nuevo lo que Crisipo propone: querer ser mejores, saber más adecuadamente.
La tendencia de los tiempos confusos y complejos es a arrollar, y no se detiene cuando se encuentra con un desaforado entretenido en tareas de descuido de sí mismo. Más bien parece ser una depredadora maquinaria que siente especial atracción por triturar la buena voluntad. No se trata de ampararse en el refugio ante su llegada, sino de liberarse de la apatía y del temor, mediante la activa y enérgica serenidad de persistir en quien se desea ser. Renunciar a ello es ya perder de antemano. Y eso exige buscarlo, perseguirlo, recrearlo. El cuidado activo, siempre alerta y constante, no confunde el retiro en acción con la holganza.
Hay una profunda relación, bien señalada por Foucault, entre esta serenidad y las formas de transformarse a sí mismo. Son intensidades, modos del ser que se desea llegar a ser. La máxima pérdida consistiría en dejar de desear, esto es, en el triunfo de una apática resignación a lo ya presupuesto, que se presenta prefigurado como destino insoslayable. Dicha resignación, en la que ya uno mismo ni siquiera viviría para sí, no sería compatible con la decisiva tarea a la que también los otros nos conminan. Y esta es ya una forma distinta de rebeldía, a la que Albert Camus nos convoca: “en vez de matar y de morir para producir el ser que no somos, tenemos que vivir y hacer vivir para crear lo que somos”.
(Imágenes: Puestas en escena de Philippe Ramette. En colaboración con el fotógrafo Marc Domage. Alteraciones artesanales sin retoque digital)
Hay 23 Comentarios
Qué buen comentario. Me lo guardo. Y el cuadro del hombre leyendo bajo el agua. Conocerse a uno mismo. Es un deber (y un derecho). Y no sólo a base de indagarse por dentro, también explorándose en los demás. Hay que sacudirse el miedo. La compasión empieza por uno mismo. Gracias otra vez.
Publicado por: C. Calleja | 17/12/2012 11:02:57
A mi también me gusta mucho la música, señor Enrique, pero no comparto la letra. No recuerdo la cita de "Cervantes" a Sancho o de Sancho a Don Quijote o de Don Quijote a Sancho sobre la necesidad de tener el estómago lleno para poder vaciar el espíritu.
Publicado por: bofetos | 10/12/2012 21:09:00
No es fácil “alzarse sobre si mismo y sobreponerse y quizás sea porque se esta pobre de pensamiento exento de compromiso con algo” dice Gabilondo porque aprender es no dejarse arrastrar por los acontecimientos. Ser mejor y saber adecuadamente es lo que nos propone Crisopo. Su compromiso es lo que alienta y da poder a la mente que trasforma cuando piensa y eso si significa persistir en quien se desea ser (...). Pero no atiende al decir que la transformación del fenómeno acontecido forma la rebeldía de Albert Camus. Mienten eminentemente los acontecimientos de nuestro concepto del mundo. La mente cambia continuamente el desarrollo de su convivencia al matar a la conciencia. Al mandar apertura al fenómeno la intuición del saber instantáneo inspira en su defecto. No puede dejar de ser parte del concepto del mundo.
Publicado por: Luis | 09/12/2012 19:06:13
No está de más reflexionar sobre nuestra sociedad y su futuro, sobre la ideología que la soporta, que no ve más allá del aumento de comodidades y seguridades, la acumulación de cosas y la preservación y prolongación de la vida. Una sociedad cuya cosmología carece de trascendencia y de poesía, que concibe al ser humano como un accidente afortunado en una evolución ciega, en una batalla perdida contra el triunfo final de la entropía. Una sociedad que sacia pero que no alimenta, que entretiene pero no satisface, que alegra pero que no proporciona la felicidad.
Todo esto se refleja en nuestras leyes educativas, en las que sistemáticamente se ignoran, se descartan o se minimizan aquellas enseñanzas y experiencias que podrían aproximarnos a eso que podríamos llamar el mundo de los sentimientos y el mundo del espíritu.
