Hay días que parecen más hoy que nunca. No son cualesquiera. Ninguno lo es. A veces simplemente porque con esa modesta caracterización resultan tan poco identificables que, como ya señala Hegel, un hoy vale para todos. Y en esa medida, para nada concreto. Su singularidad irrepetible busca salvarse fechándose, como si fuera un recipiente para posibles hechos. Pero quizá sea hoy cuando suceda, cuando haya sucedido, cuando ocurra lo que merece, para bien o para mal, ser considerado un acontecimiento. O esté a punto. O al menos, si no tanto, algo. Y no es que no importe el mañana, es que mañana será nuestro hoy. Otro hoy diferente. Como entonces ya nuestro hoy vendrá a ser un simple ayer. Algo tan sencillo, precisamente por eso, nos induce a vivir la sencillez del hoy. Y es bien complejo. Y difícil.
Ciertamente, introducir el futuro en nuestras decisiones no supone una desconsideración para con el hoy. Al contrario, es saberlo latente en lo que es y supone. Ahora bien, en cuanto nos descuidamos, hoy es un día de paso, una suerte de transición hacia otro, hacia posibles mejores tiempos y momentos, un día de más, un día perdido. Y pronto reconocemos que no es necesario que sea un día especial, que es tanto como subrayar que cualquiera puede serlo. De ahí que sea tan exigente vivir el hoy. Pronto nos ponemos en otra cosa, desatendiendo las inminentes posibilidades que nos ofrece.
Hay algo inquietante en esta entrega al hoy. Algo que podría parecer que nos hace indefensos o poco perspicaces, por falta de proyección. Pero bien podría suceder lo contrario, que éste en concreto, aunque no solo, labre el porvenir, lo haga llegar, en lugar de limitarse a aguardarlo. Es un día, es hoy, esto es, una gran ocasión, quizá.
De hecho, siempre cabe decir que es hoy. Y no es poca cosa. Otro asunto es cuál es su materialidad, su contenido, de qué está compuesto o constituido, hasta qué punto el hoy es tiempo presente o esfumado. Semejantes cuestiones no hacen sino confirmar que más bien se trata de algo a lo que somos convocados, a vivirlo intensa y densamente, a habitarlo con toda nuestra fuerza, a considerarlo como un don, como una posibilidad, la de la eternidad de lo que es sustantivamente repentino, lo que se corresponde con lo que Platón llama el instante, que ni es simple duración ni se reduce a ella.
Y no se trata de ninguna inconsciencia. Al contrario, es una lucidez, la que brota de la entrega al hoy, como la mejor manera de corresponder a lo recibido y de entregarlo de modo solidario y sostenible a lo que sólo está por venir si hacemos que lo sea. Necesitamos tiempo, insistimos en que lo precisamos, hasta el punto de que a veces todo es poco. Aunque ni siquiera es para tanto. El hoy es inminencia, la urgencia de lo que ya no admite demora, más que un modo de enmarcarlo.
Ni siquiera la tarea o la más ardua de las labores o la más dura de las indefensiones le resta este protagonismo. Más bien lo agudiza. Hay algo que no cabe postergar, que requiere concentrarse, incluso para poder diluirse en instantes irrepetibles. Y ello ofrece unas posibilidades de libertad, una agilidad respecto de lo que busca imponerse compacto, una autonomía, que permiten afirmar que vivir en cierta forma el hoy pone en cuestión la acrítica dedicación a proyectos no siempre liberadores que nos ocupan y entretienen, secando, agostando y agotando los días como elementos de combustión.
Reiteremos una vez más con Séneca la entrega con intensidad a los quehaceres que conforman cada jornada, lo que nos permitirá proclamarlo, siquiera íntimamente. “En el momento de ir a dormir digamos con alegría y una sonrisa en el rostro: hoy he vivido”. En eso mismo pensaba Marco Aurelio cuando escribía; “La perfección moral tiene esto, pasar cada día como el último, no sufrir convulsiones, no estar entorpecido, no ser falso.”
Y se trata de hacerlo “mientras todavía es posible”. “A todas horas piensa tenazmente, como romano y como hombre, en hacer lo que tienes entre manos, con seriedad meticulosa y sincera, con amor, libertad y justicia, y en procurarte tiempo libre de todas las demás imaginaciones, y te lo procurarás, si realizas cada acto como el último de tu vida, desprovisto de toda irreflexión, del rechazo apasionado a la razón impositiva, de la falsedad, del amor propio y del disgusto con la parte que nos ha tocado”. Hacen falta pocas cosas para vivir una vida fluida. Y sin embargo es un gran privilegio.
