El salto del ángel

El juego de las diferencias

Por: | 10 de enero de 2014

James  Busby grandeNo faltan expertos en subrayar siempre las diferencias. Y las hay. Y si es preciso, en procurarlas. Ahora bien, para encontrar las diferencias entre lo que parece igual se exige reconocer que hay algo común a partir de lo cual se distinguen. Eso es tanto como saber que el juego de las diferencias no se resuelve con el establecimiento de un original y de una copia, que de una u otra manera resultaría imperfecta al no ser idéntica a aquello que de algún modo imita. Esgrimir las diferencias a partir de la identidad en última instancia constata lo común. Y preestablecer cuál es la verdadera identidad supondría entrar en todo un juego de espejos y de simulacros. Por eso, sorprenden en este asunto quienes parecen estar llenos de evidencias y, aún más, dispuestos a que se abracen colectivamente.

Supongamos que somos diferentes, lo que a la vista de lo más sustancial y decisivo, esto es, nuestra dignidad como seres humanos, exigiría un análisis de otro tipo. Pero, en efecto, desde ciertas perspectivas no carentes de importancia ni merecedoras de desatención, somos bien diferentes, lo que no impide que ello no haya de afectar a lo que se estime determinante. Resultaría llamativo que esto fuera una razón para eludir la presencia y la compañía en espacios de convivencia con quienes, por lo visto, no son como nosotros. De ser así, pronto constaríamos hasta qué punto todos tenemos una enorme capacidad de quedarnos solos. Y, si es preciso, de lamentarlo y de encontrar en los demás buenas razones, y considerarlos causantes, incluso culpables.

Podría decirse que estamos dispuestos a compartir y a convivir con otros, a pesar de que lo sean, esto es de que resulten efectivamente diferentes, pero de lo que se trata es de hacerlo, no a pesar de ello, sino precisamente por eso. En semejante diferir radica la tarea de la constitución de un espacio para la pluralidad de formas de vida.

En cualquier caso, no sería fácil establecer cuál es el nivel, o hasta qué extremo o umbral cabe situarse para estimar que es una diferencia insalvable. Su porcentaje soportable o insoportable resultaría tan confuso para marcar barreras como para definir con alguna certidumbre qué cualidades constituirían un factor capaz de intentar justificar una exclusión o una escisión. En este y en otros asuntos de perspectiva, la distancia y la situación resultan decisivas.

James-Busby-Slide-Show-2012-grandeNo siempre es más llevadero ni más aceptable encontrarnos con lo que se identifica con lo que ya somos, incluso buscar que los demás sean como nosotros. Además de ingenuo, no sería en absoluto aconsejable, ni siquiera más tolerable. Precisamente, en ocasiones nos resulta radicalmente incómodo hallar en los demás nuestras propias características o modos de ser. Y vernos en la tesitura de enfrentarnos con nosotros mismos en ellos. En el juego de las diferencias, lo interesante es dar con aquello a partir de lo cual pueden establecerse sin ser indiferencias.

No pocas veces nuestra única identidad parecería consistir en ser diferentes. Es más, recalcamos tanto todos el serlo que así constatamos hasta qué punto somos idénticos, aunque nuestra identidad radique concretamente no sólo en esa diferencia, sino en el modo singular de acentuarla y de vivirla. Puestos a ser diferentes basados en la singularidad, ella ha de ser el principio de la verdadera articulación. La adecuada diferencia es un principio de vinculación. Ser diferentes habría de unirnos, pero nada desvincula más que pretender ser en exclusiva diferentes.

Dividir agujas 2En ocasiones basta fijarse un poco, con la mirada de la consideración o de la contemplación, para comprobar hasta qué punto una suerte común, un destino que no es preciso nombrar nos convoca en cada instante a la tarea de vivir. Cada quien se ve desafiado por sus propios límites, que no son barreras que le separan de los demás, sino las posibilidades extremas que reclaman ser llevadas hasta el final. Estos límites no separan, vinculan. No son fronteras, son fronterizos. Vérselas con esos márgenes como orillas para ir más allá o más acá de sí mismos es la labor singular y colectiva, y no el establecimiento de terrenos en términos limítrofes.

La exhibición de la singularidad como factor determinante para procurar modalidades de aislamiento la unifica con cualquier otra, hasta el extremo de difuminarla en una reivindicación que bien vale en todo caso. De este modo, lo presuntamente distinto sería literalmente de lo más común.