Porque es posible que algunas de las sociedades que nos han precedido, a pesar de su inferioridad en el campo de los conocimientos científicos y de los logros materiales, hayan estado más adelantadas en el arte de la vida, hayan perseguido ideales más elevados o se hayan dedicado con más fervor a la búsqueda de la perfección humana.
http://www.otraspoliticas.com/educacion/ni-celeste-ni-terrestre
Publicado por: Enrique | 09/12/2012 18:13:07
¿Aspira realmente a que todos los ciudadanos o siquiera uno alcance ese saber universal? Yo me conformaría con expertos razonables y profesionales en las materias de que se trate para que la cosa funcione. Pero en los tiempos que corren me suena hasta mal hablar o teorizar tan a la ligera sobre el tema no siendo yo mismo un experto en nada.
Publicado por: bofetos | 09/12/2012 17:37:56
No se llega al saber universal fragmentándolo en pequeñas parcelas separadas, dividiéndolo en asignaturas. La complejidad no puede entenderse exclusivamente desde el análisis, troceando y recomponiendo; porque, al separar, desaparecen las relaciones, dejan de estar presentes las variables ocultas, que son las que rigen y dan sentido al conjunto, y también lo hacen impredecible.
La capacidad de adaptación y supervivencia a los cambios, la capacidad de evolucionar de cualquier sistema, es tanto mayor cuanto mayor sea la flexibilidad; esto es, cuanto menos rígidas sean las reglas que lo gobiernan. Puede que alcanzar el saber universal sea imposible, pero es más fácil llegar a él cuando se concibe la realidad como un todo relacionado que cambia continuamente. Y aún hay más: también hay saberes instantáneos, casi se diría que certezas, que nos regalan la intuición y la inspiración. Hay saberes que se adquieren con la cabeza, “pensando”, pero antes tienen que pasar por los sentidos, aunque luego los filtremos y después los acomodemos, al “pensar”, para que se ajusten a nuestro concepto del mundo.
http://www.otraspoliticas.com/educacion/especialistas
Publicado por: Enrique | 09/12/2012 14:04:17
Actualmente nos encontramos con una singular recuperación de la educación. Se dice que para estructurar una política de comunicación para la ciudadanía hay que retroceder a no se polivalente ámbito en el que te relacionas y no se oye nada más que incertidumbres descomunales que se desbordan. Hay que intervenir en los más profundos orígenes para sentirse ciudadano. Esto sí que no hay dios que lo aguante.
Oír hablar así a los conciudadanos me da grima. Soportar tal tertulia me pone enfermo..! Y se dice que se alcanza la convivencia! ¿Cómo concebimos entonces esté concepto de recuperación ciudadana que no deja intervenir?
Publicado por: Luis | 09/12/2012 13:24:02
¿Está insinuando que hay que abandonar el paradigma de la especialización? ¿Una educación más generalista y polivalente? ¿Una educación barroca para formar ciudadanos que no saben dónde están para no saber donde llegar? Radicalmente no, todo lo más para algún loco, filósofo, intelectual o enfermo descarriado por la curiosidad, cuya perspectiva y amplitud de miras siempre puede resultar de interés pero que se autoformará por sus propios "impulsos". La otra polivalencia profesional la tiene que dar la propia experiencia profesional (si la hay obviamente) pero no como línea estructural de la propia educación universitaria. La educación "básica" como su nombre indica, aunque ya desconozco el nombre, si debe ser más generalista.
Pero efectivamente, eso que indica es un síntoma de que algo falla cuando el propio sistema en un equilibrio inestable demanda cada vez más polivalencia contraria al paradigma de la especialización que por muchos motivos debería prevalecer.
Publicado por: bofetos | 09/12/2012 10:38:45
Parece que se acercan tiempos de tener la puerta abierta y compartir la casa, la nevera y la cocina. Y en este futuro no tan lejano entra dentro de lo posible que, de un día para otro, haya que coger los trastos y marcharse al otro extremo del mundo. En estas circunstancias, resulta mucho más sencillo partir si todo lo que se tiene o se quiere conservar cabe dentro de una maleta.
