Desconsiderar la realidad es tan insensato como darla por supuesta. Ignorarla es tan imprudente como no plantearnos lo que entendemos por ella. En ocasiones nos amparamos en su invocación para justificar posiciones o decisiones, a fin de remitir a su incuestionable e implacable contundencia la verdad de nuestras afirmaciones. Todo parece consistente hasta que nos hacemos algunas preguntas o problematizamos su configuración. En caso de duda, basta remitir a la realidad para que, por lo visto, se disipen las incertidumbres.
Es tal el amparo que ofrece a distintas afirmaciones, que no siempre disipa ni dirime controversias, antes bien las azuza. Pronto ofrece la sospecha de que su intercesión más parece una justificación que una buena razón. Basta mirar la realidad, se dice. Ahora bien, puestos a mirar es difícil, entre otros aspectos, conocer en qué dirección y sentido. Por otra parte no está tan claro que esta cuestión se resuelva de ese modo. O tratando de atraparla. Ya Platón muestra algunas cautelas y reservas en el Teeteto, a quien Sócrates, aludiendo a “los no iniciados”, dice referirse “a los que piensan que no existe sino lo que pueden agarrar con las manos. Ellos no admiten que puedan tener realidad alguna las acciones, ni los procesos, ni cualquier otra cosa que sea invisible.” A lo que responde sorprendido: “Hablas de gente, Sócrates, que, desde luego, es obstinada y repelente.”
No es cosa de presuponer siquiera que la realidad se resume y se reduce a lo que vemos. O a lo que asimos. Hay justificadas sospechas para ponerlo en cuestión. Ello no es un motivo para ignorarlo, sino para no agotar ni limitar los argumentos a su amparo y a su remisión. En cierto modo, además, siempre vemos conceptualmente, de acuerdo con las propias concepciones, y conviene no excluirlas. Ya nos enseña Kant que sin conceptos las intuiciones son ciegas. Claro que sin estas, los conceptos son vacíos. Así que cuando nos afincamos en que somos testigos de la realidad, conviene ser cuidadosos y precavidos, y al menos conscientes de la complejidad de nuestra invocación.
No faltan quienes en tiempos convulsos se guarecen y se amparan en esto que podría parecer tan incuestionable. Y refugiados en su realismo, a veces lo hacen para eludir otros planteamientos, para disipar o limitar otras propuestas, para paralizar otros modos de ser y de hacer, para calificar de imposible lo deseado, lo soñado, lo perseguido. Una presunta realidad viene a ser el alivio y el freno de la curiosidad. Las cosas son realmente así. No hay mucho que hacer. Tal vez. Sin embargo, eso también está por ver. Pero con otro ver, que requiere contemplación y consideración.
Cuando hablamos de acceder a la realidad, cabría pensar que ella, arrogante y distante, está esperando nuestra peregrina travesía, nuestra escalada, indiferente e insensible a nuestros avatares, como si fuera independiente de ellos. Incluso considerada como un gran objeto, solo podría serlo por remisión a un sujeto. En rigor, sin sujetos no hay objetos. Y sin nuestro quehacer elaborador es improcedente hablar de una realidad, que resultaría exenta.
Atentos, abiertos a cuanto sucede, no siempre es fácil reconocer lo que ocurre. En principio, y además, porque nos sentimos partícipes, y al considerar lo real conviene no ignorar que precisamente uno mismo forma parte de ello. Salvo que la brecha sea de tal calado que acabemos creyendo que la realidad está ahí fuera y que, aunque nos incumbe, no nos alcanza ni nos constituye. Así que nada resulta más exótico que salir al encuentro de lo real, como si uno fuera, en esa medida, pura irrealidad.
Esto no significa que hayamos de dar la espalda a cuanto ocurre. En todo caso, la realidad no es solamente lo que pasa. También forma parte de ella lo que hace que pase lo que pasa. Y, en cierto modo, lo que podría llegar a ocurrir, en tanto en cuanto ya se halla en alguna medida en las condiciones de su posibilidad. No es puro pasado, también es porvenir. En este sentido, no soñar es poco realista. Vivir de ensoñaciones, también. La claudicación ante lo ya dado, identificándolo con lo real ignora que la realidad es asimismo el nombre de una tarea. Depende a su vez de nuestra acción, aunque tiene no poco de imprevisible.
