La ceniza

Por: | 15 de febrero de 2008

“La ceniza es la humildad, la intrascendencia y la falta de valor mismas y, lo que es más hermoso, ella misma está obsesionada con la creencia de no valer para nada”, escribió el escritor suizo Robert Walser (Biel, 1878-Herisau, 1956). “¿Se puede ser más inconsistente, más débil e insignificante que la ceniza? Sin duda no es fácil. ¿Hay alguna cosa que pueda ser más transigente y paciente que ella? No, desde luego. La ceniza no tiene carácter y está más alejada de todo tipo de madera de lo que lo está la depresión de la alegría más desbordante. Donde hay ceniza, en realidad no hay nada”. La cita la recoge W. G. Sebald en un breve ensayo que ha publicado Siruela: El paseante solitario. En recuerdo de Robert Walser. Es una pequeña joya.

El breve texto ha aparecido en la Biblioteca de Ensayo de Siruela, es uno de esos pequeños libritos de Robert_walser aspecto austero y elegante. Que hayan coincidido la mirada de Sebald con la literatura de Walser (en la imagen) no debería ser ninguna sorpresa. La obra del alemán es una obra viajera y, en el caso del suizo, es inconcebible concebirla  sin la hipótesis de salir a dar una vuelta. Salir a dar una vuelta y durante el paseo apresar con una extrema lucidez el carácter efímero e intrascendente de la vida. Como la ceniza.

Sebald empieza contando que Walser no tuvo la más mínima posesión y que “llegar a un arreglo con una mujer resultaba para él, indudablemente, algo inimaginable”. Habla de su infancia, oscurecida por la enfermedad psíquica de su madre, y luego cuenta que cuando llegó a Berlín quiso formarse como actor. Poco a poco se va quedando sin nada. Hay poco que contar de la vida de Walser, una vida con una pobreza crónica de experiencias.

No hizo gran cosa Walser, estuvo aquí y allá siempre sobreviviendo hasta que las sombras le fueron nublando la mirada y fue él mismo quien ingresó en un sanatorio psiquiátrico. Un día de 1956, el de Navidad, salió a dar uno de sus tantos paseos. Más tarde encontraron su cadáver en la nieve. Sebald habla de sus sombras, y subraya que a pesar de ellas “esparció por todas partes la luz más amable”.

Escribe Sebald: “Todo lo que está en esos libros incomparables tiene tendencia, como quizá hubiera dicho su autor, a evaporarse”. Y trata de su capacidad para ver lo pequeño y del anonimato y fugacidad de sus figuras. Y recuerda tantos de sus textos que se alimentan de lo más intrascendente. Como la ceniza. Es ahí donde irrumpe la terrible lucidez del autor de El ayudante. Que es quien finalmente nos ayuda a comprender el secreto de la total superficialidad de las criaturas humanas.

Hay 3 Comentarios

La vista me ha guiado hasta la "W" de Robert, y con gran satisfacción leo esta "La ceniza", como he leído gran parte de la obra de R.W., al que considero uno de mis preferidos al igual que Kafka, incluyendo el mencionado de W.G. Sebald. Cuando leí el pasaje sobre "La ceniza", recuerdo, como muchas veces en la literatura de Walser, escapárseme involuntaria, una incontenible ocluida risa, llena de admiración por lo leído. En este sentido, como pintor, quiero dejar parte de una frase de R.W. que suscribo en mi página web "en eso precisamente consiste el arte, en convertir la necesidad en ventaja". –La ceniza, inerte, vacía, en ocasiones forma parte, y cobra vida en la obra, dando sentido y lo que fue materia viva, hoy puede verse, alegre la luz que el color aviva.– Miguel Segura. www.latelie.es

La fijación en lo intranscendente tiene su contrapunto—o, tal vez no, quizás fuera más importante escribir que ser— en otra frase atribuida a él, al ser visitado por un amigo, durante su reclusión en Herisau: “Estoy aquí, no para escribir sino para enloquecer”. Aunque, bien pensado, la manera—la mejor, ¿la única?—de escribir no sea otra, no sea distinta ,que perder el juicio.

La primera vez que oí hablar de Robert Walser fue leyendo a "Bartleby y compañía" del genial Vila-Matas. Y no sé si fue por la manera en que nos contaba su perturbadora vida o por la admiración que siento por el escritor catalán, el hecho es que acudí a una librería buscando a Walser y el librero me recomendó especialmente "El ayudante", una verdadera joya con la que disfruté enormemente y que, desde aquí, igual que tú haces con la obra de Sebald sobre este autor suizo, yo también recomiendo. ¡Qué tipo tan peculiar este Walser!

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El rincón del distraído es un blog cultural que quiere contar lo que pasa un poco más allá o un poco antes de lo que es estrictamente noticiable. Quiere acercarse a lo que ocurre en la cultura con el espíritu y la pasión del viajero que descubre nuevos mundos y que, sorprendido e inquieto, intenta dar cuenta de ellos.

Sobre el autor

José Andrés Rojo

(La Paz, Bolivia, 1958) entró en El PAÍS en 1992 en Babelia. Entre 1997 y 2001 fue coordinador de sus páginas de libros y entre 2001 y 2006 ha sido jefe de la sección de Cultura del diario. Licenciado en Sociología, su último libro publicado es Vicente Rojo. Retrato de un general republicano (Tusquets, 2006), XVIII Premio Comillas. Correo: @elpais.es.

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