El salto del ángel

De música

Por: | 21 de junio de 2013


Martin kimas DOS
La música no es la simple expresión de nuestros sentimientos. Aunque la situáramos en los meandros de la voluntad, lo decisivo es lo que tiene de desbordante respecto de cualquier caracterización unilateral. Un mundo sin música supondría la pérdida del mundo mismo. Entre otras razones, porque en el corazón de cada idea, en el corazón de cada concepto, en el seno mismo de la realidad late la dimensión musical. En este sentido, es la vibrante y sonora verdad del espíritu de cuanto hay, que resuena en ella.

Desde esta perspectiva, cuando se habla de educación musical, no se reduce al aprendizaje, sin duda imprescindible, de técnicas y de procedimientos, sino de toda una formación que da armonía y comprensión a la existencia. Se insiste en la constancia, en la disciplina, en el rigor que ello exige, pero asimismo es determinante para alumbrar un pensar musical, verdadero horizonte de todo pensamiento. Conjuga distancias, medidas, equilibra, procura espacios, ofrece aires y silencios, mesura y ponderación. No limita lo existente al cabrilleo de las apariencias. Ahora bien, no por ello las ignora.

En una sociedad poco propensa a la atenta escucha, a la consideración, la música sostiene el decir de las palabras y no sólo con su articulación y su ritmo, sino con su búsqueda y proyección, con su alcance, e indica caminos y abre posibilidades y pone en cuestión verdades supuestamente evidentes. Es también alivio y refugio, pero su inquietud, incluso en la intimidad más lírica, nos ofrece la intensidad que no siempre somos capaces de procurarnos o de sobrellevar. No se limita a ser compañía y, si lo es, procura alguna dislocación. Y tiene sus efectos. Quizá procura a su vez dicha y gozo de vivir.

Martin-klimas UNO
Que la vocación y la pasión sean imprescindibles para la música no significa que hayamos de depositar en sus manos toda la labor, como si amparándonos en la voluntad y el esfuerzo que suponen y requieren, todo hubiera de quedar a merced de un peregrinaje personal, una suerte de heroico camino propio de intrépidos. Cada quien, en una cierta actividad de tiempo libre, o liberado, de modo complementario, podría ocuparse de semejantes aficiones. Mientras tanto, entre curiosos y allegados cabría ir reuniendo un cierto público. Y así, poco a poco, siempre podría emerger alguien singular.

Los hechos y los caminos son y han de ser diferentes. Es indispensable no ignorar hasta qué punto la música es vertebración social y generadora de seres capaces, no sólo de otro modo de escuchar, sino asimismo de otro modo ver. Ella misma es escuela permanente, una manera de aprender y una forma de vivir. Y si cabe hablar de conservatorios, es porque en ellos se vela por un legado, por un tiempo y por un espacio de enseñanza y de recreación. No sólo de transmisión, también de interpretación. Y tal es el asunto, ya que se trata de un saber, de un arte y estilo de saber que conforma la vida entera. No es que haya simplemente de vivirse por y para la música, es que ella es ya una forma de vida, un .modo de comprenderse a sí mismo y al tiempo presente, que a la par es hospitalaria con quienes la sienten y han sentido.

Martin Klimas Ludus Tonalis- Paul Hindemith
Que quepa hablar de profesionalidad, que se requiera conocimiento y oficio para una adecuada labor no significa que sea un depósito que haya de ser apropiado únicamente para los más iniciados. Y no sólo por lo que tiene de patrimonio cultural, sino por lo que significa de matriz vital, entraña de cuanto somos, pensamos y sentimos. Si al crearla nos recreamos, al interpretarla, también. Y, a nuestro modo, cada quien lo hace, al encontrar en ella el soporte que se corresponde con el proceder de nosotros mismos como sujetos. Las lecturas actuales sobre las formas de subjetivación son en última instancia diversas interpretaciones musicales, formas diferentes de componer, desde la capacidad de asegurarse hasta la esfumación.

