No tengo más remedio que volver sobre viejas lecturas mientras voy terminando algunas de las que llegan. Es septiembre y ha venido ya el desbarajuste, todo vuelve a precipitarse, ya no hay tiempo. Hace ya unos meses que leí El animal moribundo, de Philip Roth. Luego después Elegía (las dos están en Mondadori), y ya saben que estoy con La mancha humana (hace rato que no hay playa, ni largas horas de puro desperdicio para dedicarse por completo a las novelas), y que estaré con ella una temporada. Con este escritor vas de una cosa a otra, sigues la pista a sus personajes, y ya cuando parece que has cogido la velocidad de crucero, te llega el zambombazo: “O bien impones tus ideas o bien te las imponen. Nos guste o no, ésa es la disyuntiva. Siempre hay fuerzas enfrentadas y, por ello, a menos que se tenga un gusto desmesurado por la subordinación, uno siempre está en guerra”.