No se trata de reducir las diferencias, ni de esgrimirlas como autenticidad o razón de ser en tanto que valor constitutivo de la identidad. Solo en el corazón de lo que nos vincula late la radical singularidad, la de la palabra propia. La tarea de lograr que lo sea no se restringe a la simple toma de distancia respecto de las palabras ajenas, ni es más propia por ser más distinta, sino por lograr otro modo de identidad. Ese camino se recorre como conversación y no necesariamente se zanja. Pretender una identidad sin distancia, para a partir de ella establecer las diferencias, no es sino una abstracta desconsideración no solo con la diferencia, también con la identidad.

Semejante asunto, en estos tiempos difíciles y complejos, muestra, no siempre en todo su esplendor, su rostro sociopolítico. Ni la identidad es la plena satisfacción, ni la diferencia la gran justificación. Puestos a jugar a las diferencias no está mal reconocer las que se encuentran entre las que esgrimimos como argumento para su eliminación y las que ensalzamos para su entronización. Una vez identificadas, el juego finaliza. En esto consiste, en encontrarlas cuanto antes. Para que irrumpa lo común.

Piñon 2(Imágenes: James Busby, Mirrorball, 2012. Gesso, grafito, óleo y acrílico sobre MDF; Slide Show, 2012. Gesso, grafito, óleo y acrílico sobre tabla; Split Needles, 2012. Gesso, grafito, óleo y acrílico sobre tabla; y Sprocket, 2012. Gesso, grafito, óleo y acrílico sobre tabla) http://www.kravetswehbygallery.com/artists/1823

Hay 15 Comentarios

Nos uniformamos para diferenciarnos y no es una contradicion pues uniformados se notan mas facilmente las diferencias aunque en el fondo todos somos iguales y tambien es verdad que no hay dos seres identicos, si nos esforzamos en marca tanto las diferencias como muy bien dice el profesor Angel lo que hacemos es marcar lo comun
Jose Luis Espargebar Meco desde Buenos Aires

Acabo de escuchar tu entrevista con Gemma Nierga.
MAESTRO: no voy a enumerar los adjetivos (tooodos positivos) que tu manera de ser, estar y actuar, me sugieren...
He descubierto tu blog. lo seguiré.

Mirar con esos avales la diferencia del juego formaría quizás María una marca distintiva que competiría con lo más común. El juego formaría plena satisfacción en la diferencia de la gran justificación. La jugada de la apertura de lo común encontraría irrumpir en el valor constitutivo para lograr un modo de identidad del juego de las diferencias.

Claro que esto tendría que ser de otro modo ¿Que, qué íbamos a hacer? Por supuesto no conformarnos con nosotros mismos en el juego de la diferencia. No creo que el final se debatiera en un Parlamento, por su puesto. Los juegos de momento no disponen de sus recursos estilísticos aunque habrá que marcar las diferencias.
El juego, nuestro juego puede ser administrado en el arbitraje de unas normas establecidas por todos los participantes que lo avalen pero el juego de las formas tiene que mostrarse. El juego no es un juego y nada más sino una marca que se diferencia más que de un símbolo.

Si "en ocasiones nos resulta radicalmente incómodo hallar en los demás nuestras propias características o modos de ser" es porque en verdad no dejamos de ser detestables.El prójimo lleva nuestras miserias sin vergüenza y las muestra en nuestra cara creyendo que no son las nuestras(la diferencia empieza ahí), y por eso decidimos que nosotros somos, seremos, diferentes a partir de entonces(no dejamos de empezar), querremos ser bien diferenciados, deferentes, establecer que esa diferencia que no se colma ni nos colma ni acaba de cuajar acabe por darnos sus frutos, que ese destacar no nos invalide definitivamente( ¡cómo hace juego aquí la gracia, en ese su final, su golpe!!!).La diferencia también es una forma de irse, de no dar cuenta, de no mojarse ni ser ni tener que ver con lo que nos vamos a encontrar(tal vez con lo más nuestro).¿Pero por qué tendría que ser de otro modo? Para escribir este mero comentario no lo duden ustedes: he estado pensando en un "impresentable" con el cual me dije o aconsejé hace poco: ahí no debes tú llegar, eso no DEBES ser tú.¡Qué cosa!!! Es más --me seguí diciendo-- nunca entrarás en ese termitero donde toda diferencia se cuece y se anula y esconde, por mucho que te empeñes.¿Cómo esperar que me bendiga y se contente conmigo tal criatura en ningún futuro? ¿Acaso me perdonaría la vida? Ah, no, para nada estoy en que un "diferente" me perdone la vida...Estoy de acuerdo en que "nada desvincula más que pretender ser en exclusiva" diferente, sobre todo diferente de cara a los demás.¿Qué tranquilidad dá saberse un ser vulgar, un ser sin lo pretencioso que es ser miserable!!.Esas entonaciones, esos YO hice y YO (me) dije y toda esa diferencia o cuajo, esa IN-diferencia, ese poco que va del mucho y de mucho a la nada estupenda, esa resoluta miseria autosatisfecha...,cómo no detestarla y darle su merecido homenaje? En los antiguos periódicos o revistas de crucigramas siempre se incluía un dibujo extra que guardaba en su composición siete diferencias que había que resolver comparando con otro dibujo igual.Tanto se llamaban las siete diferencias como los siete errores.Era lo mismo.Esto es lo común y lo diferente refleja el mismo pecado.No hay escapatoria: por la boca muere el pez.

