El salto del ángel

Tejer en el agua

Por: | 22 de abril de 2014

Books12 shona young GRANDE

Escribir en el agua o escribir en el alma. Puestos a plantearnos si es conveniente o no escribir, Platón distingue en el final del Fedro que hay dos formas de hacerlo. Mientras la primera se limita a tratar de dejarlo ya todo dicho, para que se recuerde bien, a fin de repetirlo estricta y exactamente, cuando se escribe en el alma, lo inscrito se comporta como una semilla que, en el corazón de quien escucha, florece como en los jardines de Adonis. Y entonces ya es cosa de memoria, de reactivación, de reitineración, y no solo de reiteración. La cuestión no se reduce por tanto a escribir o no, sino a hacerlo o no adecuadamente.

En última instancia, lo escrito en el agua del recuerdo se borra y se diluye, pues supone ofrecer un texto ya clausurado, que propiamente solo cabe aceptarse en su sentido definido y, al darlo por dicho, es cuestión de rendirse ante lo que es así, sin más, sin distinta posibilidad. Sin embargo, escribir en el alma implica una manera diferente, puesto que no propone algo ya zanjado, sino que abre nuevas posibilidades. Reactiva el decir. En definitiva, exige la acción de leer. La lectura viene a ser así reescritura, que no es un mero redundar, sino un propiciar que algo diga otra vez, sin que necesariamente sea algo igual.

Malentenderíamos, sin embargo, el texto de Platón si dedujéramos precipitadamente que velar por la memoria es desatender el recuerdo, o que el agua no alcanza al alma. Ello conduciría a ignorar esa escritura que, incidental o efímera, tanto nos dice, pues incluso en su limitación no deja de ser una convocatoria. No hay memoria sin recuerdo, ni sólo con él. Se precisa el juego con alguna suerte de olvido. Asimismo, la escritura en el agua no pocas veces se diluye precisamente en lo que llamamos alma.

Ello se hace patente de múltiples formas, y muy singularmente en la relación entre texto y tejido. Enlazar y entrelazar, coser y descoser, hilar y trenzar,  mallar y frisar, definen toda una acción que compone, apresta y adereza para tramar y componer como escritura cuanto queda inserto en diferentes soportes.

 Shell paper mache on wire attached to board GRANDE

Todo lo arreglaremos/ poco a poco:/ te obligaremos, mar,/ te obligaremos, tierra,/ a hacer milagros/ porque en nosotros mismos,/ en la lucha,/ está el pez, está el pan/ está el milagro./” La Oda al mar de Pablo Neruda subraya significativamente el necesario desplazamiento, el que apunta a nuestra intervención, a nuestra participación y así mismo a nuestra necesidad. Es él y nosotros, ella y nosotros: el mar y la escritura. Pero no parece adecuado reducir la escucha a mera voluntad. La imposible apropiación, la materialidad de la inviable absoluta dominación hace de ellos, mar y escritura, Aún, tarea permanente: “Dejando esta cortante cicatriz/ el mar abajo muere y agoniza/ y nace y muere y muere/ y nace y muere y nace.”

Precisamente así, el enlace del amor y la escritura, que comparten las mismas vicisitudes, son bien reconocidas por lo que el mar es y significa. Su superficie es ya epidermis que ha de ser surcada, atravesada, literalmente escrita, tejida por los hilos de un ir y venir incesante, mientras, tan atractivo como enigmático, no es simple soporte, sino contenido efectivo de las propias aventuras que propicia. El libro-mar es entonces navegación.

Leemos como nadamos, como embarcamos, como atisbamos horizontes y archipiélagos, como necesitamos desafíos, y costas, y puertos. Y travesías, incesantes, tantas veces descorazonadoras, pero plenas de vida. Al abrir un libro corremos suertes inauditas y asimismo encontramos algunos reposos inesperados. Leer es también tejer y tramar.

Emergence Clay sculptures and feather boa. GRANDE

El libro da respuesta a la entraña de papel que en muchas ocasiones le constituye. Ya no es simplemente un formato, ni es suficiente con reconocer que se trata de una de sus posibilidades, es manera de ser que constituye contenido de la forma. Las fibras que componen el papel se aglutinan mediante enlaces por puente de hidrógeno. No basta la pulpa de celulosa, se necesitan las fibras vegetales molidas, precisamente suspendidas en agua. El papel no es un simple receptáculo de la escritura, es también palabra suya. Silencioso, asimismo la dice, la que solo se oye en ciertas orillas.

