Si es con alguien, es radicalmente distinto. Incluso si ese alguien es uno mismo. Semejante “con” lo modifica absolutamente todo. Y no solo porque implica una cierta compañía, más o menos explícita, más o menos interesante, más o menos conveniente, sino porque pertenece a nuestra propia constitución, a nuestro ser y a nuestra vida. Somos con, y eso dice de nosotros. Antes de cualquier relación, es su condición de posibilidad. Por ello, hay quienes sin estar explícitamente con nadie saben ser con otros, con los otros. Y no deja de pasar lo contrario.
En cualquier caso, no es suficiente reconocerse otro para sí mismo si se desea comprender lo que significa la alteridad. Eso precisa un verdadero encuentro con alguien. Únicamente a través de la experiencia de la singularidad irrepetible del otro, de la otra, es posible sentir y saber lo que significa ser uno mismo, pero a la par, hasta qué punto los demás son radicalmente suyos, diferentes, irreductibles a nuestra identidad. No basta con presuponerlo, ni con imaginarlo, ni con una actividad mental de complicidad, ni siquiera con un mero análisis, como si brotara al representárnoslo o al dejarnos guiar por lo que Hegel denomina “el sano sentido común”. Otro asunto es que no pocas veces en sus textos el otro parezca ser, no solo asumido, sino atrapado en las redes de un reconocimiento mejorable.
Tener que ver con alguien es una expresión que no solo denota complicidad. Literalmente muestra hasta qué punto, juntos, llegamos a ver más, incluso diferente. Ahora bien, el hecho de que alguien no sea uno cualquiera, el que fuera, no hace sino ratificar, a su vez, que en cierto modo nadie lo es. No pocas veces, sin embargo, confundimos la diferencia con la indiferencia.
Son tiempos en los que parece prevalecer un concepto restrictivo de individuo. Por un lado, se considera abstractamente y, por otro, eso mismo nos permite un supuesto aislamiento respecto de los requerimientos ajenos. Es lo que, por lo que se ve, nos justifica para marcar las distancias que garanticen no sentirnos afectados. Este poder no deja de ser el de una indefensión. Aunque podría suponerse que se trata de independencia, es otro modo de subordinación, el de hallarse ensimismado, vinculado solo consigo. No es de extrañar, aunque conviene no identificar la autonomía personal con la autosuficiencia.
En tal caso, es poco decir que nos necesitamos. No es una declaración general de reconocimiento de nuestros límites, de nuestras carencias, de nuestra indigencia y de nuestra vulnerabilidad, no es una proclamación universal que solicita, prácticamente implora, una ayuda, o un auxilio indeterminado. Sin duda, estos pueden ser bien imprescindibles, aunque en ocasiones es explícita una precisa falta, la de alguien concreto, singular, cercano.
No pocas veces provienen del otro las fuerzas de que carecemos. Y nos alcanzan. No es difícil, por otro lado, esgrimir todo un conjunto de razones a fin de apuntalar decisiones bien consistentes para fraguar formas de vida sin alguien. De lo que no hemos de deducir que se haya producido un desprendimiento de nuestro ser con los demás. En absoluto. Incluso la más radical de las soledades puede serlo tal por referencia a cualquier posible relación.
No basta con decir que somos solos, lo sintamos o lo estemos más o menos, ni con afirmar que hay una raíz de soledad constitutiva. Quizá también así se constata hasta qué punto somos relación. Lo que no impide, como Pessoa subraya, que hagamos la experiencia de ser nadie. Ahí radica explícitamente la apertura, la atención, con la que nos disponemos ante lo que podría venir y sobrevenirnos. No todo es solo temor. También la incertidumbre adopta en ocasiones el rostro de una llamada, que no es de mero auxilio. Que lo sea no impide que se vislumbre que ni siquiera somos los únicos y exclusivos propietarios de semejante experiencia de ser nadie. Ni de precisar abrirnos a los otros.
