Quizás, a pesar de tantos esfuerzos y de tantos logros, seguimos siendo muy vulnerables. Y hay quienes lo son más. Y es cuestión de combatirlo. La igualdad sin uniformidad no deja de ser una tarea, y cada vez más decisiva. Singulares e irrepetibles como modos de ser de su libertad, ciertas personas luchan sin confundir la vulnerabilidad con la debilidad. Si hay indefensión no es por ausencia de firmeza, ni de determinación, ni por falta de capacidad, sino por alguna forma de violencia. Muy especialmente la que desvincula, desarraiga y desvertebra produciendo desamparo. Ciertamente, ni lo sabemos ni lo podemos todo, pero en no pocas ocasiones tamaña situación obedece a la carencia de lo que no nos es posible alcanzar, o nos es arrebatado por quienes se apropian, no sólo del sentido, sino del contenido, del significante y del significado. Ahondan así lo que Foucault denominaría un silencio en el corazón del lenguaje, un verdadero olvido: el olvido del efectivo rostro de otras vidas, de su palabra y de su mirada, que precisan desbordar lo encubierto.
Semejante silencio no acalla lo común, pero algunos tratan de ocultar la palabra a voces, con el vocerío emboscado de sensatez o de supuesto sano sentido. Todo para lograr enrarecer o restringir gestos, comportamientos o circunstancias, para apropiarse de lo que podría ser puesto en circulación y propiciar la comunicación. Son voces que proliferan para cortocircuitar esa palabra singular y plural. Y a veces adoptan la forma de hablar en lugar del otro.
Puestos a ser vulnerables, la desaparición pública de ciertas palabras silencia a quienes tratan de decirlas, precisamente porque les constituyen. Si no se reconoce su palabra, no son reconocidos. Y este reconocimiento no sería una adulación, sino una consideración para con quienes en verdad son seres de palabra. La singularidad queda así recogida en una balsa común, que navega extraviada para el rumbo propuesto e impuesto. Pero que nos ofrece otras direcciones. Y de este modo se confirma que lo que a algunos les ocurre es que sencillamente sienten temor a que digan, a que se diga. Y a que, en condiciones de igualdad, digan una palabra diferente.
Pero el asunto es más
complejo. No es puro rechazo o silenciamiento, que también. Se trata de
prácticas impuestas que hacen inviables otra posibilidades, incluso la de vivir
vidas diferentes respecto de las hasta ahora vividas. Semejante conformación de la libertad trata de
eludir aquello que en cada quien es más irreductible, lo que constituye su diferencia, la posibilidad de ser otro,
otra, que quien ya se es. Esto es, de vivir
en un permanente diferir.
Y tales prácticas están tan incorporadas que ni siquiera nosotros mismos nos lo permitimos. Es razonable sentir incertidumbres, pero han de ser de otro tipo, las que nos brotan de algunas exclusiones y de ciertas necesidades, de determinadas dependencias que han de combatirse. Sin embargo, incluso se fomenta ese desamparo que efectivamente nos conforma, nos deja conformes con lo que ya somos. No son incertidumbres que activan, sino que paralizan.
La vulnerabilidad se presenta así como la permanente posibilidad de verse radicalmente afectado, al albur de las actuaciones y acciones ajenas. Y ello no sesponde a ninguna suerte de correspondencia, sino a la actuación de otros o a la sustitución que se nos propone o impone. La voluntad de ser diferentes, incluso otros, se reemplaza por un conjunto de advertencias, por un catálogo de supuestas rarezas permisibles. Precisamente aquellas que pueden estar a buen recaudo y constituir la galería de lo diferente. Y ello incrementando la vulnerabilidad, la de la diversidad permitida. También, requerida.
Se dibuja el espacio de lo que cabe hacer, sólo de
acuerdo con un marco de formas de
dominio, en ocasiones sofisticadas. La aparente visibilidad de tales formas
queda enmascarada o en penumbra, porque
al permitir también impiden algo, porque al hacerlo visible también ocultan.
El mismo Foucault, al referirse a cierto saber, señala que en definitiva es "una región de sombras", y que "acaso no debiera hablarse de oscuridad, sino de una luz un poco turbia, falsamente evidente y que oculta más de lo que manifiesta". Con esa vulnerabilidad nacen nuevas subjetividades, distintas formas de sujeción, de sumisión, nuevos
súbditos que ya lo son respecto de una situación, con independencia de que éstas
se presenten con rostros familiares, no pocas veces evidentes. Se puede ser de
una u otra manera, con tal de que se sea en
ese ámbito de posibilidad.
Las actuales dificultades en un estado complejo, de singular precariedad, acuciados por las circunstancias, por las urgencias, incrementan tal vulnerabilidad y la posibilidad de ser heridos, de ser dañados, de ser alcanzados, tocados por lo que produce desarraigo y desamparo, respecto de la propia condición. El aislamiento que siempre conlleva la auténtica necesidad adopta entonces la forma de una tristeza radical, que paraliza. Se precisa en tal caso un determinado cuidado, que no es sólo el de la imprescindible protección. Se trata de toda una labor personal, social y política, conjunta y solidaria, de afectos, fuerzas y razones, de educación y medidas legislativas, de gran alcance e intensidad, que ha de velar por la diferencia concreta, histórica, cotidiana, la que propiciaría ser incluso lo hasta ahora impensado. Lo reiteramos: derecho a la diferencia pero sin diferencia de derechos.