La escritura no se agota en la voz de las palabras. Su decir desborda rebosante cuanto queda inserto y nos alcanza. Es a su vez aire y brisa, viento y tempestad, no solo agua tinta. Y es a la par aquello que ha de leerse, el espíritu de la letra, su ritmo, su respiración y cuanto con eso asimismo se proclama. Leer no se reduce a deletrear.

Nadie lee por nosotros, ni siquiera quien lo hace para nosotros. Ello no elude nuestra necesaria intervención. La atenta escucha reescribe lo oído con la imprescindible hospitalidad, la que no es resignada rendición ante lo que nos adviene.

Por eso es tan importante no dejar de aprender a leer, que es una forma de reescribir y de reescribirse, de no claudicar ante el estado de cosas, de iniciar una y otra vez una travesía, un desplazamiento, el de la transformación de lo que ya resulta inexorablemente propuesto como dado.

La escritura en el alma teje la escritura en el agua, hace texto donde unos rasgos dispersos arañan y peinan, inscriben. Y así nos enseña a no dilapidar posibilidades, sino a hacerlas florecer y crecer desde la capacidad de fructificar la memoria. Antes de predisponerse a presuponer que es tiempo de proclamar los albores de un decir impoluto, conviene comenzar por considerar que lo ajustado pasa por una reescritura en medio de olas. Y ello no excluye, antes bien exige, la lectura límpida y refrescante, la que, para serlo, nos compete y nos exige. La semilla nos requiere, a decir del Fedro, para que pueda resultar conveniente escribir. Nos requiere y se requiere.

Travelling light paper mache Life size

(Imágenes: Esculturas de Shona Young, Book nichtting. Cotton yard and poetry books; Shell. Paper mache on wire attached to board; Emergence. Clay sculptures and feater boa; Travelling light. Paper mache. Life size)

 

Hay 13 Comentarios

Hermoso. Y profundo. Lo digo por aquello de trasponer el decir cotidiano desgastado con el que nos comunicamos con la comunidad que, tantas veces, ni somos ni queremos ser. Ni tener conciencia de tal.


Por eso voy a contar un chiste muy malo, muy malo, muy malo…


El hombre vive hoy en un espléndido summun pétreo de aquellas edades que dejo de ser en pos de su ambicioso progresar (¿social-demócrata o [neo-]liberal?). Hoy, algunos, gracias a nuestra excelencia y emprendeduría, somos áuricos héroes; argentúmicos conquistadores totémicos de bruñidos cuerpos cuprosos, cuya voluntad de hierro y de acerado coraje tabuíza toda melindrosidad. Somos megalíticos seres que han hecho de su actitud animal hambre voraz e insaciable. Y que han trasformado su carácter vegetal con una sofisticada papiroflexia que flexibiliza su acción, creando armaduras y naves de papeles atestados de letras-vela infladas con ese su anhelado viento-bit(¿-coin?) que les permitirá viajar deslocadeslizándose sin arraigar por su imaginar marginal.


¡Oh, viejos y carcomidos dioses de todas las civilizaciones, oh…, oh…, sujetadlo antes de que sea demasiado tarde y se os suba a la chepa; pues este gran hombre pétreo, hecho a si mismo con los des-hechos de los derechos torcidos que desechan, sólo desea mirar sobre los hombros de los elegantes gigantes que siempre son..., …igualito igualito que vosotros!


En fin…, saludos cordiales.

Es bien conocido el epitafio que aparece grabado en la tumba de Keats: “Aquí yace uno cuyo nombre fue escrito en el agua”:
http://www.poetsgraves.co.uk/keats.htm
La imagen es bella: la fugacidad de la escritura corresponde a la misma dispersión del momento que huye, a la extinción constante del pasado que, a la vez, borra memoria y percepción. El agua contiene el nombre escrito como simple distorsión momentánea que, convertida en onda, transmite al resto de la materia una vibración más o menos durable pero, en la inmensidad mudable de las aguas, al cabo extinta.
Lo curioso es que la frase está cincelada en granito y que el agua de la lluvia lleva casi dos siglos borrándola. Para tejer palabras en moléculas fluidas, hay que fijar la idea en la conciencia, donde nada existe sino como circuito de energía mojado en disolución bioquímica. Al paso de los siglos, los relieves de la lápida perderán hondura y las palabras no brotarán como veneros cruzados desde los ojos que las reconocen. Keats será uno de cuyo nombre nadie pueda beber.