A nuestro modelo, que tiene vocación de sedentario, ya no le queda más remedio que moverse. Después de siglos de fundar ciudades, crear países y enseñar valores basados en la acumulación, la conservación y la conquista, ahora resulta que nuestras fronteras nos encierran y que lo que se acumula y se quiere conservar es algo tan etéreo que puede desaparecer de un día para otro.
Cuando tener poco dinero sea la norma, lo más sensato será no necesitarlo, o disponer de múltiples habilidades que permitan sustituirlo o conseguirlo; desde bailar claqué hasta coser un traje, pasando por programar, impartir un cursillo sobre Nietzsche, conducir un autobús, montar un escenario o podar un tilo.
Si no cambia en profundidad, no parece que el sistema educativo que conocemos sea capaz de ofrecer tal cantidad y variedad de destrezas. Y esto es la parte fácil de lo que se necesitaría. Es mucho más problemático aprender a convivir con las largas temporadas de inactividad laboral de las que dispondremos. Y lo es todavía mucho más aprender a vivir sin certezas.
http://www.otraspoliticas.com/educacion/educar-para-la-incertidumbre
Publicado por: Enrique | 08/12/2012 21:24:11
Ese pliegue, señor Juan Ignacio, ese pliegue tiene mucha miga. Pero no creo que el señor Gabilondo sea un profeta o un curandero, con todos mis respetos. Sus textos como se ve en los comentarios invitan a pensar, cada cual en lo suyo, y a expresarse, cada cual con su necesidad, y no surge en este "experimento social" ningún diálogo entre comentaristas. Su anotación se convierte en un pliegue de pliegues borgiano.
Publicado por: bofetos | 08/12/2012 20:09:38
Yo cada vez me repliego más hacia mí mismo. Y lo hago de forma involuntaria. Es lo que mi naturaleza me propone al comprobar el efecto que me hace todo lo demás. No me adentro en mí mismo por tedio de mí mismo, Sr. Gabilondo, el tedio, el hartazgo, me lo producen los demás. Yo, si busco en mí mismo, no saldré mejor, sino peor, si pienso en mí en lo que soy y me hace ser, veré que siendo mucho más egoísta no solo viviré mejor, sino que no tendré que hacer apenas esfuerzo para serlo. Vivo feliz para mí mismo después de haber vivido para los demás, negando mi propia naturaleza, y chocando constantemente con la de los demás, que no se rebaten a sí mismos y, casi siempre, me han mostrado su natural egoísmo llegando a conseguir que yo también busque el mío.
Publicado por: Juan Ignacio | 08/12/2012 13:38:53
Sin pespectivas no hay dialogo!!!
http://es.scribd.com/doc/69625972/Deleuze-Parnet-Dialogos
Publicado por: Luisa | 08/12/2012 12:25:23
La existencia singular de la recuperación no solo representa a los hombres como complejos y efímeros articulados en su singular devenir sino un futuro que se plantea desde un presente insistente. El no deja de ser indiferente estableciendo una línea divisoria que albergue su intensidad. El hombre plantea y desea que el futuro sea cercano pero mientras especula en el presente su intervención, en el supuesto camino, sería disfrutar de él cuando va adquiriendo engranaje. No obstante plantea alcanzar una Cara al futuro por llegar.
Mientras que planea y camina se plantea un presente intermitente que aventura su llegada. Siente la existencia que representa su intensidad con lo vivido y restablece el camino por llegar. Cuando se desea algo para que acuda encuentras semejanza con el tiempo. Cuando se especula las probabilidades de desvanecer se acude al camino que propuso caminar. Esta forma e intensidad del hombre puesto en el tiempo representa un talento que se le propone, alcanzar su tiempo. Él ensambla un linaje de saberes que le sustenta y atiende en su badaje. Ahora bien de que le sirve todo este proceso sí no consigue su propósito ¿Tendrá que conformarse? Plantearse un chisme o coartase de la existencia inmanente de una realidad inexplorada. Saber de ello es ponerse en marcha y tener la valentía de existir para resistir.
