El partido del Real Madrid de esta semana fue muy complicado. No lo parecía al principio, cuando los blancos se pusieron rápidamente con una renta de 2 a 0, que ponía el partido muy bien. Sin embargo, un error de descoordinación de la defensa permitió a Etxeberría acortar distancias, mientras que el segundo gol llegó en un penalti que no existió. Para mí, fue demasiado riguroso, era un forcejeo, pero el árbitro pitó una pena máxima y el Athlétic empató.