Detrás de las cosas que pasan hay hombres y mujeres que se han ocupado de que ocurran. Cuando suena el ruido de la historia, a veces se olvida que ese ruido fue el resultado de la puesta en marcha de un montón de voluntades diferentes. Se dice huelga, pero de lo que no se habla es de lo que la desencadena: las privaciones y las humillaciones, el desprecio por la dignidad del trabajador. Tampoco se cuenta la marcha de los movimientos internos que se producen en cuantos han decidido defenderse: el miedo por los suyos, el temor a equivocarse, las dudas sobre lo que harán los más próximos. Los grandes gestos siempre se sostienen en la lenta digestión de los acontecimientos de todos los días. Jorge M. Reverte lo sabe y para escribir sus libros lo primero que hace es ir y preguntar lo que les pasó entonces a los que protagonizan sus historias. A los seres concretos que hacen la historia colectiva. Lo ha hecho con la Guerra Civil y ahora repite con los mineros asturianos. Su nuevo libro se titula La furia y el silencio. Asturias, primavera de 1962 (Espasa).
Bosques con hayas, nogales, castaños, robles, avellanos. Bayas silvestres. El brezo se descuelga por los laterales del camino. Es primavera en Asturias, abril de 1962. En las minas de la zona, la actividad va a interrumpirse durante una temporada. Cuantos trabajan en ese infierno de calor y polvo para extraer el mineral han dicho ¡basta! Las condiciones son sangrantes.
Es tiempo de dictadura. El franquismo ha convertido España desde el final de la guerra en una suerte de prisión y la atmósfera gris del miedo marca el tono de la vida. La represión es permanente y muy estrecho el margen para iniciativas ciudadanas, por tímidas que sean. Ha habido ya puntuales asonadas para cuestionar la marcha de la apisonadora autárquica de la dictadura que ahoga cualquier posibilidad de cambio (huelga en Vizcaya en 1946; parón ciudadano en Barcelona en 1951; contestación universitaria en Madrid en 1956; huelgas mineras en Asturias en 1957), pero lo que va a suceder en esa temporada va a ser distinto. La llama que se enciende en las minas va a prolongarse en otra multitud de iniciativas. Los intelectuales empiezan a firmar manifiestos, cartas, diferentes reivindicaciones. Los políticos, de izquierdas y derechas, van a estrechar lazos en el llamado “contubernio de Múnich”: la exigencia de que el régimen debe abrirse. Los trabajadores encontraran nuevos caminos para negociar a través de las comisiones de obreros que excepcionalmente funcionan cuando el sindicato vertical revela su impostura original. Algo se agita.
Por próximo que esté y por muchas batallas que se hayan contado ya, sigue habiendo mucho por descubrir de la época franquista. Recuperar el coraje que tuvieron los mineros asturianos a principios de los sesenta, subrayar el carácter pacífico de su lucha y mostrar cómo reveló que sin libertades no hay manera de convivir son algunas de las cualidades que hay que aplaudir de la iniciativa de Jorge M. Reverte. Meterse dentro y contar la terrible lentitud de la larga batalla por la libertad.
Hay 3 Comentarios
Por cierto ¿qué fue de aquellos mineros asturianos, que constituyen un clásico de la lucha por la justicia social y las libertades públicas? Sé que se cerraron minas y que aquéllo ya no es lo que era.
Publicado por: josemaria | 29/04/2008 20:47:50
Es interesante observar que a lo largo de la historia han sido casi siempre los alzamientos protagonizados por mineros los que han causado mas dolores de cabeza a las tiranías, sean las huelgas de los mineros asturianos en 1962 o las de las mujeres mineras bolivianas que le rompieron el pescuezo al gobierno del dictador Banzer acabando asi un largo período de dictadura en 1977. En Sudafrica se alzaron los mineros de la kimberlita y los mineros alemanes de la hulla organizaron una histórica huelga en 1899 que obligó por primera vez a los patrones a negociar…..
Será -digo yo- por el aumento al valor anhadido que los mineros producen que un sistema no puede prescindir ni un momento de ellos. Por eso sus huelgas son mas molestosas que otras, “en la larga batalla por la libertad” parafraseándote
Bien por ellos!
Publicado por: Horacio | 29/04/2008 17:36:41
Me gusta especialmente esta frase: "Se dice huelga, pero de lo que no se habla es de lo que la desencadena: las privaciones y las humillaciones, el desprecio por la dignidad del trabajador".
Joder, con textos -y entrevistas- como éstos, uno echa de menos los días de manifestaciones y huelgas de hace años... Es una lástima que gobierne el PSOE... con el PP podíamos pasarnos todo el día en la calle, corriendo delante de los antidisturbios... ;)
Publicado por: B. | 29/04/2008 13:10:27