El rincón del distraído

Sobre el blog

El rincón del distraído es un blog cultural que quiere contar lo que pasa un poco más allá o un poco antes de lo que es estrictamente noticiable. Quiere acercarse a lo que ocurre en la cultura con el espíritu y la pasión del viajero que descubre nuevos mundos y que, sorprendido e inquieto, intenta dar cuenta de ellos.

Sobre el autor

José Andrés Rojo

(La Paz, Bolivia, 1958) entró en El PAÍS en 1992 en Babelia. Entre 1997 y 2001 fue coordinador de sus páginas de libros y entre 2001 y 2006 ha sido jefe de la sección de Cultura del diario. Licenciado en Sociología, su último libro publicado es Vicente Rojo. Retrato de un general republicano (Tusquets, 2006), XVIII Premio Comillas. Correo: @elpais.es.

Coordenadas

Por: | 28 de noviembre de 2007

El lunes por la noche es el día del Veracruz. Una discoteca popular, con los excesos decorativos de una discoteca popular, y con orquesta en directo. Hay mesas y sillas para apurar los tragos y una enorme pista central. Autores, editores, ilustradores, distribuidores, impresores, empresarios del mundo del libro, periodistas, organizadores, bibliófilos, músicos, trabajadores varios de mantenimiento y limpieza, artistas, lectores e, incluso, algún trapecista que pasaba por allí: todos van al Veracruz, todos toman su tequila y casi todos bailan. Y digo casi porque en la pista no caben todos. Allí coinciden auténticos maestros en mover el esqueleto y chapuzas (pero no por ello menos entusiastas). Estamos en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, y todavía no les había explicado de qué va la vaina.

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Sin ninguna trascendencia

Por: | 26 de noviembre de 2007

“Escribir y crear es estar en medio del mundo que se está creando, en medio de los personajes, siendo más nosotros que nadie y más nosotros que nunca. La escritura es el máximo testimonio que tenemos de nosotros mismos, de nuestro ser. Es la comprobación de que somos humanos. No le doy a eso, sin embargo, ningún destino de fatalidad: está bien. Yo nunca escribo ni en prosa ni en poesía para dejar una especie de teoría o visión del mundo y del hombre: yo paso lo mío, mi interior, mi más íntima palpitación con la vida y ahí queda. No le doy ninguna trascendencia más. Ninguna significación ni ningún mensaje ni ninguna doctrina. Nunca jamás. Cuando escribo, fluyo. Cuando escribo, estoy ahí”. Eso le contó Álvaro Mutis a Cristina Rivera-Garza en la entrevista que publicó Babelia el sábado. Ayer, la Feria, le rindió un cálido homenaje al escritor colombiano.

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La imborrable presencia de Juan Rulfo

Por: | 25 de noviembre de 2007

El 8 de enero de 1986, en París, el escritor mexicano Fernando del Paso consultó las agencias para preparar el noticiario de la noche que presentaba en una radio destinada al público hispánico. Le tocó informar de la muerte de Juan Rulfo. Ayer explicó en Guadalajara que lo hizo llorando sin llorar. Es decir, que el mundo se le vino abajo pero que supo mantener el tipo. Juan Rulfo no era para él sólo un gran escritor sino también uno de sus mejores amigos. Lo había conocido gracias a una beca de ayuda a la creación literaria. Eran cinco los agraciados, y se reunían una vez a la semana con Rulfo y Arreola (y otros) que les iban comentando los textos que escribían. Fue para él un maestro, en el sentido más literal del término.

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Los castillos en el aire y el pequeño remolcador

Por: | 24 de noviembre de 2007

Dentro de unas cuantas horas empezará una nueva edición de la Feria del Libro de Guadalajara. Ayer ya estaban abiertas las puertas del recinto y un montón de gente trabajaba para tenerlo todo listo. En la zona de Colombia, el país invitado de esta edición, una serie de imágenes recordaban que Álvaro Mutis es este año el protagonista de la delegación. En el salón central una fotografía señalaba a la otra gran figura de esta cita, el escritor mexicano Fernando del Paso, Premio FIL de Literatura (el galardón más importante de las letras de Iberoamérica, el que se llamaba antes Juan Rulfo). No había empezado todavía nada, pero ya se percibían las marcas de estos dos escritores.

