“Traía aspecto de indiano rico y la barba poblada. Metido en una juerga, aquel tipo extraño pidió al maestro Patiño que le acompañara por siguiriyas gitanas. Su voz rompió a cantar y todos se quedaron mudos”. Silverio Franconetti acababa de volver de su periplo americano y así cuenta el impacto de su arte el periodista Miguel Mora en una de las tantas versiones de su libro sobre el flamenco que se publicará a final de año. En aquella juerga estaba también María Borrico, famosa siguiriyera de Cádiz, y cuenta Mora que le pidieron que cantara. Ella respondió: “¿Y cómo quieres que cante, si ese gachó de las barbas me ha estemplao?”. Del gachó de las barbas dicen que en 1865 sentó en Sevilla las bases del gran cante flamenco. Por eso Patricia Moli y Pedro G. Romero, comisarios de La noche española, han elegido esa fecha para iniciar el recorrido en torno a flamenco, vanguardia y arte popular que proponen en el Reina Sofía de Madrid. El paseo termina en 1936.
Lorca definió también en un poema el genio de Franconetti. Una de las estrofas dice: “Su grito fue terrible. / Los viejos / dicen que se erizaban / los cabellos, / y se abría el azogue / de los espejos”. Vuelvo sobre aquellos años del siglo XIX, y sobre esa inmensa voz que terminaba por despeinarte, porque fue entonces cuando empezó a fabricarse la leyenda de la excepcionalidad de este país, y la fabricaron los viajeros que la recorrieron, los pintores que la atraparon en sus telas, los narradores y músicos que le dieron forma. La cosa tuve un momento álgido a principios de siglo, con las vanguardias. Eso es lo que cuenta esta exposición.
Unas cuantas imágenes que filmó Thomas Edison y ya se ha entrado en materia. Baila Carmencita en Nueva York en 1894. El vuelo del vestido, el juego de los brazos, la vorágine de los tacones. Más adelante vendrán los sombreros negros, los pañuelos rojos, las capas, coletas, palmeros y vestidos blancos. El desgarro, la juerga, el nomadismo, la espontaneidad, el amor a la noche, las pasiones excesivas, la juerga, la originalidad de sus expresiones, la guitarra, los toros, de nuevo la juerga, la desnuda elegancia que define con dos trazos el abismo. Es verdad que esa imagen de España, ese estereotipo, a veces cansa. En la muestra, sin subrayados ni discursos patrios, fascinan las miradas de entonces, y el camino con que el tiempo va elaborando la leyenda.
Manet, Courbet, Baudelaire, Singer Sargent, Degas, Bonnard. Casas, Regoyos, Rusiñol, Romero de Torres, Zuloaga. Y Picasso, Lipchitz, Hodler, Jawlensky, Modigliani, Severini, los Delaunay, Archipenko, Goncharova, Picabia, Man Ray. La Argentinita y Vicente Escudero. Y tantos otros. Y a través de tantos registros (sólo por ver las películas merece la pena acercarse). ¿Qué se puede decir? Pues imagino que lo mismo que decía María Borrico de Franconetti. Que llegamos sin grandes expectativas y salimos estemplaos.
Hay 3 Comentarios
La desnuda elegancia que define con dos trazos el abismo. Ole. Claro que el comentario de Sinbarriga es insuperable. Sastre: ¡poeta!
Publicado por: Moretti | 24/01/2008 21:29:26
que interesante, gracias
Quereis seguir como bajar 60 kilos?http://sinbarriga.blogspot.com/
Publicado por: Hugo | 23/01/2008 16:05:50
Paso ahora mismo este texto a un gran amante del arte flamenco. Y esperamos con ganas el libro de Mora quien, por cierto, entrevista maravillosamente bien.
Publicado por: Sastre | 23/01/2008 12:10:10