Tal vez nada lo muestre más certeramente que la palabra, la que nos falta, la que no acaba de llegar, la que más precisamos. La palabra incluso que nosotros mismos no somos capaces de decir, porque no sabemos, porque no podemos, porque ni siquiera la tenemos. O porque la creemos guardar mientras ya no es ni siquiera silencio. Algo con alguien empieza o acaba por ser una palabra compartida.
En épocas de cierta indiferencia, expresada en ocasiones en una aparente proliferación de aproximaciones sin relación, de voces sin palabra, se hace preciso reconocer hasta qué punto alguna distracción y determinada dejadez han nublado de ocupaciones esta ausencia. La vinculación entre el retorno de la palabra y la vuelta del otro supone constatar hasta qué punto esta conexión es fundamental para que sea la célula matriz mediante la cual el cuerpo social se recupere.
Y en esta reconstitución no es suficiente con una indeterminada y genérica exaltación, en un impreciso e incierto reconocimiento. Necesitamos palabras concretas, las de quienes son alguien porque consisten en ellas, y no precisan ninguna otra razón, ni ninguna otra distinción o poder ni para decirlas, ni para decírnoslas. Es así como vienen a ser de alguien, porque no hacen de tales palabras algo que sea simplemente un objeto, sino una acción que no es solo un acto, sino existencia propia.
Entonces puede labrarse una tarea conjunta, la que supone un desafío colectivo, la que considera la suerte común como aquello que no exige anular la singularidad, sino hacer que sea un motor de impulsión para no permanecer encerrados en una individualidad sin palabra. Ahora bien, llegar a ser alguien para alguien comporta toda una forma de vida, incluso el llegar a serlo para uno mismo. En cuanto nos descuidamos, somos algo.
(Imágenes: Eka Sharashidze. Collage de fotografías de perfiles de transeúntes, a modo de pentagrama. Wall people, 2007/2008)
Hay 48 Comentarios
Oiga Sherezade ¿y para usted señores como Cervantes o Shakespeare qué son? ¿una especie de drag queen?
Publicado por: Louse M. Alcott | 30/12/2014 11:45:50
Doña alba:
1.- La posibilidad de divisiones gemelares no excluye la individualidad porque ésta adquiere sentido en cada momento por la interacción entre genoma y entorno. El zigoto es un individuo hasta que se produce la escisión pues, hasta ese momento el funcionamiento de la información heredada ya ha establecido una relación de actividad con el ámbito en que se produce el desarrollo.
2.-Tal vez no haya comprendido ud. el argumento que un servidor expusiera anteriormente. El hecho del reconocimiento de la humanidad del embrión por la fisiología femenina es una demostración de que la realidad humana está ya asentada desde los primeros estadios del desarrollo. La falta de anidamiento puede ser debida a múltiples factores particulares de cada mujer. Un aborto espontáneo, que puede tener lugar en cualquier momento de la gestación, no implica que el nasciturus pierda su humanidad, sino que su humanidad muere con él. De lo que estamos hablando es de que la existencia humana comienza cuando se establece una nueva realidad tras la fecundación y de que esa realidad, por ser humana, es reconocida dentro del ámbito de la propia naturaleza.
3.- Un ser humano es un individuo concreto de la especie a la que todos pertenecemos, el Homo sapiens; una persona, el ser humano consciente de su existencia (en definición extremadamente sintética, claro). Difícilmente puede entonces hablarse de personas hasta muy entrado el desarrollo, incluso tras el alumbramiento. Es la concepción humanista y filantrópica de la existencia lo que establece la demanda moral de respetar la vida del ser humano que ha de convertirse en persona.
Publicado por: Witness | 30/12/2014 10:52:01
Usted Alba podrá decir lo que quiera pero aunque sea "en potencia" el cigoto y el embrión son formas de vida que están desarrollándose para dar lugar a una vida completa como individuo y ser vivo, por lo tanto, toda interrupción de este ciclo vital supone la pérdida de una vida y esto es una realidad incuestionable, es como el crecimiento de un niño desde que es bebé hasta que es anciano, antes tiene que pasar por las fases de inmadurez para llegar a la madurez completa de adulto. Asi de sencillo.