Otro tanto cabe decirse de lo común, de esa raíz común tan profundamente musical que nos teje y convoca y que tiene no menos que ver con el lógos que la palabra. Y tal es la fuerza y la verdad de su capacidad de hacernos singulares, compartiendo espacios. Nos vincula, al escucharla, al interpretarla, al cantarla, y genera conformaciones que prefiguran identidades no necesariamente estereotipadas o fijadas previamente. El silencio compartido es entonces el de una escucha en común.

Martin Klimas Charlie Parker
Tal vez resulte excesivo señalar que lo que hay de inclasificable, de inesperado, de enigmático, de inaprensible es sin embargo en la música bien elocuente. Entre otras razones, por lo que pone en evidencia. Aspectos inauditos e indescifrables de nosotros mismos y de cuanto hay destellan con una limpieza que produce tanta admiración como terror, no menos que la maravilla del devenir, a la que se refiere Aristóteles. Y tal vez se trate de eso, de la vinculación entre el consistente pasar y el constante fluir, ritmo no necesariamente armonioso, con cesuras y cadencias que la música también sabe incorporar, porque brotan tan de sí misma.

Y ya no es que cuando las palabras son incapaces precisemos de otros modos de decir, es que cuando el propio decir es insuficiente irrumpe aquel murmullo incesante y previo, aún sin articulación, que no es sólo caos, que siendo inhabitable da que habitar, y que siendo indecible da que decir. The Rest is Noise, libro de Alex Ross titulado en español  El ruido eterno, muestra que la vida y la historia comportan asimismo sus acordes, disonancias y consonancias, alteraciones, timbres, alturas, sonoridades y atmósferas, y hay un modo de conjugarlas según las vicisitudes de cada presente. Lo demás es ruido. Pero es preciso aprender a escuchar otros sonidos diferentes.

Hacer la experiencia de hasta qué punto consistimos en esa imposible apropiación y sentirnos desde la más temprana e infantil hora convocados por este atractivo enigma nos permite no reducir la existencia a la mera acumulación de hechos. La música es asimismo escuela que nos libera de la ingenuidad de lo evidente y nos sitúa en la tesitura de vérnoslas con la permanente necesidad de crear, de interpretar, que no es simplemente inventar, sino asimismo ejecutar lo que no siempre es melodía.

Martin Klimas Music for 18 Musicians -Steve Reich and Musicians
(Imágenes: Proyecto What Does Music Look Like?, de Martin Klimas. Fotografías del efecto producido por el salto de la pintura a causa de la vibración del sonido de determinadas piezas musicales. Transistor, por Kraftwerk; Pharaoh’s Dance, por Miles Davis; Ludus tonalis, por Paul Hindemith; Ornithology, por Charlie Parker; y Music for 18 Musicians por Stewe Reich)

Hay 16 Comentarios

"Un mundo sin música supondría la pérdida del mundo mismo. Entre otras razones, porque en el corazón de cada idea, en el corazón de cada concepto, en el seno mismo de la realidad late la dimensión musical". La vida es un pentagrama....

http://www.youtube.com/watch?v=Uxtag_dgeds

Perdón, no es 400, es 440.

Anoche escuché por primera vez hablar del tema de la afinación a 432 Hz y a 400 Hz. Inquietante.

Hombre delgado já eres un vencedor.,,

Algo de música para los oídos.

http://www.youtube.com/watch?v=9Gn6_hV5X8s

Las imágenes son vibrantes, lo que es capaz de mostrar la vibración del sonido. Me recuerda a los textos de Aristóteles sobre los pitagoras: " Los pitagóricos fueron los primeros que se dedicaron a las matemáticas y que las hicieron avanzar, y nutridos por ellas, creyeron que los principios de estas serian los principios de todas las cosas. Y puesto que en las matemáticas los números son por propia naturaleza los principios primeros, precisamente en los números ellos pensaban ver --más que en el fuego, en la tierra y en el agua --mucha semejanza con las cosas que son y que generan...; y además porque veían que las notas y las acordes musicales consistían en números; y finalmente porque todas las demás cosas, en toda la realidad, les parecían estar hechas a imagen de los números y que los números fuesen lo primero en toda la realidad, pensaron que los elementos del número fuesen elementos de todas las cosas y que todo el universo fuese armonía y número".
Luego me imagino que saldrían las partituras aunque por aquella época lo que primo fue el 10 ( la tetraktys) que fue considerado como número perfecto y visualmente un triangulo equilátero.