Publicado por: Lidia Martín | 08/12/2012 11:51:52
Me gusta su "perspectiva" señor Lozano, es sabido que el pensamiento tiende a aislar el sentimiento, lo cual puede ser una ventaja para una mirada más limpia pero una desventaja para una mirada más humana. Digo más porque ni la una ni la otra están garantizadas.
Publicado por: bofetos | 08/12/2012 11:30:23
Inevitablemente hay dos momentos en la vida: una etapa más o menos larga en la que buscamos “algo” y otra en la que no
buscamos nada. Cuando buscamos algo lo hacemos para intentar experimentar
menos dolor e inevitablemente, mientras buscamos liberarnos del dolor, cualquier cosa que nos llegue la metabolizamos en función de eso, en aras de aplacarlo. Es como si cualquier cosa que nos llegara necesa
riamente tuviera que ser una “pastilla” para resolver el problema del dolor. Da igual que hablemos de exigencias evangélicas, religiosas, morales o filosóficas, en último término buscamos quitarnos un dolor y, entonces, cualquier cosa que escuchamos la intentamos conectar con esa necesidad que sentimos. Esa es la manera inevitable entretanto no amamos el dolor por igual que la alegría, aunque esa es justo la manera de no vivir esta otra dimensión del Silencio. Se trataría más bien de dejar estar, la vida tiene dolor y alegría y no hay problema ni en lo uno ni en lo otro, salvo que yo lo haga; y cuando dejo de hacerlo es
cuando puedo por fin empezar a comprender, pero no con la cabeza, sino más bien desde la intuición, estas otras cosas.
¿Qué ocurre el día que dices?: “Cielos, todo el dolor que he acumulado durante años, estaba sólo en mí”. “el Universo entero
no gira en relación con tus con conceptos mentales, ni tampoco nadie que esté en tu vida. Tú escogiste esto y lo hiciste cuando eras pequeñito y probablemente no podías hacer otra cosa, porque en tu familia era la manera en que esto se concebía y asumías mucho riesgo y desprotección, pero ahora es una elección… TODO”. Claro, el día que te das cuenta de eso, el dolor es muy profundo. Cuando nos acercamos a esto, nos queda una sensación como de desazón, de soledad, de sinsentido, y yo ahí añado que es verdad, claro que de momento así es, porque de repente, darse cuenta de eso… se las trae.
La vida humana sería algo parecido a esto: cuando yo pego mi nariz a la pared, casi veo borroso y diría que toda la realidad es blanca y que además tiene rugosidades. A lo largo de la vida me voy separando y entonces empiezo a ver que toda la realidad no es blanca, que hay también verde, azul y color violeta, y si sigo retrocediendo, cada vez voy viendo más matices. Imaginad que pudiera retroceder con respecto a la pared a unos 10100 kilómetros. Tendría una visión cada vez más global, vería (es una manera de hablar) el Universo entero. “Pegado a la pared” es una analogía que simboliza estar viendo sólo en el plano de la mente, es decir, separando, analizando, juzgando, comparando y dando ese tipo de vueltas. A 1 metro de la pared ya empiezo a vislumbrar mis sentimientos: experimento dolor, gozo, tristeza, alegría… A unos 10 metros de la pared, ya se me empiezan a diluir también pensamientos y sentimientos. ¿Os imagináis como veríamos a 10100 kms? La mayor parte de la gente y todos nosotros
no estamos más allá de 1 metro de la pared y en esta distancia todo es un problema; como mi mente está hecha para pensar, clasificar, juzgar y comparar, ¿imagináis lo que puede alcanzar a juzgar con la nariz pegada a la pared? no es que esto esté mal o bien; no hay ningún problema en vivir pegado a la pared, puedes hacerlo si quieres. Es simplemente que admitamos la posibilidad de que existe más.