Publicado por: susi | 30/12/2014 1:08:26
Muy de acuerdo Sherazade ya estoy un poco harta de dar tanto a la de sin hueso y al molinillo.
Publicado por: alba | 30/12/2014 0:13:45
"El que todo habla, nada sabe. El que todo sabe, nada habla."
Lao-Tsé
Publicado por: Sherazade | 29/12/2014 22:34:13
Sr . Witness:
1.- El cigoto y embrión no puede calificarse como individuo porque para ello no debe sufrir división alguna y ellos la sufren; tampoco pueden definirse como seres vivos porque para ello deben nacer, crecer, reproducirse y morir, que son las etapas de la vida por la que pasan todos los seres vivos animales o vegetales-
2.- Ente punto es evidente. Como usted dice el endometrio de la especia humana no puede albergar a otra especie animal, bien , pero también el endometrio de la mujer no siempre acoge al embrión, es decir, no siempre se anida en él, para lo cual se tienen que dar una serie de circunstancias; sufre la mujer un aborto natural en el que el embrión no tiene autonomía, no es viable, no es un individuo ni un ser vivo, no ocurre lo mismo con un feto por ejemplo en el 7º mes de gestación que, si nace, puede vivir perfectamente.
3.- Siguiendo la Teoría de la evolución de Darwin, desde el momento en que el ser humano tiene consciencia, inteligencia, razonamiento, de ahí para atrás se considera animal, porque si no , si siguiéramos hacia atrás en la evolución el primer ser de Darwin tendría condición humana y como usted dice a un chimpancé no se le considera humano aunque tenga una mentalidad de un niño de dos años.
Publicado por: alba | 29/12/2014 22:27:18
Doña Sherezade:
Un servidor no habla para un sexo en particular sino para aquellas personas que desean regir su comportamiento y formar su criterio de acuerdo con argumentaciones lógicas que buscan, ante todo, la adecuación entre conocimiento y realidad; esto es, que no pretenden obtener la aquiescencia ni el reconocimiento de la bandería o de la secta a la que se sienten más afines sino aproximarse por sí mismos a la verdad, aunque suene pretencioso, el objetivo final del que respeta los métodos y el sentido de la ciencia. Antes que recurrir a la gracieta sin gracia o al comentario capcioso, sería más apropiado para estas páginas que tratara ud. de exponer algún argumento que pudiera superar el nivel de la banalidad.
Publicado por: Witness | 29/12/2014 22:11:09
Wittness, eres una mujercita!!!! Sí, porque solo en la cabeza de las mujercitas caben tantas palavras. Por Dios, mujer, haga una reeducacion con un pedagoogo, para dejar de ser mujercita y cambiarse en una mujer. Porque cuanto menos hablas, más respeto terás entre los tuyos. Un saludo!
Publicado por: Sherazade | 29/12/2014 15:27:43
Doña alba:
1.- El zigoto y el anciano son el mismo individuo de la especie Homo sapiens porque la existencia humana está fundada en la información genética que determina su pertenencia a esa categoría biológica, además, con unas características irrepetibles para cada individuo. Y la prueba de ello es que la selección natural darwiniana tiene efecto sobre el entero ciclo vital y confiere forma y función en todos los estadios del desarrollo.
2.-Desvía ud. la cuestión; la existencia humana está sometida a todo tipo de vicisitudes e incidentes que lo mismo pueden suceder en el periodo de anidamiento como en la vejez. El hecho fundamental, lo que es una prueba de que el embrión pertenece a nuestra misma naturaleza es humana es que el endometrio SOLAMENTE permite la anidación del ser humano como tal, no un grupo de células cualquiera o un embrión de otra especie.
