El huracán de la globalización ha irrumpido en sociedades muy cerradas y volcadas hacia sus tradiciones. Eso cuenta Jon Lee Anderson, el gran reportero del New Yorker que ha seguido con detalle muchos de los grandes conflictos que han azotado el mundo árabe, durante una larga conversación con Granada al fondo. Y se refiere a algunos países musulmanes, como Mauritania o Arabia Saudí, en los que hasta hace pocos años se permitía la esclavitud. “Eso está todavía presente en sus estructuras políticas y sociales. Coño, estamos hablando de países que todavía viven en la Edad Media, en los que la intolerancia contra cualquier cambio es manifiesta”, comenta. Lo cierto es que no valen las generalizaciones. Aquí en el Hay muchos escritores árabes distintos se han acercado a la diversidad de sus respectivos países. Pero casi todos han coincidido en un punto: en llamar la atención sobre la tragedia de Palestina.
Hace unas horas conversaban en el auditorio Manuel de Falla Jerónimo Páez, director de la Fundación El Legado Andalusí, con Juan Goytisolo, el escritor español que con más pasión y rigor ha explorado la complejidad del mundo árabe. Páez lamentaba que Israel le estuviera ganando la batalla de los medios de comunicación a Palestina, y que ya nadie viera la injusticia terrible de su situación sino sólo a terroristas fanáticos. Goytisolo recogió el guante: lo que está pasando en Gaza es inadmisible, dijo, y a la larga el entorno de odio que está creando Israel se va a volver contra ellos. “Gaza está sitiada por mar, aire y tierra y se la considera una entidad hostil. Y todo porque sus ciudadanos han votado mal. Pero ese voto no fue exclusivamente religioso, también fue un gesto de protesta por la corrupción de los políticos vinculados a Al Fatah”.
Focos de dolor, divisiones, guerra. La terrible historia de los palestinos que está camino de convertirse en la maldición de un conflicto fratricida. Así también en Irak, donde cada uno de los sangrientos episodios que se han producido tras la invasión sólo parece conducir al enfrentamiento entre hermanos. Y ahí está la guerra civil del Líbano que, como comentaban esta mañana Elias Khouri y Huda Barakat (que conversaron con Mathias Enard sobre el tratamiento literario de la misma), no termina de terminarse nunca.
Y, sin embargo, ahí están todos ellos combatiendo por la vida. Muerte y desolación. Dolor y sufrimiento. El vértigo demoníaco de ir comprendiendo que en la misma familia habitan la víctima y el verdugo. Y donde ya no se sabe, como decía Huda Barakat, distinguir al ángel del demonio.
Hay 2 Comentarios
Como siempre ha sido y será a través de todos los tiempos siempre los que han tenido el poder han oprimido a las minorías sean del signo que sean, Mauritania, Palestina, el Tibet, todos los países Africanos ect, ect. Es del todo imprevisible que que después de tantos años nada haya cambiado en ese aspecto, vaya a cambiar. El pueblo judío soportó la masacre mas espeluznante de la historia por parte de los Nazis, hoy se encuentra en la encrucijada de tener que hacer frente a esta situación poniendo en el desamparo muchas veces al pueblo Palestino, ellos que sufrieron en sus carnes ahora están por lo menos acusados de masacre en algunas ocasiones contra el pueblo Palestino. China en el Tibet y así sucesivamente una cadena sin fin. La sinrazón ha primado siempre sobre la razón, porque no hay razón en el mundo que avale la opresion del ser humano por otro ser humano. Pero es de todos sabido que no hay expectativas de que cambie esto, al contrario se fomentan guerras, se masacra al inocente y en definitiva la historia no ha cambiado en mas de dos mil años.
Publicado por: lorquiano | 09/04/2008 13:48:17
Muy bueno, Rojo.
Publicado por: Malcolm | 07/04/2008 11:23:47