Publicado por: JESUS LOZANO FUENTES | 08/12/2012 11:13:15
¿Si vemos a un hombre, vemos a la Humanidad? ¿Si contemplamos el ser que en cada uno de nosotros existe, estamos mirando al Ser Humano? Tiendo a creer que las respuestas a tales preguntas son un sí parcial o condicional. La mente humana surge de una base biológica cuyos límites, aunque distantes por los amplios márgenes de variabilidad, caben dentro de la inevitable campana de las distribuciones normales: conociéndonos, descubrimos a los demás; penetrando en las motivaciones de que guian acciones y pensamientos, establecemos en nuestros propios defectos y virtudes la referencia a la que parangonar la sinceridad con que los demás se nos muestran; y, al mismo tiempo, aprendemos a desconfiar de cuanto en nosotros no es consciencia sino impulso atávico, prejuicio incado en lo más recóndito del sistema límbico.
"Zoon politicon".¿Somos animales ciudadanos?. No, ya no. "Zoon ecumenicon": ahora todo el planeta es nuestra residencia. Sin embargo, el hecho de habitar en comunidad no nos arrebata la individualidad. Cada cuál nace y muere solo, ya fuera antaño en lo profundo de una cueva cárstica, ya sea hoy en el más impoluto de los hospitales. Esa constatación de nuestra soledad esencial es el signo primigenio de la empatía; quien se cree acompañado radicalmente en una condición grupal, acotada, puede llegar a ver en los otros al enemigo, al ser distinto cuyo "pathos" es posible ignorar por superfluo o incluso perjudicial. Hoy es imposible hurtarse a la evidencia de que el mundo es nuestro hábitat; un ámbito que nuestros antepasados difícilmente podían reconocer pero que este presente global que cada día lo será más, con la perspectiva cósmica a que ha arribado nuestra época, multiplica los espacios de la soledad y, por ello, de la con-vivencia.
Cuando los sacerdotes de Apolo embaucaban a los peregrinos en las laderas del Parnaso, extendían a la vez por todo el ámbito mediterráneo la fama del lema grabado en el frontispicio del templo délfico: "Gnothi seauton" (Conócete a ti mismo). No creo que los devotos del dios solar se dieran cuenta de la ironía que encerraba la frase. Si lo hubieran hecho, habrían comprendido que en realidad se trataba de una advertencia: quien se conociera a sí mismo sabría que, puesto que cada hombre es a la vez todos los hombres, la mentira del feligrés no se distingue de la mentira del clérigo y que, así, la verdadera sabiduría surge de la introspección que nos lleva a desconfiar de nosotros mismos. De ahí, proviene a continuación la incredulidad que nos salva de lo peor de los demás y de lo innombrable que cada cuál oculta en lo más recóndito.
La vida en común es, en suma, una sucesión de sospechas acerca de la condición humana. Esa es la razón, al cabo, de que la verdadera democracia, la que practica la transparencia todos los niveles y el mutuo control tanto de las instituciones como de los políticos, sea el menos imperfecto de los sistemas de gobierno. Nada humano carece de una proporcional mezcla de vicios y defectos así que pocas cosas resultan más saludables para la sociedad que la permanente desconfianza.
Las mejores intenciones pueden conducir a los peores desastres del mismo modo que las mejores virtudes pueden estar al servicio de las peores vilezas; y asimismo, las más extraviadas iniciativas pueden servir a logros encomiables tanto como los defectos más notorios deparar las más benéficas personalidades. "Nosce te ipsum" y sabrás que no hay que dar nunca nada por sentado y, además, que sólo la ciencia puede poseer un lenguaje capaz de total pulcritud lógica, esa cualidad tan falsificada en los discursos de los sofistas y los demagogos.