3.-Los tumores, como ud. bien sabe, son alteraciones de células sin capacidad de desarrollarse ordenadamente. Proliferan precisamente porque no están sometidas al reconocimiento propio de la superficie celular que las mantiene en su estado originario. Nada tienen que ver, por tanto, con la anidación del embrión.
Y, en fin, un chimpancé tiene la mentalidad de un niño de dos años y nadie diría que esta característica lo hace humano. Puesto que esto es así, la raíz de la humanidad debe ser anterior al mismo hecho de adquirir sensibilidad y consciencia; está en el genoma de la especie Homo sapiens, que todos poseemos con una combinación peculiar en cada individuo desde el momento de la concepción.
Publicado por: Witness | 29/12/2014 11:47:25
Quiero hacer constar ante el lector de estos comentarios que, aunque cuestione ciertos aspectos de lo que plantea el Sr. Witness en los suyos, no estoy de acuerdo en la práctica del aborto, lo cual no quiere decir que me solidarice en situaciones individuales que puedan llevar a realizarlo y medite sobre las causas que lo provocan y sus soluciones.
Publicado por: alba | 29/12/2014 2:10:16
Mire D. Witness. estoy en desacuerdo con usted en los puntos siguientes:
1.- No puede comparar un embrión con un anciano a punto de morir, la evidencia lo demuestra, un embrión es un coniunto de células en formación que no se sabe a ciencia cierta el destino que van a tener fisiológicamente hablando, es decir, si llegará a término de la gestación o no, lo que si que es, y en eso estamos de acuerdo, una "posible" vida o una vida "en potencia", no me lo compare con un individuo nacido, crecido, reproducido o no y a punto de terminar su existencia, porque no tienen nada que ver, éste ultimo goza de inteligencia, memoria, emociones, consciencia, etc.además de desarrollar todas sus funciones vitales como indiciduo que es, y una de las más importantes que nos hacen ser autónomos y libres en este mundo y no depender de nadie como es la respiración que, como comprenderá, no goza el embrión, además de las que ya he expuesto, seguramente me quedará alguna, que usted por lo meticuloso que compruebo que es, ya habrá advertido.
2.- El endometrio de la mujer muchas veces no reconoce a sus propios embriones, lo que hace que muchas mujeres no puedan anidarlos y aborten por si mismas.
3.- En el útero pueden perfectamente anidar amasijos de células, que se multiplican por si solas y que se llaman tumores o cánceres de útero
Y dicho esto, con respecto a todo lo demás que expone en su comentario estoy totalmente de acuerdo.
Publicado por: alba | 29/12/2014 0:36:23
Wittness & Alba:Too long to read. What a shit!
Publicado por: August, 20 | 28/12/2014 21:32:11
Doña alba:
El embrión y el individuo decrépito a punto de morir son el mismo ser humano en distintas etapas de su existencia. Hay una línea continua de sucesos biológicos, a partir de la constitución de un genoma nuevo y su interacción con el entorno, que no tiene cesura alguna y llega hasta el momento de la muerte. Si el embrión no fuera un ser humano, repito, la propia fisiología de la mujer -en ese nicho evolutivo que es el endometrio- no podría reconocerlo como tal. Y esto no es opinable, es una realidad objetiva. En el útero no puede anidar un espermatozoide, o un amasijo de células cualquiera o un ser vivo de otra especie natural. El embrión, por tanto, ya es humano y un ser íntegro, con identidad propia, no un ente indefinido o un fragmento desgajado y parcial de otro ser cualquiera.El embrión necesita de un útero materno como el niño necesita de los cuidados de la madre. El que la dependencia sea mayor en los primeros estadíos del desarrollo no arrebata al embrión su humanidad. Al contrario, convierte en más necesaria la protección de la Ley.