Una segunda cosita quería opinar. Creo que la diferencia de juego Ángel que aquí se indica no está en las estrategias de la diferencia que usted apunta: ¡Tan desarmadas e inteligentes son las ideas elaboradas de un juego sin acierto en sus partidas! Habla de “El fin” pero por favor cómo algo puede ser el fin más bien sería el principio de algo nuevo por venir. Mira que darlo todo por terminado en el juego de la diferencia, por dios.

Los juegos de las diferencias aplicadas son una regla fundamental, pero existente en las indicaciones de algún manual práctico de instrucciones contenidas en los indicadores de algún prospecto. Lo primero y fundamental corresponde al inicio de una jugada que es saber de regas y después la de poder jugar. El evidentemente eso todos lo sabemos.

Hay una forma de escindir a la Humanidad en categorías estancas que ha adquirido recientemente nueva relevancia política y que acarrea una intrínseca contradicción con su pretendido carácter social; una negación de identidad fundada sobre prejuicios y tergiversaciones de la realidad, sobre renuncias a la racionalidad del pensamiento científico y a la consideración íntegra tanto de lo propio como de lo ajeno que nos constituye como seres humanos. Todos podemos entrar en la magnificación de lo accesorio y la minusvaloración de lo fundamental pero el juego de las diferencias, cuando se trata de asuntos que atañen a la vida y la muerte, plantea también la exigencia moral de no caer en fatales errores de juicio. En ellos sin embargo, se precipitan quienes establecen una frontera arbitraria de la identidad humana que no concuerda con la realidad; una frontera que no cabe siquiera discernir cuando se comprende la radical relevancia de la base común, biológica, que unifica sin cesuras la entera existencia. Me refiero –es claro, no era necesaria excesiva perspicacia para adivinado- a la artificial distinción en que se apoyan los defensores del mal llamado “derecho al aborto”. Allí donde, en la naturaleza, hay reconocimiento, se pretende imponer, desde la ideología, extrañamiento; allí donde, en la naturaleza, hay continuidad, se intenta, desde la ignorancia, decretar un abismo; allí donde, en la naturaleza, hay identidad sustancial, se aspira a disolverla desde la incuria ética.
Pues, en efecto, hay reconocimiento natural de la humanidad del ser vivo recién constituido en tanto que la propia fisiología femenina distingue al individuo de nuestra especie frente a cualquiera otro ser vivo, agrupación celular o célula aislada que pudiera acceder al seno materno; hay continuidad en la existencia que se despliega desde la particular, intransferible interacción entre genoma y entorno que tiene lugar en cada nuevo ser desde su mismo comienzo; y hay identidad entre las primeras etapas del desarrollo y el organismo senescente en tanto que cada etapa de la existencia está sometida a las presiones evolutivas que, en un momento determinado del tiempo, crean y seleccionan a un mismo individuo, concreto e irrepetible, de la especie a la que todos pertenecemos (el embrión es sujeto de la evolución humana tanto como pueda serlo el neonato, el adolescente impúber o el adulto).
A pesar de estas evidencias, empero, proliferan quienes se envanecen por despreciarlas. Probablemente no alcanzan a colegir, de la intuición que les lleva a agradecer no haber sido objeto de un homicidio prenatal, que, cuando se identifican con el ser sin memoria que ellos fueron, están ya reconociendo no homología, semejanza o parentesco sino, pura y simplemente, identidad entre el presente que viven y el pasado que viera su propia concepción. Hace falta –hay que reconocerlo- cierta independencia de criterio, cierta disposición a no ser arrastrado por la corriente de la cogitación banal, interesada o emocionalmente gratificante, para asumir la realidad humana en su entera dimensión, para no hacer diferencias artificiosas, éticamente degradantes en cuanto son reconocidas como erróneas; e incluso es necesaria cierta fortaleza de carácter para no sucumbir ante la apelación a las consideraciones de oportunidad social de quienes defienden el aborto más o menos fácil para conseguir espacios de libertad sexual o de bienestar, pero es que la función del pensamiento que aspira gobernar la acción tiene su razón de ser justamente en la constatación de lo que es diferente y, asimismo, de lo que no lo es.

