Francisco Peregil

El gran libro sobre Venezuela

Por: | 28 de febrero de 2013

87954La-revolución-sentimentalHay periodistas que son capaces de dibujar un perfil inmortal de Frank Sinatra sin citar apenas una fuente. Son gente capaz de escribir así sin intercambiar una sola palabra con Sinatra:

Ahora tiene el afecto de Nancy, de Ava y de Mia, el delicado producto femenino de tres generaciones, y conserva todavía la adoración de sus hijos además de la libertad de un soltero. No se siente viejo. Hace que hombres viejos se sientan jóvenes; les hace pensar que si Frank Sinatra puede, es que es posible.

 

O así:

–No me agrada su forma de vestir –contestó Sinatra.

–Siento disgustarle –dijo Ellison–, pero visto como quiero.

Ese tipo de periodistas, como Gay Talese, no se prodigan en la cita de fuentes, no sacrifican el ritmo, la magia, el poder de seducción del texto, con palabras tan vulgares como “dijo menganito”. No sabemos si el que le ha contado el diálogo anterior es el tal Ellison (parte interesada), un enemigo eterno de Sinatra (parte más interesada) o cuatro testigos imparciales (en cuyo caso, podría ser interesante conocer sus nombres o grado de imparcialidad).

Y hay otro tipo de periodistas capaces de contar un país. De estos últimos, unos pocos tienen el coraje, la honestidad y el talento necesarios para escribir una frase como ésta en relación al cáncer de Chávez:

Es frustrante para un periodista admitir que no sabe qué está pasando en realidad. Pero en este caso, no sabemos.

Con los primeros periodistas uno estaría encantado de que le enseñasen su Nueva York o su Hollywood o su bar de toda la vida. A los segundos, sería capaz de confiarle mis ahorros y darle mis claves de Twitter, gmail y Facebook. La periodista española -a quien no tengo el gusto de conocer- Beatriz Lecumberri ha escrito el gran libro de Venezuela, el gran retrato – la auténtica foto, si se quiere- de la Venezuela de Chávez: La revolución sentimental.

El día en que muera Hugo Chávez -y ojalá que tarde lo máximo posible en llegar- saldrán a la calle cientos de miles de venezolanos y se verán escenas de desgarro, gente que llorará como si se le hubiera ido alguien de la familia. De los cerros de Caracas, de los barrios por donde no caben los coches y se amontonan las casas improvisadas unas encimas de otras, sin agua, ni electricidad ni desagües, bajará un tsunami de camisas rojas a despedirlo.

Habrá entonces quien piense que toda esa gente eran mantenidos del Estado; habrá quien siga creyendo que esa multitud es carne manipulada, gente  muy alejada de los análisis del Economist, o Bloomberg, gente que nunca quiso enterarse de que el déficit fiscal alcanzó el 20% del PIB (70.000 millones de dólares), que nunca podrá enterarse de que en realidad Chávez dilapidó la inmensa riqueza que le generó un barril de petróleo a precios exorbitantes. Quizás otros pretendan ir más allá para saber cómo el golpista fracasado de febrero de 1992 consiguió ganar a partir de 1998 trece de las catorce elecciones en que concurrió. ¿Pero no era este el amigo de Gadafi y Ahmadineyad? ¿No era el que convirtió los canales televisivos del Estado en sus canales, el que consiguió que el Tribunal Supremo no emitiera un solo fallo en contra del Gobierno a lo largo de 14 años, el que trataba a los rivales políticos sin respeto, el que levantó un muro en la sociedad y la partió en dos? Era todo eso y mucho más. Pero no es fácil contar la otra parte, dibujar el cuadro completo. Beatriz Lecumberri lo consiguió. Su libro tiene 398 páginas, lo editó Puntocero, se puede encontrar en países como España y Venezuela pero no en otros como Argentina.

A lo largo de 14 años Chávez se empeñó en que la realidad se mirase sólode dos maneras:

1.- El lado chévere, bueno, enrollado, cojonudo, bolivariano, macanudo, socialista del siglazo XXI.

O bien…

2.- El pitiyanqui, escuálido, sifrino (llámese pijo en España, cheto en Argentina, fresa en México), cochino (como llamó a Henrique Capriles), capitalista, usurero y golpista.