Publicado por: Witness | 07/12/2012 21:20:51
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Publicado por: ★★BLOG LAS MEJORES FORMAS DE ADELGAZAR★★ | 07/12/2012 17:34:17
Un adecuado equilibrio entre nuestro yo profundo y el entorno, un saber entregarse a un ideal, no mentirnos ni mentir, evitar la evasión, despertar y agradecer a la vida
por sus bondades y bellezas, quere a los cercanos sin desdeñar a los lejanos. . . bueno, estos son algunos deseos míos para mejorar y ayudar a construir un mundo soñado, en el que ningún ángel deba saltar al vacío,
en que se pueda tener instantes de alegría. No hablo de felicidad porque me parece pretencioso, he aprendido la fugacidad de las sensaciones y la necesidad de avenirse a circunstancias desagrables, venciendo la desdicha que ocasionan con la certeza de que mañana será diferente, y que siempre habrá tiempo para llorar. Dejémoslo para después. Rosita.-
Publicado por: Rosita | 07/12/2012 14:55:51
Una singular recuperación es la que nos propone Albert Camus. Hay muchos modos de ser para vivir. Crear lo que somos y no solo aquello a lo que se pretende alcanzar como objetivo global sino a lo que abria que representar para tomar como ejemplo para los que no tienen escrupulos. Aun así cada uno tiene un estilo diferente de analizar lo que se a de corresponder. En la medida que nos sumergimos en lo evidente se asciende a recuperar lo que uno carece. Quizás un incorformismo con la realidad. Aunar y extender los medios para ser singular no se entiende sin una visión común.
Publicado por: Pepe | 07/12/2012 13:04:49
Y Fernández-Savater:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=160334&titular=política-literal-y-política-literaria-(sobre-ficciones-políticas-y-15-m)-
Publicado por: zenon de pelea | 07/12/2012 13:02:47
Esas intensidades spinozistas que vuelven a cobrar el protagonismo en los esfuerzos de utopía, de libertad constituyente de la teoría crítica encarnada en las plazas y calles, contra el buitre en nuestro hígado de la falsa Necesidad...
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=160008&titular=spinoza-en-la-puerta-del-sol-
Publicado por: zenon de pelea | 07/12/2012 12:59:23
Creo que hay algo aún peor que dejar de desear y es ver como alguien asume con alegría el rol del sacrificado, como le pasa a Wert, que se identifica con “un toro que se crece con el castigo”. El masoquismo me da grima.
Eu creo que hai algo aínda peor que desexan deixar e ver alguén feliz asume o papel de sacrificio, como acontece con Wert, que se identifica cun "touro que medra coa castigo." Masoquismo me dá arrepios.
Zerbait, are gehiago, stop nahi baino okerrago ikusi eta norbaitek zorionez sakrifizio rola bere gain hartzen, Wert, norekin identifikatzen gertatzen dela uste dut "zezen zigorra haz zaitez berarekin". Masochism da me creeps.
Crec que hi ha alguna cosa encara pitjor que deixar de desitjar i és veure com algú assumeix amb alegria el rol del sacrificat, com li passa a Wert, que s'identifica amb "un toro que es creix amb el càstig". El masoquisme fa feredat.
(Traducción de google porque a mi me enseñaron solo un idioma español)
Publicado por: vidal | 07/12/2012 11:02:29
Solo quienes se lo pueden permitir económicamente, hoy se pueden dar el lujo de vivir en la Luna.
La vida se nos ha revolucionado de tal manera a los ciudadanos normales de la calle, los llamados mileuristas, que el que se duerme en los laureles, el río de avaricias que nos inunda se lo lleva cuesta abajo y acaba enterrado en el lodo de la desesperación.
Sin contemplaciones.
Y sin posibilidad de rescate.
En la misma calle,y encueros y sin casa.
La tensión respirada en la calle no es otra cosa que el termómetro del sentir ciudadano ante tanta impunidad, incluso legal.
Si nos dormimos en los laureles, sencillamente nos quedamos en ayunas por siempre jamás.
Mientras otros se abren cuentas en Suiza, viviendo por todo lo alto y mirando a los demás por encima del hombro, y como si tal cosa.
Creyendo que todo lo que pasa, es porque Dios lo quiere así.
Nos preguntamos para qué tantas cuentas en Suiza, si aquí tenemos bancos y Cajas de Ahorros estupendos, los de toda la vida.
Y es que choca un poco, que unos tengan tanto y otros tan poco.
Todo legalmente claro.
Siendo España un país democrático y como Dios manda, no se entiende tanto riferrafe..
Publicado por: Roser | 07/12/2012 9:34:57