Cuando Hegel dice que “todo lo real es racional” no está señalando que lo que ya ocurre y sucede, la situación dada, es pura y expresa racionalidad. Habla de lo que es efectivamente real, no de aquello que tenemos actualmente por real. Con independencia de las lecturas al respecto, queda claro que no es cuestión de identificar el vigente estado de cosas con la realidad. Se preserva tamaña consideración para cuanto ha de devenir concreto. A partir de lo existente, la realidad es más bien la convocatoria a una tarea, a una labor, a la acción de realizar que cuanto hay llegue a ser de verdad. Nosotros subrayaremos que justo, otros dirían que venga a ser concepto. Así que conviene andarse con cuidado antes de expedir certificados de realidad, en nombre del realismo.
Podríamos decir que “esto no es la realidad”, como Magritte pinta y escribe en su cuadro que “esto no es una pipa”. Y ello podría conducirnos a cuestionar hasta qué punto precisamente esto, que llamamos realidad, no es sino una representación. Pero, en todo caso, tampoco eso es poca cosa, ya que con ello se dibuja, se atisba, se preludia aquella realidad más ajustada que se busca, se persigue, se necesita. Ya no se trata de la realidad como arma arrojadiza, sino como proyecto y liberación, como desafío, como acicate y aliciente para trabajar intensa y constantemente a fin de lograr un mundo diferente y otra sociedad.
La supuesta realidad es no pocas veces la realidad supuesta, la presunta e imaginada, la que resulta de una determinada articulación y configuración, la que se ofrece como inexorable e implacable razón, como si se tratara más de una causa que de una consecuencia. En definitiva, como si fuera el fondo sobre el que habrían de ofrecerse todas las alternativas, el lienzo o el marco en el que situar todos los hechos posibles. Ya estaría dada y colocada, y solo cabría decorarla o lucirla con actividades más o menos resignadas. Sin embargo, la presunta realidad no solo permite otros paisajes. También el propio lienzo ha de poder ser puesto en entredicho.
(Imágenes: pinturas hiperrealistas de Steve Mills. Seltzer Blues; Leaning Right; Untitled; y Pens & Pencils 3)
Hay 15 Comentarios
Gracias por la información del conocimiento. Hegel, realidad sensible, el arte de lo bello. El estado natural en que todo ha estado desde siempre.
Publicado por: Javier | 26/05/2014 11:00:23
De una misma realidad puede haber varias percepciones, pero la realidad es siempre única e indiscutible. La realidad es lo que queda cuando desnudamos por completo una percepción despojándola de todo lo que es falso.
Tarea nada fácil, la de percibir la realidad, pues esta tiene numerosos enemigos, que conducen a tergiversarla, a falsearla, a ocultarla. Los prejuicios, los deseos, sentimientos como el amor, el odio, el temor, son algunos de ellos, por ello para poder conocer la realidad es necesario previamente conocerse a si mismo.
La realidad es a veces tan dura, tan dolorosa, tan difícil de admitir, que el ser humano busca protegerse de ella negando su existencia.
Publicado por: ECO | 25/05/2014 18:37:30
Futurobolridades electorales o electoacciones fuuuhbooooleras.
O sease: Evento suvbuuuh-Theôn-amnímico Lisboetil-metano… sal y dicílico, Lá(n)zalo:
{[Titular Diario Deportivo]: «RMA: G! || ATM: De ná!»}
{[Subtítulo]: Arethes güizout sim-día-ballon ques tumbao por los de la timba peocascárica}
{[Cuerpo-miajón de la noticia]: Qué peste, qué peste..., y patatín don dan, tirori tirorán, catapum chimpo´n sinespum inform…, glubigul calabir zorocotroquil traca crata, cocrota. Y moco.}
Holaholahaola!
Publicado por: la sal de Las | 25/05/2014 9:02:27
Realidad, Verdad, y Certeza son términos homogéneos, lo cual no significa que la Verdad Absoluta esté al alcance de la Mente Humana.... siempre hay un siguiente.