Para despejarnos el paso entre ese follaje de etiquetas, para dibujarnos toda la gama de grises de cualquier realidad compleja, llegó Lecumberri a Venezuela. De 2008 a 2011 fue directora de la Agencia France Presse. El producto de esos tres años de trabajo se encuentra en este libro que varios enviados especiales a Venezuela han subrayado y estudiado como una Biblia.

Lecumberri habla con todos los que pintan algo en Venezuela y con los que nunca pintaron nada. Habla de las buenas acciones que emprendió el Gobierno en los cerros más pobres y habla también de las campañas de imagen ridículas que ese mismo Gobierno intenta montar para propagar su política. Cada página de este libro refleja la honestidad de una persona que se empeña una vez y otra en reflejar la realidad de la forma más rica posible. Veamos un ejemplo:

No les falta razón a quienes dicen que el Presidente soborna de alguna forma el voto con su chequera multimillonaria traducida en diversos programas sociales de salud o educación o en la distribución masiva de electrodomésticos, alimentos o casas. Todos los gobernantes tienen algo de eso. Es innegable además que Chávez sabe cómo inculcar miedo hacia lo desconocido (…).

Pero aun siendo todo eso cierto, Chávez no es un presidente que gana elecciones únicamente porque compra votos o no tiene rivales capaces. Hay mucho más fundamento en su persona y en su forma de hacer política.

Sobre ese fundamento que no vamos a resumir aquí, Lecumberri se explaya. Y también se explaya sobre los abusos, errores, negligencias y desmanes del Gobierno. Todo eso, con una lucidez y una sinceridad encomiables:

Entre los dos extremos, para la mayoría de informadores el reto es mantenerse y seguir informando. Pero quien diga que nunca se ha autocensurado o autor regulado de alguna manera, siendo corresponsal en Venezuela, miente.

 Buen provecho.

Hay 6 Comentarios

El gran problema que sucedió en Venezuela,fue la gran corruptela de Copei y Ad los partidos dominantes,que al final ponen la gran torta con la elección de los candidatos a presidente de lo que Chavez aprovecha.Pero en este período,lo que han hecho es destruir todo,en estosmomentos en Venezuela no hay nada,ni gasolina,solo gran demagogia barata y goiernan un lote de Cafres,que justamente saben leer.Actuakmente Chavez ya está muerto y embalsamado,lo tienen escondido para alargar su gobierno y crear un verdadero Mito

Para entender el fenómeno de Chavez en Venezuela, primero hay que observar a la Cuba de los Castros, ese es el referente principal y único de lo que ha pasado en Venzuela en estos últimos 14 años, Chavez ha entregado Venezuela a la administración de la dictadura cubana, ha convertido a Venezuela en una extensión del "mar de la felicidad" de Cuba, como bien lo decía a cada instante, Chavez tuvo la oportunidad dorada de hacer algo diferente y transcedental en Venezuela, pero en cambio se conformó con ser un títere de la revolución cubana, los cubanos manipularon a la población de Venezuela con una avalancha de propaganda y una gran cantidad de limosnas, convirtiendo al venezolano de a pie en un ser sin identidad y facilmente manejable bajo el chantaje del dinero y el terror de tildarlo de traidor y vendepatria si no se amoldase a los designios de los cubanos, todo esto con la colaboración de las fuerzas armadas, transformadas en guardia pretoriana de la revolución.

SusanaBarth, yo miro Argentina y pienso en la Venezuela que encontro Chavez hace 15 años. Todos pensabamos que no pasaria, que la clase media substiria, que haria el cambio. Cada dia Argentina es mas Argenzuela y tus forma de pensar lo confirma...

El ser humano tiene una aproximación a la realidad, pero objetivo, objetivo no se llega nunca a serlo porque precisamente el ser humano es un ´sujeto´. ¡Cuánto de lo que se cuenta en este post está pasando en Argentina, con el gobierno de CFK!. Sólo hay una diferencia a favor nuestro si hablamos del pueblo y de querer sacarnos a este régimen de encima y es el grado de instrucción y la todavia sobreviviente clase media.

Ojalá tenga la suerte de conseguirlo en Perú. Ya me capturó, sólo la reseña enviada por mi amiga Marinella.

envidiable, el escribir objetivamente acerca de algo, yo siempre he creido que hay que ver el vaso medio lleno a la vez que medio vacio

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Sobre el autor

es el corresponsal para Sudamérica de El PAÍS. Está radicado en Argentina y su área de trabajo incluye Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Uruguay, y Paraguay.

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