Nada de rendirse a lo que uno ya es ni a lo que simplemente los demás pretenden que uno sea. Y menos aún de imitar a quienes no nos hacen crecer, incluso nos secan. En efecto, “la mejor manera de defenderte es no parecerte a ellos.” Semejante ocupación trata de considerar el sentido de algo para el ser humano en cuanto tal. Y hemos de vivir atendiendo aquello con miras a lo cual merece la pena hacerlo.
Es cuestión de vivir así cada situación, vivir así cada instante. Es lo que llevaba a Séneca a decir que los momentos del día desde el amanecer hasta el crepúsculo han de ponerse en relación simbólica con las estaciones del año, de la primavera al invierno, y a estas con las edades de la vida, desde la infancia hasta la vejez. Entonces, vivir cada día como si fuera el último es vivir la larga duración de la vida como si fuera tan breve como una jornada y vivir cada día como si la vida entera estuviese contenida en él. Todas las mañanas debemos estar en la infancia de la vida, dirá Séneca, pero vivir toda la duración del día como si la noche fuera a ser el momento de la muerte. Algo que el propio Marco Aurelio reclama: “A todas horas piensa tenazmente en hacer lo que tienes entre manos, con seriedad meticulosa y sincera, con amor, con libertad y con justicia”. La cuestión es procurarse tiempo libre de tantas ocupaciones, de tantas imaginaciones que nos conducen a realizaciones desprovistas de reflexión y sostenidas en la falsedad de un amor que es propio, pero que no es capaz de construirnos a nosotros mismos. Sin embargo, por fin también es hoy, sencillamente hoy.
Hay 16 Comentarios
Los que no hemos aprendido a vivir el momento,
nos tendremos que conformar con vivir, de momento.
Publicado por: Savilotrebla | 11/07/2014 3:15:10
Meditemos, la meditacion no controla el dolor del parto. Solo una buena anestesia epidural ( se quieres ver tu bebé al nacer ) o sedacion ( se no quieres ver nada). Esto en países donde las mujeres tienen derecho a una anestesia. Redencion! La meditacion con respiracion correcta controla la urgência, el ego controlador, la verborragia, la saudade...
Publicado por: Sherazade | 10/07/2014 19:18:28
Fé + Razón. Optimismo + Coherencia, que es la razón aplicada a la práctica. Si lo pensamos bien el fin no justifica los medios porque unos medios corruptos nos habrán corrompido a nosotros cuando lleguemos al fin. En esa justificación ni hay fé ni hay coherencia. Pensémoslo bien. Dialoguemos.
Publicado por: + | 10/07/2014 18:25:57
"Me atrevo a asegurar que el amor preside la medicina. Con poco que se fije la atención se reconocerá igualmente su presencia en la música [...] la armonía no es posible mientras lo grave y lo agudo permanezcan opuestos [...] y aquí es la música, como antes la medicina, la que produce el acorde estableciendo el amor y la concordia entre los contrarios" El Banquete o del Amor. Platón
Publicado por: R Osanna | 10/07/2014 11:05:29
¡Uf. Llego tarde hoy, Prof. Gabilondo!
Excelente reflexión con mensaje incluido, como siempre. Me ha recordado el libro de Kazuo Ishiguro, "Lo que queda de día (The remains of the day)". Lo recomiendo. Un saludo a todos.
Publicado por: ALLANP0E | 10/07/2014 7:33:43
"Cada respiración / una metamorfosis" La preparación al parto consiste en aprender a respirar. Y no es nada, nada, nada fácil. Sirve para controlar el dolor. También para contolar el sudor ... (parto sin dolor, esfuerzo sin sudor esto suena a redención ¿no creeis?)
Publicado por: Meditemos | 09/07/2014 15:52:02
En Finlandia los mejores maestros son los que dan clase de refuerzo a los alumnos elegidos ¿no es así, maestros? Lo primero que aprende un recién nacido es a respirar.
Publicado por: Sabina | 09/07/2014 11:52:17
El hoy como posibilidad de ser. Y aquel ser-hoy heideggeriano que intenta superar el ya-no y el todavía-no que limita al ser-instantáneo vaciado; y vapuleado, según parece que nos dice, profesor, del concepto platónico de instante. Quizá Hegel pudiera ilustrarnos mejor con su fenomenología de la conciencia (de ser[-instántaneo]). Digo esto porque es un tostón eso de tener como abstracción geométrica de la vida (y de la existencia) el recorrer de un punto adimensional por la línea inercial del tiempo geológico. O cotidiano.