ANCHA ES CASTILLA EN UGT-A
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…Y después de Sevilla… Castilla. Carmen Castilla Álvarez es ahora la nueva secretaria general de UGT-A, la sustituta en el cargo de Francisco Fernández Sevilla. Recuerden: el antiguo líder ugetista, o también llamado en Andalucía Francisco “El Breve”, pues sólo duró en su puesto 7 meses, que se vio obligado a dimitir prematuramente, ante los nuevos escándalos relacionados con el desvío de fondos públicos destinados a cursos de formación. Ahora es Carmen Sevilla la nueva lideresa regional y la que tiene que lidiar con el marrón de un sindicato en crisis debido a su corrupción interna.
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…Sevilla tiene un color especial, como diría el grupo sevillano “Los del río”. Para empezar, porque es una mujer. La 1ª en liderar UGT-Andalucía en sus 125 años de historia. Después por su amplia cultura: es diplomada en enfermería y licenciada en Derecho y en Psicología; aunque sólo ha ejercido profesionalmente como enfermera en el hospital de San Lázaro de Sevilla. Esto contrata sobremanera con la incultura de sus predecesores Pastrana y Fernández Sevilla, una incultura muy vinculada al trinconeo, las jefaturas chusqueras, el analfabetismo, las sumas y rectas con palotes y a la España cañí. Sin embargo, Carmen Castilla no pertenece a ese mundo. Pues, además de culta, la nueva lideresa sindical se declara feminista, cinéfila, aficionada a la música y al fútbol vascongarra, en concreto, al del Athletic Club de Bibao.
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…Sólo 4 detalles afean la entrada de Carmen Sevilla a la secretaria general de UGT-A.
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…1º su pastranismo. Doña Carmen conoció a Manolo Pastrana cuando éste ingresó en el hospital sevillano Virgen Macarena, donde ella trabajaba como enfermera. Allí doña Carmen lo atendió personalmente y ambos intimaron. Poco después, Carmen era nombrada directora de Enfermería en este centro.
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…2º, su Fernandismo. Formó parte del ejecutivo presuntamente corrupto de Fernández Sevilla.
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…3º, su nombramiento-exprés. La nueva secretaria general sólo ha tenido que someterse a las rápidas votaciones de un comité improvisado constituido por 118 personas, y no a las urnas serias de un congreso extraordinario de 300 delegados.
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…4º, su propia desconfianza hacia sus actuales compañeros de sindicato, al asegurar que no pondría la mano en el fuego por ninguno de ellos. Lo cual ya es toda una declaración de intenciones. Aun más cuando hace unos días declaró tener una máxima basada en el lema “quien haya hecho algo ilícito, que la justicia lo declare”. Y no directamente “…que lo pague”, como se suele decir. Lo cual ya implica que a Carmen le hubo de fallar el subconsciente ese día, pues dijo aquello y se quedó tan ancha. Sin embargo, esa interpretación personal del lema supone dar patente de corso al sinvergüenza, mientras no sea descubierto por la Justicia. Tapar al compañero corrupto dentro del sindicato para no erosionar más el nombre de UGT-A.
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…Por tanto ¿seguirá la nueva líder ugetista la máxima gracianesca del “callar y seguir”?

Apoyándonos, de algún modo, en el pensamiento de Deleuze, principalmente, ¿se podría plantear lo siguiente?, al hilo de lo dicho por usted, profesor:


-1- ¿Son "los expertos" expertos en establecer las diferencias de lo mismo? Esto es, ¿son los que ensalzan la identidad (tabú-totémica) de Lo Mismo y su relación de semejanza (subordinada) y medican la identidad de lo diferente y su relación de simulacro (coordinada)?


-2- ¿Es la identidad de Lo Mismo un huir de la diferencia-sin-identidad para alcanzar la identidad-sin-diferencia?


-3- ¿Es el pensar cotidiano un pensamiento desde la identidad de Lo Mismo, un pensamiento útil que surge del paranoico psicoanalizado por sí mismo frente al delirar de la diferencia de Lo Otro como pensamiento inútil del esquizofrénico sin esquizoanalizar (Deleuze) ni "existencialanalizar" (Martín-Santos)?


-4- ¿Son el arrojamiento del análisis existencial y el trasfuguismo del esquizoanálisis análisis de apertura hacia esa concepción de la con[-s-]ciencia viciada en el eterno retorno (desgastado [y desgastador]) de Lo Mismo?