Y esto no es un acto de permisividad, ni de condescendencia, sino de justicia. Y ni siquiera es cosa de comprensión, y menos aún una concesión o un otorgamiento. Ha venido lográndose con formas activas e incisivas y con acciones coordinadas y efectivas. Y audaces, arriesgadas y valientes. Y con un precio no pocas veces alto y duro. Y ellas bien lo saben. Y con razón, bien firmemente lo hacen saber. Porque queda tanto por lograr… El silencio ha tratado de alcanzar no pocas veces a la palabra de mujer, a la palabra mujer. E ignorarlo es complicidad.
(Imágenes: Fotografías de Nilbar Güres, Living Room,
2010; A Family Portrait, 2010; The Grave, 2010; y The Gathering, 2010)
Hay 14 Comentarios
me has hecho pensar mucho con esto. Gracias.
Publicado por: frases de desamor y tristeza | 04/04/2013 17:21:59
Una pasión fría endurece mis lágrimas.
Pesan las piedras en mis ojos: alguien
me destruye o me ama.
Antonio Gamoneda
Publicado por: Vulnerabilidad | 11/03/2013 19:33:02
¿No crees, Zen on?
Publicado por: María | 11/03/2013 12:11:56
Bravíssimi...
Publicado por: zenon de pelea | 11/03/2013 10:08:32
La igualdad obliga a un amor más puro, exige un compromiso más maduro para mantener el vínculo. Requiere de una reflexión más profunda sobre el sentido del amor. Y aquí, la crisis es tan útil como una prueba de fuego.
Publicado por: María | 10/03/2013 20:11:30
En estos tiempos en que los medios de comunicación están bombardeando con montajes medáticos únicamente centrados en la sucesión de diversos" mesías" encuentro reconfortante la oportunidad de recrearme en el pensamiento que se desarrolla en este blog. Hay otros temas que también se encuentran aquí que son de enorme actualidad y a la vez con una mirada de dimensión social y de los que no siempre se habla.
Publicado por: Campanella | 09/03/2013 19:30:11
Tengo la oportunidad de leer y reflexionar en este espacio sobre asuntos que me dan que pensar y me acompañan así mismo.. Agradezco el compromiso que hay en él y también me siento muy enriquecido con los comentarios. Me gusta tener la oportunidad de encontrarme un par de veces a la semana con ellos.
Publicado por: Carlos García | 09/03/2013 19:09:44
Mas que un espacio de reflexión un espacio de conflexión y acatamiento, otro más, de una determinada disciplina.
Agur
Publicado por: Iván Madrigal | 09/03/2013 12:47:18
Yo digo que no hay esencias, que es todo un continuo, que las categorías hombre-mujer son puramente biológicas, que más allá no definen nada, que no constituyen parámetro de nada, que no demuestran nada, que no designan ni atrubuyen valor/es, que cada uno vale lo que valen sus valores...
Publicado por: Pasolini | 08/03/2013 22:46:59
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Publicado por: ▲▲▲BLOG TECNICAS B-AJAR DE P-ESO▲▲▲ | 08/03/2013 16:45:21
Gracias por estas palabras, que pertenecen a la "galería de lo diferente". Dicen que todo está inventado (es posible) pero hay que descubrirlo.
Publicado por: María Isabel | 08/03/2013 13:14:31
La cultura y la educación de nuevo son determinantes en este como en otros asuntos, salvan la distancia entre hombres y mujeres. Hemos avanzado mucho y hemos aprendido que las cosas no son estáticas, la tensión entre sumisión y dominación o independencia y represión nos deben hacer mantener la guardia y posicionarnos. Necesitamos la implicación de toda la sociedad para alzar la voz pero, sobre todo, responsables institucionales que sepan escuchar e incluso ver cuáles son las necesidades de la sociedad y hacer propuestas para avanzar en el objetivo de lograr una sociedad más justa e igual. Hablo de responsables institucionales en sentido amplio, instituciones públicas y privada. Ah! Feliz 8 de marzo!!!
Publicado por: LEICHEGU | 08/03/2013 12:29:12
Nos invita a Deleuze a que abandonemos tanta lógica aristotélica, tanta gramática atada a los sujetos y abramos la vida al silogismo de la hierba. Desterritorializandonos , sin órganos, en el huracán del deseo y el devenir, podría desdibujarse el mapa de la vulnerabilidad y ofrecerse nuevas visibilidades.
Los hombres somos hierba.
Gracias por sus textos siempre tan políticos.
Publicado por: afc | 08/03/2013 10:30:50
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Publicado por: Barco | 08/03/2013 6:48:48