La música puede fundirse sin extravíos con las restantes artes;hasta con el mudo arte del silencio intercalado con templada armonía. La música es mejor que el bálsamo de fierabrás. Es el antidoto perfecto y sin eventuales contraindicaciones. Incluso en sobredosis (caso de las Nueve Sinfonías, una tras otra, que mañana 22 de los corrientes está dispuesto a dirigir en el Auditorio Nacional López Cobos) la música posibilita sobrevivir de "todo mal anímico" a quien la escucha. Sin más dilación varias rondas de música ya...

Hoy en el día internacional de la música un homenaje a quienes nos la acercan y entregan, a tantos especialistas y amantes de ella que dejan su vida en su creación, su estudio, su cuidado y su transmisión.
Magníficas imágenes que nos regalan una danza de color!
Gracias, profesor

Acabo de enterarme que mi nieta, de 11 años, ha aprobado su acceso a 1° de Profesional, despues de 4 años en el Conservatorio de Musica de Villaverde, en Madrid. ¡Que alegria! Soy hijo, sobrino, hermano y suegro de musicos profesionales. Y ahora abuelo de una futura experta en fagot. ¡Hoy soy feliz!

¡La música! Que cosa maravillosa la música.
Sobre la música lo primero que creo que hay que decir es que sin música la vida sería tremendamente más triste. Podríamos vivir sin otro tipo de manifestaciones artísticas, sin poetas, sin pintores, sin escultores, sin cineastas, sin…….., pero no sin músicos.
La música como conjunto de sonidos armoniosamente combinados constituye un elemento sonoro más del ambiente que condiciona la conducta humana.
La música es un medio de comunicación y una forma de expresión. A través de la música sus creadores no solo transmiten sentimientos y estados de ánimo, sino que influyen en aquellos que la oyen generando efectos de lo más dispar. La música tiene infinidad de utilidades, nos ayuda a evitar el silencio, el enloquecedor silencio, y es también una forma de evitar la soledad. La música nos da compañía, nos entretiene y nos transmite alegría y energía.
La música es apasionante. La música despierta pasiones de todo tipo. Provoca excitación sexual y hace la actividad sexual más placentera. Y la música fue utilizada en la guerra para dar energía a los combatientes, ayudándoles a superar el miedo a la vez que generaba miedo en el adversario, impulsándoles a combatir con mayor ferocidad.
La música es un elemento de reunión y unión en toda sociedad. La música es una de las pocas creaciones sin la cual no podríamos vivir, alguien siempre la acabaría creando.

“Aquella tarde se encaprichó de nosotros. Nos regaló nostalgias y nos transmitió vacíos y alteraciones. Yoli se vistió de miedos y le devolvió el capricho. La Madre Naturaleza no sabía ya que hacer. Cada cual se refugió como pudo. Feli y Jesús no daban abasto tratando de tranquilizar a los niños. Gritos, saltos, lloros, quejidos…la locura. Los chicos no habían respondido a ninguna de las partes de la sesión y habíamos llegado a la fase de la relajación. Por un momento pensé si sería mejor dejarlo todo y marcharnos. Fue pensado y hecho. Me acordé de la suite número 3 en Re Mayor de Bach y la puse en el movimiento de aria. El personal se fue sentando en las colchonetas. Todavía leves gimoteos, pequeños quejidos de fin de camino, sollozos y pausas. Yoli se sintió ranita. Sentó su culito entre las piernas, movió su cabecita de derecha a izquierda suavemente. Las manos entrelazadas se soltaron para secarse una y otra vez los ojillos húmedos. Después de los primeros compases, se hizo en la sala un silencio de regalo. Les observé uno por uno. Los seis daban las gracias, con balanceos, muecas y gestos. Pero Yoly, la terrible Yoly, encontró más que ninguno un remanso de paz, después de aquella guerra contra los elementos. La tarde seguía triste y revuelta, pero la lluvia azotando los cristales sonaba de otra manera”.
(Del Río, V. (1998): Seis niños autistas, la música y yo)