-5- ¿El vínculo-relación de semejanza (de los idénticos) es frontera que aísla frente al vínculo-relación de simulacro (de los diferentes) que es frontera que comunica?


-y 6- ¿Es la frontera resultante de la relación de semejanza un concepto de diferenciación negativa y restadora frente a la frontera consecuencia de la relación de simulacro como concepto integrador positivo y retador?


Me interesa ver, efectivamente, cómo nos diferenciamos sobre todo en la condición de implicación o indiferencia. Luego dicen que todos son lo mismo, hasta tararean cancioncillas haciendo rimar en la misma melodía para que parezca similar lo diferente. Hoy he aprendido a localizar lo que realmente nos hace diferentes, la sensibilidad hacia el dolor ajeno, la búsqueda de la justicia social, el anhelo de libertad vinculada precisamente a esa justicia... hoy lo veo también desde la dimensión pública y política, la diferencia es la implicación o la indiferencia. Gracias por su reflexión, profesor

Quienes pertenecemos a la generación de los pasatiempos de esos viejos periódicos, nos hemos entretenido muchas veces con el juego de las diferencias. Lógicamente, prestábamos más atención a la diferencia a la vista de lo que aparentemente era igual y, por lo tanto, dábamos por sentado que en las figuras que se nos presentaban, una junto a la otra, había diferencias, algunas, es verdad, muy difíciles de apreciar. Había que prestar mucha atención y agudizar los sentidos. Como expresa nuestro anfitrión, una vez identificadas, el juego se acaba. Lo importante es no transformar la diferencia en negatividad ni en exclusión. Buscar lo que nos une; no lo que nos separa: ¿Les suena?

Cuando visualizamos este texto tan acorde en la diferencia de los anteriores. Vemos un referente al juego que de alguna forma tiene también una variación, el de la diferencia. Ambos son sucesivos, es decir tienen un juego escrito que no deja de ser una función que crea más juego para establecer una posición acorde que con la posición aprobada en el contexto inicial. Por ejemplo el juego que acontece, el juego que deduce, el que marca porque al fin y al cabo el juego establece una diferencia a veces potenciadora.
Las estructuras se ensanchan en el juego de recrearse y a veces sin confusión para albergar intereses diversos. Pa-manias la de las primeras diferencias que se encuentran en el juego con soluciones aceptables y las segundas para una estabilidad más acorde con los tiempos. Escribir sobre juegos resulta de lo más cercano, en cuanto a marcar distancias. En el ir y venir del predominio del ensanche veremos cómo es el juego de la diferencia.

La naturaleza realiza la primera selección en las especies, limando las asperezas, y eliminando los restos o residuos inservibles.
A lo largo de los miles de años se han mejorado las especies, incluida la humana.
Por selección natural.
Solo prosperan los mejores y mas sanos ejemplares, en lo físico y en lo mental, progresando por fuera y por dentro, la inteligencia también .
Pero no atinamos a ser iguales en lo individual, se busca la mejora diferente, el complemento que nos falta.
Recombinando elementos.
En nuestro caso buscamos una gama amplia y compleja que nuestra cabeza sintetiza como atracción, nos atrae otra persona y no sabemos por qué.
Nos atraen las diferencias, o los complementos, una intuición de la raza, o de la estirpe.
Para mejorar.
En sociedad nos pasa igual, buscamos por intuición algo que nos mejore a la luz del sentido y de la lógica por donde nos indica la cabeza.
Por atracción, y por sentido común.
También prima el resultado, juntando diferencias que sumen y añadan eficacia.
Para mejorar y perpetuarnos.

Todos estamos inmersos en un colectivo existencial; sin embargo, cada uno lo percibe de forma diferente por lo tanto, no somos iguales. Las diversidades enriquecen al conjunto y en el ámbito social sería deseable, que todos disfrutaran de las mismas oportunidades, aunque los resultados desembocaran en convicciones distintas.

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Sobre el blog

El salto del ángel es un espacio de reflexión, de pensamiento sobre la dimensión social y política de los asuntos públicos, sobre la educación, la Universidad, la formación y la empleabilidad. Busca analizar los procesos de democratización, de internacionalización y de modernización como tarea permanente, con una actitud de convicción y de compromiso.

Sobre el autor

Angel Gabilondo

Ángel Gabilondo Pujol es Catedrático de Metafísica de la Universidad Autónoma de Madrid, de la que fue Rector. Tras ser Presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, ha sido Ministro de Educación.

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