Por otra parte, la vía para evitar abortos conservando cierta altura ética es la misma que se debería seguir frente a cualquier otro comportamiento indeseable: fomentar la educación y la responsabilidad individual. Las mujeres pueden muy bien practicar la sexualidad libremente si lo hacen de manera responsable e informada. Del mismo modo, la educación en los métodos anticonceptivos (cosa que no es el aborto) y el conocimiento de las alternativas de las que dispone la mujer para evitar la muerte de su hijo, aparte de dejarla en completo uso de su libertad, permiten controlar el hecho más indeseable de todos, muy por encima de las consideraciones de oportunidad personal: la eliminación de vidas humanas que no son propiedad de nadie sino poseedoras por sí mismas de derechos inalienables , como seres humanos que son desde el momento de la concepción. Otra cosa es que se quiera fomentar, a la vez, la irresponsabilidad del varón que se desentiende de las consecuencias de sus actos y de la mujer que transige subordinadamente con esa actitud prepotente y cínica. En el fondo, el aborto no es sino una manera manera más ladina de perpetuar el machismo.
Publicado por: Witness | 28/12/2014 20:44:47
Como se nota que es usted hombre por la generalización que realiza de las mujeres que practican el aborto y lo poco que entra a valorar los sentimientos de ellas, usted dice: "la muerte de un inocente sólo puede ser juzgada como mal menor por la propia afectada". Si entramos en esas cuestiones dígame qué vale más una vida incipiente, formada por unas primeras multiplicaciones celulares y que no niego sea una vida "en potencia" porque puede darse el caso de que no llegue a formarse, ni siquiera a nacer, o una vida nacida, desarrollada, formada, totalmente consciente, con emociones y todo lo que conlleva ser una persona completa, es decir, nos rasgamos las vestiduras, nos peleamos entre nosotros por un "principio" que no fin de vida y ante una vida completa y formada desoímos todo, nos dá totalmente igual lo que sea de su suerte, porque acaso no es una inocente la niña que es violada? ¿no es una inocente? y qué hacemos, nada, la sociedad no se moviliza ante estos abusos y estos ataques y sí lo hace por una vida sin completar.
Eso en cuanto a las violaciones, pero igualmente puede ser trasladado al caso de los maltratos, porque de la misma forma también son inocentes las personas que los sufren, que emocionalmente se están destruyendo y no solamente ellas sino también sus hijos, que en muchas ocasiones contemplan horrorizados semejantes comportamientos de su padre hacia su madre, e incluso hacia ellos mismos, ¿ y qué hace la sociedad? ¿se moviliza? ¿hace grandes manifestaciones? ¿se persigue a los maltratadores? y siguen haciendo lo propio y sí que lo hacen por el aborto.
Eso en cuanto a los maltratos, en relación a los otros tipos de abortos, desde mi primer comentario dejé muy claro que estoy en contra de realizar el aborto de forma sistemática, sin tener ningún tipo de consideración o respeto hacia esa vida incipiente, por mantener relaciones sexuales irresponsables que llevan a esas situaciones; pero aún en estos casos hay diferencias entre las mujeres, es decir, las hay que no les importa en absoluto quedarse embarazadas y abortar las veces que haga falta, que por supuesto no toman nunca precauciones y que manifiestan realmente un desapego a esa vida, pero incluso en estos casos, me declino a pensar, no voy a decir en todos los casos, pero sí en muchos de ellos, no se han parado a pensar lo que es el hecho de abortar porque siguen en la creencia de que ese embrión formado no es potencialmente una vida, sino que es a partir de una fecha determinada cuando puede evolucionar para eso, con lo cual no le dan la importancia que debieran.
Eso por un lado, pero luego están las mujeres que no realizan el aborto de forma sistemática por no tomar precauciones, sino que se han producido fallos en los métodos anticonceptivos o un fallo de otro tipo y resulta que quedándose embarazadas, por los motivos que sea, de tipo familiar, social, económico, etc..piensan en abortar; en estos casos son muchas las que les causa un drama moral, sufriendo las consecuencias de haber adoptado tal decisión, lo que les lleva a situaciones difíciles de superar y que puede suponer cambios de conductas posteriores en relación a su visión de un nuevo embarazo no esperado o, también, puede causarles problemas psicológicos que tiene que abordar necesariamente para poder llevar una vida normal.