Que tema más artístico y comentarios tan musicales. Gracias a todos por estar ahí y acompasar en este espacio.


http://nelygarcia.wordpress.com. La música es la faceta del arte que más necesita práctica y perseverancia, basada en las enseñanzas académicas; pero como señala Thomas Bernhard en su obra “el malogrado”, el genio debe de saber apartarse a tiempo, de los moldes que establece la institución, para realzar su capacidad creativa, con total libertad. Todas las clases de música son necesarias en el mundo también la popular, la danza y el humor, que consideradas artes menores, sensibiliza y pueden apreciar todos los públicos.
En definitiva; el mundo en su integridad se compone de pequeñas y grandes cosas, que procuran entusiasmo y placer, pudiendo cada uno disfrutar de ellas, según su percepción.

Parece que sea algo de otra dimensión llegado a nuestro mundo y descubierto por casualidad.
Como el fuego o la rueda, la música nos saca de nuestro atraso ancestral, de nuestra vida anclada a la oscuridad de nuestra ignorancia llena de miedos.
La música nos eleva por encima de la piel áspera de la tierra que pisamos, y nos permite ver la realidad desde otra perspectiva más sublime, más humana, como más inteligente, y más digna.
La música nos transporta en el tiempo y en el espacio elevándonos a otra dimensión desconocida, desde la que podemos entender y asimilar nuestro presente encontrando caminos hacia el futuro no visibles desde el ruido a ras de suelo.
Como simples mortales de carne y hueso, en la música paladeamos un poquito lo que debe ser el cielo, y como se debieron sentir los dioses, cuando pensaron en crear el universo.
De la nada, incluyéndonos a nosotros, la especie humana.

Como dice Lola Núñez, en efecto, la educación es fundamental para que la maravilla de la música y de cualquiera de las artes se desarrolle: tal expresión de la belleza y la armonía vinculan la vida a formas más felices y expresan -nos expresan- articulando auditiva o visiblemente emociones. Lo tenemos difícil si la enseñanza se convierte en producción para cubrir las necesidades del mercado y no para dar el alimento en el que los seres humanos aprendan a nutrir las posibilidades interiores de posible su plenitud.
Frente al ruido y la furia, necesitamos esta manera de habitabilidad constitutiva del hombre, pues siempre ha cantado, ha dicho en poesía el juego de la música.
También el silencio es música y hay que aprender a detenerse y escucharlo: los ritmos de la noche, soledades sonoras o músicas calladas; la mirada acorde entre los seres; el fluir de nuestra sangre...
Siempre nos abre un camino de meditación, señor Gabilondo, y nos invita a darle forma y a expresarlo. Creo que recibe esta gratitud que manifestamos sus lectores. Su espacio es un oasis en medio del barullo de aullidos discordantes...
http://www.lashojasvuelven.blogspot.com.es/2013/06/miradas-la-noche.html

Una delicia, como siempre, leer este blog. Pero, en este caso, tiene un valor añadido: las enseñanzas artísticas, tan menospreciadas últimamente, proporcionan una forma especial de entenderse y de entender el mundo que, de otro modo, jamás saldría a la luz. Ángel Gabilondo, tan primoroso en su blog, nos ofrece un texto con una estructura estupenda e imágenes originales y espectaculares para acompañarlo. Un placer, señor Gabilondo.

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Sobre el blog

El salto del ángel es un espacio de reflexión, de pensamiento sobre la dimensión social y política de los asuntos públicos, sobre la educación, la Universidad, la formación y la empleabilidad. Busca analizar los procesos de democratización, de internacionalización y de modernización como tarea permanente, con una actitud de convicción y de compromiso.

Sobre el autor

Angel Gabilondo

Ángel Gabilondo Pujol es Catedrático de Metafísica de la Universidad Autónoma de Madrid, de la que fue Rector. Tras ser Presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, ha sido Ministro de Educación.

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