Habla Foucault, en un ejercicio de historia de la hermenéutica del ser-arrojado, y por boca de los clásicos grecolatinos, del cuidado de sí. Habla de la escritura de sí. Y de la lectura de sí como acciones abiertas que incorporan al otro en el mismo. Y qué menos que "y viceversa", claro.
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/escorpion/2014/07/07/tristeza-y-algo-mas.html
Saludos.
Publicado por: Odarbil | 09/07/2014 11:29:55
El ayer se fue y el mañana vendra solo tenemos el hoy para obrar o dejar de obrar que ambas son maneras de vivir el hoy que sin duda esta influenciado por el ayer y tendra su influencia en el mañana, si mal no recuerdo CARPEM DIEM decian los antiguos y a cada dia le basta su afliccion lo demas no tiene sentido si ya paso o si vendra
Jose Luis Espargebra Meco desde Buenos Aires
Publicado por: jose luis espargebra meco | 08/07/2014 21:51:47
El futuro no existe y el pasado solo sirve como referencia. Vivir aquí y ahora con intensidad, es la esencia de todas las doctrinas metafísicas: aunque parezca fácil es difícil, pues nuestra mente se encarga de distraernos con deseos futuros, u otros menesteres, para que no apreciemos la integridad del momento.
Publicado por: Nely García | 08/07/2014 21:25:44
Tampoco hubiera estado menos que el hoy hacer mención de "la hora que pasa".
Publicado por: El profesor Rantamplán Malaspina(tomándose su licencia) | 08/07/2014 16:45:48
Ni que decir que sería conveniente leer escritos como el de "hoy",rayano en lo excelente,lo que aviva,hace vivir y,por supuesto, no nos queda "seco",exigencia que hay que considerar o,como diría Ortega,exprimir el momento,"instante" que pasa y que no vuelve.Esto es la moral,lo demás son cuentos y sermones.
Publicado por: El profesor Rantamplán Malaspina(tomándose su licencia) | 08/07/2014 16:42:35
A mis amigos con síndrome de up les he escrito un poema. Porque an arquía no significa ausencia de leyes ¿verdad?
Disciplina Cósmica
Nos levantamos con el sol.
Nuestra sombra
marca las horas sobre la Tierra.
Cada paso
es un minuto menos.
Cada respiración
una metamorfosis.
También en el ocaso
nuestro sueño es la antimateria
de la vida en las antípodas.
Sometidos a cientos de leyes que no vemos,
imbricados
en una malla por la que caminamos
con cuidado
de no meter el pie en el agujero.
Sobre nuestras cabezas
pende todo un sistema judicial
de la física
y la metafísica.
Los movimientos de los astros
son un baile de normas
igual
que nuestra propia integridad molecular.
La misma música
es una sucesión de causas y efectos.
Navegamos por una existencia
en la que no existe el azar
con el Universo
al alcance de nuestros sentidos.
Tal vez
si un día los seres de esta Tierra
callásemos al unísono
lograríamos escuchar
el eco de las estrellas.
Publicado por: Oportrinity | 08/07/2014 11:08:40
Es la capacidad de poder pensar evaluando el peso de nuestra existencia en medio del entorno que nos rodea, lo que nos hace conscientes de lo que somos.
Solo mirando desde que sale el sol, y atando cabos.
Concluimos la responsabilidad que nos toca por ser personas, o seres humanos.
Midiendo con una regla la altura de un triángulo, desde la cúspide a la base y en redondo, de forma tridimensional de todo nuestro mundo.
Sacamos en conclusión que es demasiado el orden, es demasiado el encaje perfecto, para ser solo la consecuencia del rebote de una chispa en un día de tormenta.
Midiendo con la regla sacamos conclusiones por activa y por pasiva, que si las queremos ver nos llevan más allá del presente, y del hoy.
Girando la mirada como si fuera un periscopio fuera del agua descubriendo un algo más que se amplía y multiplica.
Remitiéndonos a nuestra humilde condición.
Y haciéndonos conscientes de quienes somos.
Humildes y responsables.
Con la mochila al hombro, andando el camino.
Publicado por: Antequera | 08/07/2014 9:12:37
Que fue lunes.
Publicado por: Jose | 08/07/2014 8:19:53
"Sencillamente, hoy" hubiera quedado mejor publicado ayer.
Publicado por: Jose | 08/07/2014 8:19:34