Aún así, y exponiéndose todos estos casos, pienso que la decisión de abortar siempre es una decisión dura para una mujer, puede ser más o menos, pero siempre deja huella porque , al fin y al cabo, es una agresión contra su propia naturaleza y para una de las funciones más importantes que tiene en la vida.
Publicado por: alba | 28/12/2014 19:37:02
Doña alba:
Como un servidor decía en el post anterior, el que haya situaciones excepcionales que puedan llevar al planteamiento de dilemas éticos fundados en circunstancias particulares es algo muy distinto a la generalización que implica el termino “derecho al aborto” que, de acuerdo con lo que hoy plantea la legislación española, queda expresado de forma clara en la siguiente proposición: todas las mujeres pueden, si lo desean, causar la muerte de su hijo durante el periodo que va desde la fecundación a la 13,999… semana de su existencia. Estamos hablando así de que a cualquier ser humano se le niega junto con su condición humana el derecho a la vida, cualesquiera que sean las circunstancias, estableciendo una frontera arbitraria que olvida hechos científicos básicos. Ese planteamiento demuestra tal desconocimiento de la realidad biológica y tal falta de respeto por la vida humana que es difícil imaginarlo producto de otro componente del ámbito sociopolítico que no sea el del sectarismo ideológico.
Sólo hay dos situaciones en que resulta aceptable el planteamiento de una duda sobre qué comportamiento es posible aceptar porque entran a formar parte de un dilema moral con términos equiparables o, al menos, ponderables en estricta conciencia personal: el peligro claro para la vida de la madre y la malformación que pudiera deparar un individuo extremadamente dependiente y aun doliente. El aborto seguiría siendo un homicidio pero, en esos casos, podría estar justificado por circunstancias de necesidad que demandan una implicación de la voluntad personal de los progenitores hasta un extremo que queda mucho más allá de una simple dificultad vital momentánea. Cuando el nasciturus ha sido concebido en un acto de violación, el dilema moral llega al límite: la violencia del hombre castiga a la mujer y ésta, a su vez, se halla ante la tentación de prolongar esa violencia proyectándola sobre su hijo (porque, aparte de poseer éste identidad propia, aunque no lo quiera, es suyo) de una manera fatal y definitiva pero también puntual en el tiempo; y, por otro lado, si decidiera no caer en esa tentación, su propia vida estaría marcada tanto por el peso de una responsabilidad no deseada como por el recuerdo viviente y cotidiano de un sufrimiento humillante y desgarrador. Hay situaciones en que las sociedades consienten cierto tipo de homicidios (guerra que afecta a inocentes, accidentes por imprudencia sin dolo, daños colaterales asumidos como mal menor… o incluso la venganza legal que supone la pena de muerte) porque no es posible resolver siempre dilemas semejantes, tal es la complejidad de los factores que entran en el balance moral. Personalmente, tiendo a pensar en que, en este caso, la muerte del más inocente, de quien no es culpable de nada, sólo puede ser juzgada como mal menor por la propia afectada.
Publicado por: Witness | 28/12/2014 18:40:13
¿Y el sadismo? ¿Y el masoquismo? ¿Y los métodos educativos de "machácate y llegarás más alto", "machácate que es por tu bien", "te expolio un poco ahora que estoy arriba, pero ya expoliarás tú al que tengas debajo"? ¿Dónde pone cada uno de nosotros el límite antes de desequilibrarnos? El aborto es sólo un síntoma que nos permite ver donde está el problema.
Publicado por: Sushi two | 28/12/2014 12:09:26
Sin relaciones de dominio-sumisión ¿habría aborto, violación o embarazo no deseado (en sociedades con métodos anticonceptivos)? ¿Donde empiezan las relaciones de dominio-sumisión? ¿Qué pinta la obediencia en esto?¿Y la rebeldía sin causa? ¿Cómo vivimos el sexo cada uno de nosotros? ¿Y las relaciones con quien detenta un cierto poder?