El tejer sobre el agua elaborando algo significativo no tiene mucho de particular. La mayoría casi siempre adoran hablar particularmente lo bien definido. Siempre en boca y boca. Ahora sí elaborar fuera significar algo valioso podríamos hoy a una sancho panza con voz de los sin voz.

Hola,
Conversaciones a tres, estados, el ser, es no ser, siempre atento ,vivir. Hermanecerse en la escritura gracias al hilo de la memoria,cierto es. Al mar, las olas dan forma y sus palabras las mareas nos acerca, y lluvia. Verdad la lectura teda el tempo necesario, sonrisa,

... saco por su estrecho cuello el frágil manojo de neuronas enhebradas bajo la epidermis y olvidando las reglas, descontaminado de tabúes, destejiéndome, diluído y en blanco, sobre el papel, lápiz en mano entre mis dedos, me reconstruyo... me reescribo

Recuerdos, engañosa experiencia de lo vivido, diluídos, entretejidos en el fondo líquido de la redoma del alma-cerebro, floculando a veces agitados, otras veces decantados en el fondo, tranquilos, pero siempre turbando nuestra "dismemoria", desvertebrada percepción de lo ya vivido de lo que creemos erróneamente a veces, aprendido, ya escrito, definitivo.
Y cuando mi "alma-cerebro" se enturbia

De Ángel González:

Poética
a la que intento a veces aplicarme

Escribir un poema: marcar la piel del agua.
Suavemente los signos
se deforman, se agrandan,
expresan lo que quieren
la brisa, el sol, las nubes,
se distienden, se tensan, hasta
que el hombre que los mira
-adormecido el viento,
la luz alta-
o ve su propio rostro
o -transparencia pura, hondo
fracaso- no ve nada.

Escribir es dejar girones del alma a la intemperie del tiempo aunque a veces parezcan , como dice el poeta, caminos sobre la mar, aunque tambien lo escrito escrito esta y puede que a alguno ayude a escribir su propia palabra, pues como dice el profesor nadie escribe por otro
Jose Luis Espargebra Meco desde Buenos Aires

Un inmenso placer leer los post de Angel Gabilondo, todo un recorrido mental de la persona, toda un latir hondo , relativo del yo de la mencionada persona Creo que la escritura y la lectura son la autentica "sauna terapéutica" que liberiza a las personas en su lógica y constante contradicción;lesta contradicción es el mismo pensamiento, es una "estación" mas del recorrido del pensar, del latIr de vivir.Somos ,eso....¿ o no ?...!quien sabe!
http://intentadolo.blogspot.com.es/2014/04/agua-de-limon.html

La escritura es creación y por ello, debe de surgir del interior del creador con auténtica vocación y originalidad. Lo que se borra y se diluye, pudiera comparase con la técnica que, unas veces adorna el contenido y otras lo desnaturaliza. También lo profundo necesita algunas veces ser pulido, pero la intuición sincera expresada con amor, aunque su estado sea primitivo siempre permanece.

Al descubrir las personas que las ideas que hoy tienen les sirven y podían valer para otros, quisieron dejarlas escritas para decir permanentemente como en un eco perpetuo el destello de un momento.
De lucidez.
Como los dibujos de las cuevas trogloditas, con la mano pintada junto al bisonte.
Así lo inventos, las historias o la poesía.
Los libros de hoy y de ayer.
El mérito de quienes valen para ello, que no se lo esconden y lo dicen generosamente.
A los demás, a todo el mundo.
Y dan las gracias.
Por la oportunidad e dejar algo de si mismos escrito en un libro para siempre.

Me gusta esa escritura, la que se hace para ser otro, la que libera de la servidumbre aprendida en los "institutos benjameta", la que es a la vez un locus amoenus, la que tiene más que ver con la sofística de la pasión que con las tautologías de los sistemas, la que nos permite decirnos: hoy he vivido.
Y hoy le ha salido a usted un poema, profesor.
Saludos.

Siempre es un deleite leer y reescribirme, descocerse y cocerse siendo otro mientras soy yo mismo. gracias!.

Saludos desde México.

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Sobre el blog

El salto del ángel es un espacio de reflexión, de pensamiento sobre la dimensión social y política de los asuntos públicos, sobre la educación, la Universidad, la formación y la empleabilidad. Busca analizar los procesos de democratización, de internacionalización y de modernización como tarea permanente, con una actitud de convicción y de compromiso.

Sobre el autor

Angel Gabilondo

Ángel Gabilondo Pujol es Catedrático de Metafísica de la Universidad Autónoma de Madrid, de la que fue Rector. Tras ser Presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, ha sido Ministro de Educación.

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