Publicado por: RAMÓN | 24/05/2014 14:39:00
¿No es real el que aquí pongamos una palabras tras otra para decir qué es la realidad? ¿O sí lo es? Cuanto un servidor expresa en unas frases acaso más azarosas de lo que pretendiera ocupa un instante en la vida de los lectores ocasionales que por estas páginas pasan. Sin embargo, la realidad de esos signos y convenciones lingüísticas es conjetural en tanto que pueden ser entendidas o no en su intención originaria. La realidad es impenetrable en toda su profundidad pero no porque carezca de sustancia sino porque ni todos los que desean acceder a ella lo hacen desde una misma posición, ni todos los significados caben en las convenciones que facilitan su interpretación. Pero la materia que sirve pare construir los sueños está ahí, en el papel o la pantalla, presente en una secuencia reconocible de significantes con duración suficiente para recibir más de una lectura. ¿Pero cuál es la lectura alternativa a la propiciada por la ley científica, la que surge de una verificación empírica de afirmaciones falsables? No todo cuanto constituye la realidad queda en el nebuloso ámbito de la ambigüedad o de la subjetiva apreciación de pareceres. Hay regularidades que devienen estructuradas relaciones entre causa y efecto, proposiciones que vinculan memoria y predicción, cosas con nombre y nombres con cosa, que ni siquiera el consenso de una intención espuria puede cambiar fuera de la más o menos restringida agrupación de aquellos a los que espera la sed en el octavo círculo dantesco.
La recurrente duda sobre dónde comienza lo real es tan vieja como la conciencia humana; es, sin embargo, reciente el método científico que cataloga los fenómenos y ordena sus relaciones. En épocas pasadas, cabía la elucubración meta-física sobre el grado de penetración de la psique en la materia, sobre cómo introducir la mente y sus ideas en el mundo sensorial y en el emotivamente sentido; en nuestra era, cada día más sofisticada en métodos para medir lo imperceptible, el espacio para la ideación está quedando paradójicamente reducido por la ampliación de los límites de cuanto puede ser sometido a medida. En el ámbito de la conciencia y en el de la sociedad esta evolución del pensamiento tiene también consecuencias. El albedrío -que depende del reconocimiento de sus imperfecciones- ha de escoger entre la racionalidad de una aceptación de tal situación novedosa en el acceso a lo real o la para-racionalidad de la distorsión ocasionada por el pre-juicio y la imaginación emocionalmente gratificante. Cabe a la filosofía argumentar sobre qué es lo mejor y cómo llegar a una general aceptación de la premisa así establecida pero, para esta elaboración intelectual, la filosofía ya no se basta a sí misma, la Ciencia le acota el campo porque le suministra los datos de la realidad.
Publicado por: Witness | 24/05/2014 10:38:38
Cacra-chacra, chacra chacra:
Tripas-tropa atrapan todidades totalitarias de, a vhez-es, arideces;
... y odas bobas;
... y loas del cum laudem cochambre;
... o desrelealidades desleibles e i-legileliales...;
... e, inculuso, con el uso y abuso (....), del ''sin sign-legein e-vap-ora-ando-se en eneidades de eter''.
Güenos díiah.
Publicado por: la sal de Las | 24/05/2014 9:39:32
¿Atrapamos la realidad o la realidad nos atrapa? Si lo que ocurre no es lo que sucede, tendremos que decir con el poeta: la vida es una ilusion, que toda la vida es sueño y los sueños sueños son
Dos ojos tenemos, pero son pocos lo que ven la realidad con ambos, la mayoria lo hacemos con uno solo y eso ya nos hace ver la realidad sesgada, completa solo mentes muy privilegiadas pueden hacerlo, Ud profesor es uno de ellos
Jose Luis Espargebra Meco desde Buenos Aires
Publicado por: Jose Luis Espargebra Meco | 23/05/2014 23:02:52
¿Atrapamos la realidad o la realidad nos atrapa? Si lo que ocurre no es lo que sucede, tendremos que decir con el poeta: la vida es una ilusion, que toda la vida es sueño y los sueños sueños son
Dos ojos tenemos, pero son pocos lo que ven la realidad con ambos, la mayoria lo hacemos con uno solo y eso ya nos hace ver la realidad sesgada, completa solo mentes muy privilegiadas pueden hacerlo, Ud profesor es uno de ellos
Jose Luis Espargebra Meco desde Buenos Aires
Publicado por: Jose Luis Espargebra Meco | 23/05/2014 23:02:51