Publicado por: Sushi | 28/12/2014 11:15:41
No hay el menor atisbo de sentimiento hacia mi persona en ninguno de tus comentarios, cada vez menos, no sé hasta dónde quieres llegar, a lo mejor sólo es mi voluntad que no es lo suficientemente fuerte para no volver a entrar en este blog o no soy lo suficientemente fuerte para oponerme a esa fuerza que me empuja, el caso es que cuando lo sepa, seguramente, ya será demasiado tarde y no habrá marcha atrás, no sé, ya no sé que pensar.
Publicado por: MM | 28/12/2014 2:09:36
En relación a lo que usted comenta Sr. Witness, pongámonos en el caso de las violaciones o de los malos tratos ¿no cree necesario plantearse el aborto en estos casos? igualmente que se rechaza abortar cuando se hace de forma sistemática sin ningún respeto a la vida, siendo que ante una violación no ha habido consentimiento por parte de la mujer para la procreación y siendo además, que parte de ese embrión, lleva la parte genética del violador, con posibilidades de manifestarse posteriormente, de qué forma se le asegura a la madre que su hijo se va a educar con las garantías suficientes para evitar comportamientos sociales anómalos que llevarían a ese tipo de prácticas; el mismo planteamiento se puede realizar en el caso de los malos tratos, o, en ambos casos, la madre tiene que conformarse, gestar, dar a luz y, una vez en sus brazos decir: "Santa Rita, Santa Rita, que no me salga un monstruito, que mi vecina me lapidita", me parece que hay que valorar todo ya que una persona no nace y ya está, sino que son muchos los factores que influyen, tanto extrínsecos como intrínsecos, en su comportamiento futuro, y desde luego, el factor genético es lo suficientemente fuerte como para no tenerlo en cuenta. Por lo tanto, si como usted argumenta, el derecho a la vida es inherente al ser humano ni siquiera en estos dos casos que expongo y que pertenecerían a la ética cabría la posibilidad del aborto, por lo que con las personas que sufren estas aberraciones del comportamiento humano, que ni siquiera se pueden nombrar como no éticos, habría que procurarles una formación para educar y un seguimiento para ayudarlas en su labor como madres de educar a personas capaces de respetar a sus semejantes y no abusar de ellos, como hicieron sus respectivos progenitores.
Publicado por: alba | 27/12/2014 23:47:01
Sr. Witness:
Resumiendo, que prefiero vivir con alguien que conmigo mismo, porque si me encuentro a mi mismo puede ser que el encuentro con alguien no sea lo suficientemente transformador como para seguir encontrándome a mi mismo, por lo que al convivir con alguien termino encontrándome conmigo mismo.
Publicado por: alba | 27/12/2014 22:54:52
Doña Susi:
Si parte fundamental de lo que somos se encuentra ya en la constitución peculiar de nuestro material genético; si cuanto nos forma surge de una cadena ininterrumpida de sucesos que delimitan el marco de nuestras percepciones y aptitudes; si esa parte irrenunciable de nuestra individualidad entra en interacción con el entorno desde el mismo momento en que comienza a expresarse; si arribamos a la consciencia con el impulso de esa vitalidad desplegada; entonces el ser humano viene a la vida no cuando siente o percibe sino cuando ES, no cuando se reconoce sino cuando entra en la trama de lo viviente, no cuando tiene forma humana sino cuando se constituye como sistema unitario.
Un embrión humano no es un simple "ser vivo" inespecífico y genérico. Y no hay mejor prueba de esto que su incapacidad para implantarse en el útero de otra especie; el cuerpo humano de la mujer reconoce al embrión humano como tal y por eso contribuye a su desarrollo. Si fuera un simple "ser vivo" sin adscripción específica, cualquier ser placentario podría reconocerlo fisiológicamente como integrante de su particular proceso de desarrollo embrionario, pero tal cosa no ocurre.