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Cioran, un nihilista en bicicleta

Por: | 22 de noviembre de 2007

Contaba Simone Boué, que fue compañera de Cioran hasta su muerte, que les gustaba mucho viajar en bicicleta. Una vez llegaron a la frontera con España, a Portbou, con la idea de pasar unos días en Cataluña. La policía consideró que iba a ser muy duro para una mujer pedalear por aquellos caminos desastrados, así que los obligó a tomar un autobús hasta Figueras. Cuando llegaron allí, “cogimos nuestras bicicletas y volvimos a Portbou; queríamos hacer todo el trayecto  montados en ellas, bajando por la costa, era un reto que nos habíamos propuesto”, recordaba Simone Boué.

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Los héroes de los nuevos tiempos

Por: | 20 de noviembre de 2007

En el Thyssen se encuentra el retrato de Robert de Masmines. Resulta un poco chocante su rostro: ahí cerca lo acompañan mujeres de extrema hermosura. Así que no cuadran demasiado sus poco agraciados rasgos: la papada, las líneas de unas ojeras incipientes, el corte de pelo con tanto pequeño rizo, la voluminosa nariz. Pero la expresión de su mirada es acaso lo peor. Mira como si no le importara verdaderamente nada. Lo curioso es que cualquiera que lo ve se siente muy próximo a ese hombre. Tiene demasiadas cosas en común con nosotros. Es uno más. Este es uno de los cuadros de los que se ocupa Tzvetan Todorov en un reciente ensayo.

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Tremendo Eloy Santos

Por: | 19 de noviembre de 2007

He vuelto estos días a los libros de Guillermo Cabrera Infante y he vuelto a leer la historia de Eloy Santos en La Habana para un infante difunto. Era un tipo alto, rubio, de ojos zarcos, que en 1941 conducía un autobús de la línea 23. Había sido fundador del Partido Comunista cuando era clandestino y un día que las cosas estaban feas en la época de Machado propuso a sus jefes un plan: como sargento de marina que era, tomaría el barco en el que servía y en un par de maniobras lo colocaría frente al palacio presidencial, y bombardearía al tirano hasta hacerlo capitular o huir. No se le aceptó la idea, claro: era sólo un disparate inspirado en el acorazado Potemkin y la revolución rusa y, además, el partido había decidido no enfrentarse a Machado.

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El empuje de un icono

Por: | 15 de noviembre de 2007

Hay mucho que ver en el Palau de la Virreina en la exposición que trata de las vicisitudes que pasó la imagen del Che Guevara cuando se convirtió en el icono que resumía el sueño de la revolución. La imagen ha sido impresa en todas partes: en botellas de vino y en botellas de refrescos, en cajas de puros, en llaveros, en relojes, en calcetines, en bikinis, en gafas, en perros de peluche, en vasos y, claro, en camisetas. En el trabajo que más me ha impresionado de los que han recogido los comisarios de la muestra, un adolescente lleva justamente una camiseta con la efigie del Che. El autor es Marcelo Brodsky, y ha juntado ahí unas cuantas fotos, y una explicación: “Fernando Rubén Brodsky, mi hermano, secuestrado el 14 de agosto de 1979 y desaparecido desde entonces”. 

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Los espacios vacíos

Por: | 14 de noviembre de 2007

Hay un inmenso silencio en las salas de Caixafòrum, en Barcelona, donde cuelgan una treintena de fotografías que Candida Höfer realizó en Portugal entre 2005 y 2006. Son imágenes de palacios, de iglesias, de salas de conciertos, de teatros, de bibliotecas, del casino de Lisboa, del mercado de Oporto. Espacios vacíos, donde es posible detenerse en cada uno de los detalles. La fotógrafa aborda los lugares cuando no hay nadie, y dispara. De ahí procede seguramente esa sensación de silencio, como si se hubiera dormido el mundo y detenido la circulación de las gentes y el vértigo de la vida.

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Una mirada diferente

Por: | 12 de noviembre de 2007

Una arrolladora ha pasado por el marxismo y se lo ha llevado por delante. Ésa es la impresión que se deriva, por lo menos, de la debilidad de su presencia en las discusiones teóricas recientes. Y es que hubo un tiempo en que frente al marxismo sólo había dos respuestas posibles: o sí o sí. Negarlo era una aberración; discutir sus postulados, una apostasía; cuestionar su eficacia práctica, no sólo un dislate sino la peor de las traiciones, pues se entraba directamente a las filas de la reacción. Así que un gustazo haber estado hoy con Eric Hobsbawm en Barcelona, donde el gran historiador marxista ha hablado sobre Europa en el Centro de Cultura Contemporánea (CCCB) junto a Donald Sassoon y Josep Fontana.

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El País

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