¿Atrapamos la realidad o la realidad nos atrapa? Si lo que ocurre no es lo que sucede, tendremos que decir con el poeta: la vida es una ilusion, que toda la vida es sueño y los sueños sueños son
Dos ojos tenemos, pero son pocos lo que ven la realidad con ambos, la mayoria lo hacemos con uno solo y eso ya nos hace ver la realidad sesgada, completa solo mentes muy privilegiadas pueden hacerlo, Ud profesor es uno de ellos
Jose Luis Espargebra Meco desde Buenos Aires
Publicado por: Jose Luis Espargebra Meco | 23/05/2014 23:02:05
¿Atrapamos la realidad o la realidad nos atrapa? Si lo que ocurre no es lo que sucede, tendremos que decir con el poeta: la vida es una ilusion, que toda la vida es sueño y los sueños sueños son
Dos ojos tenemos, pero son pocos lo que ven la realidad con ambos, la mayoria lo hacemos con uno solo y eso ya nos hace ver la realidad sesgada, completa solo mentes muy privilegiadas pueden hacerlo, Ud profesor es uno de ellos
Jose Luis Espargebra Meco desde Buenos Aires
Publicado por: Jose Luis Espargebra Meco | 23/05/2014 23:02:04
¿Atrapamos la realidad o la realidad nos atrapa? Si lo que ocurre no es lo que sucede, tendremos que decir con el poeta: la vida es una ilusion, que toda la vida es sueño y los sueños sueños son
Dos ojos tenemos, pero son pocos lo que ven la realidad con ambos, la mayoria lo hacemos con uno solo y eso ya nos hace ver la realidad sesgada, completa solo mentes muy privilegiadas pueden hacerlo, Ud profesor es uno de ellos
Jose Luis Espargebra Meco desde Buenos Aires
Publicado por: Jose Luis Espargebra Meco | 23/05/2014 23:01:56
La realidad se impone, sin embargo cabe decir "La supuesta realidad", ... , muy liberadora su disertación, profesor.
Pero, aunque pongamos empeño en recrearla pareciera que no se aviene, en muchas ocasiones. No quisiera parecer pesimista, pongamos un ejemplo, quiero cambiar que el tiempo pase, y el reloj me dice que no, que han pasado ya 4 horas, ¿se ha impuesto la o una realidad?.
Gracias y un cordial saludo.
Publicado por: Sirius | 23/05/2014 14:54:55
¿Qué es realidad y qué ficción?, Esa pregunta no puede tener una respuesta categórica. Según algunos nuestra realidad racional es una ilusión; no puede ser real comentan, aquello que no permanece. Todo lo que nace muere, por lo tanto lo real puede encontrarse en lo transcendente.
Platón en su caverna nos describe la realidad que suponemos cierta, como un reflejo de la auténtica. Nuestra consciencia carece de la energía necesaria, para discernir y vivimos en una supuesta realidad efímera y dudosa, pudiendo considerar real lo que se cree, o lo que no.
Publicado por: Nely García | 23/05/2014 10:21:06
Cada cual llevamos puesta nuestra realidad encima de los hombros, nos la encontramos cada día al despertarnos y nos acompaña toda la jornada.
Sin dejarnos un minuto ni a sol ni a sombra.
Hagamos lo que hagamos, nuestra realidad somos todos nosotros las personas.
Cada cual.
Que vivimos el día que empieza de diferente forma y con diferentes metas, según las expectativas que tengamos o a las que espiremos.
Nuestra condición personal e individual, o el concepto que tengamos, ese es el timón.
Que nos hace navegar a favor del viento, de través o contra corriente.
En el río de la vida en el que hemos nacido y en cuyas aguas hemos de flotar mientras vivamos entremedias de más gente, que como nosotros tienen sus maneras y visiones de la vida, particulares.
Diferentes realidades.
Por eso cada cual se apunta a una forma de andar según le brota de adentro el sentir.
La realidad de cada uno o de cada cual.
Mujeres u hombres, niños o ancianos.
También tenemos la ficción que nos cuentan desde realidades soñadas o futuras, en supuestos imaginados para que quienes lo deseen se conduzcan acorde a las propuestas señaladas.
Una supuesta realidad, un sueño, una ilusión, una teoría que nos cuentan imaginando el futuro en condicional, si se hacen o se hicieran los supuestos.
Muy diferente.
A lo que nos encontramos al levantarnos por la mañana cada día de nuestras vidas.
Siendo personas que queremos lo mejor para nosotros.
Publicado por: Buitrago | 23/05/2014 9:23:15
Agarrar con las manos la realidad según las afotos del Cuervor hey!:
¿!Vitriolidades metaniles como tábula rasa de la objetividad¡?
¡!El nitchs-nash del re-log!¡
Tabla de los elementos que nos organizan y elementalizan ADNóc[turn]icamenete...
Menos gansos rosas y Más Penes & Rouses.
Qué pasa pues, buey.
Publicado por: aqu0sa=a2saDa-sein sin la sal de las las | 23/05/2014 8:53:31