Por esta razón suenen a desinformadas y abiertamente antihumanistas las argumentaciones de los proabortistas y, por esa misma razón, cabe calificar al aborto como homicidio prenatal.
Una legislación que no tenga en cuenta los hechos científicos, que se deje arrebatar por falsos argumentos ideológicos, sin otro fundamento que la visceralidad de la bandería, puede cabalmente ser descrita como reaccionaria y retrógrada: la ley de plazos promovida por los socialistas en su día cabe perfectamente en esta descripción. No existe eso que se llama "derecho al aborto" porque la vida humana es el primer derecho de cualquier individuo y nada puede estar por encima de él. Puede, sí, haber circunstancias que lleven a plantear dilemas éticos sobre situaciones particulares pero eso es algo muy distinto a la generalización de una negación sistemática de la vida humana incipiente.
Publicado por: Witness | 27/12/2014 20:12:26
Todos vivimos con alguien aunque vivamos solos. No porque tengamos presente la experiencia de un vínculo afectivo con alguna otra persona que fuera, en algún momento, compañía, sino porque cada uno de nosotros somos un alguien que cambia, que es otro porque otro es el nuevo tiempo en que habita. Hay quien no acierta a descubrir ese alguien y necesita de un referente personal inmediato junto -o frente- al que desvelar el sentido de la propia identidad a través del acto cotidiano de la convivencia, pero también hay quien ha desarrollado estrategias para que la soledad no suponga un mero vacío sin nadie –ni siquiera el alguien que cada cuál sostiene más o menos penosamente con vida- al que comprender o auxiliar. ¿Se trata de mero egocentrismo?; ¿o más bien de la percepción de que nuestra naturaleza, menos que un complemento, necesita de una afirmación desde sí misma, de una introspección que establezca el basamento de la existencia? El ser humano, por supuesto, se empobrece en un completo sin "alguien diferente", ese alguien distinto y múltiple, más humano en su diversidad que el individuo confinado en sus estrictos límites, ese alguien que es otro por nacer y morir aparte. En la relación social, el ser humano madura y se perfecciona expandiendo sus capacidades con la memoria que los demás han acumulado; en la convivencia, el afecto encuentra matices imposibles de hallar incluso en la más clara percepción del yo. Sin embargo, los componentes más satisfactorios de los vínculos sociales e interpersonales pueden derivar también hacia la alienación, hacia la pérdida de peso del yo en su balance con los otros; hacia un abandono de la cabal comprensión del yo en el entorno en que vivie por el mero deseo de ser bien vistos por los demás, de recibir la recompensa anímica de una integración grupal desprovista de prevención alguna, que exige el abandono del criterio objetivado por la razón propia para que sea sustituido por el despótico influjo de una subjetividad ajena. Por eso sólo desde la soledad somos, al cabo, libres; por eso los demás que no quieren afrontar el proceso de descubrir un yo auténtico en sus verdaderos límites y dimensiones prefieren exigir del otro la renuncia a una libertad que es también desigualdad sustancial, afirmación del sentido de la propia existencia frente a la levedad de un yo acomodaticio e inane.
Publicado por: Witness | 27/12/2014 19:57:41
No son trolas, es verdad pura y dura, por desgracia.
Publicado por: susi | 26/12/2014 15:37:17
Attention: n'alimentez pas les trolls.
Publicado por: 20 Aout | 26/12/2014 15:07:10
(sigo con el comentario que le he dado sin querer y se ha publicado)
es decir que aunque la mujer debe estar socialmente a la misma altura que el hombre, por su dignidad, no tiene que olvidar que no es un hombre, que fisiológicamente somos mujeres, y aceptarnos como somos con nuestros aspectos positivos y los negativos; a su vez, el hombre tiene que valorar a la mujer como es y respetarla en todos los sentidos, valorándola como persona y no intentar someterla, como se hace habitualmente en muchas sociedades, incluida la nuestra. Siempre en la relación debe haber reconocimiento de lo que aporta cada uno y valorarlo.
Publicado por: susi | 26/12/2014 13:56:36