Ahí en el patio interior del Palacio de Carlos V, sábado por la noche, buen clima. Canta Enrique Morente. Toca Pepe Habichuela. No hay una silla libre. Fue en el Festival Hay, que se cerró ayer en Granada. Cuando a Morente se le pregunta por Andalucía, contesta: “El tópico me gusta: Andalucía gitana y mora. Suena bien. Hay varias y me gustan todas. La cuna del flamenco, sí”. Si se le dice Granada, comenta: “Tiene su parte maravillosa, en cuanto a flamenco, muy característica: una forma de cantar única. Carmen Amaya cantaba como las gitanas del Sacromonte. Parece que en el Somorrostro a su familia la llamaban ‘los gitanos granaínos’. Granada, para lo chica que es, ha dado muchísimo flamenco, grandes baialores como Mario Maya, Manolete o La Yerbabuena, tocaores como los Habichuela, los Maya, los Cortés…”. Todo esto se lo ha contado Morente al periodista Miguel Mora y se lo estoy robando de una de las versiones de su libro sobre flamenco (ya en breve, en Siruela). Y tomo estas frases porque justamente lo particular del Hay ha sido que se celebrara esta vez en Granada.
Decía el libanés Elias Khouri que “todos los matices árabes” están en Granada. Y escuchando leer sus poemas a Murid Barguti, con su voz grave pronunciando esas consonantes que rajan el aire en medio de la musicalidad de su lengua, no se podía dejar de pensar que en esas calles se habló árabe durante muchos siglos, y que las huellas de aquella cultura están ahí. Pero lo que quería decir era simplemente que el concierto de Morente fue impresionante. El cantaor estuvo pleno de recursos, generoso, lleno de inspiración.
Ha sonado en el Hay el doloroso clamor de las guerras y la violencia que agita a Irak, Palestina, Líbano hace poco. Sería injusto que todo se quedara ahí. También, en las intervenciones de los escritores árabes, estuvo presente la sensualidad de su cultura, un sentido del humor muy poco estridente, sus ganas de vivir. Los matices de las sombras, la fluidez del agua.
Hablaron los escritores, cantó Morente como dios y como dios tocó Habichuela, pero hubo también sitio para acercarse a este tiempo incierto, y a su mezcla de culturas. Hay entre el palacio de Carlos V y el palacio nazarí una tierra de nadie, un triángulo que no está marcado ni por la sensibilidad oriental ni por la occidental. Sobre esa idea trabajaron Eugenio Ampudia, uno de los más brillantes y originales artistas digitales de nuestro país, el fotógrafo Yazan Al-Khalili y el coreógrafo y bailarín inglés Noel Wallace. Unas pantallas en una sala del palacio de Carlos V recogieron su trabajo. Sombras también: vacilaciones. Y agua: siempre precipitándose hacia adelante, incansable, radiante.
Hay 2 Comentarios
Oh, señor Rojo, qué bien cuenta lo que hemos vivido en Granada, este fin de semana.
Publicado por: Lucía | 08/04/2008 8:28:58
Eco me dijo, mientras cenaba salmón: "Morente. Qué nombre. La verdad es que en este mundo todos somos Morente, todo el mundo, y el primero yo mismo". Morente en italiano significa agozainte. Él se rió al final de su ocurrencia, pero si lo miras bien, querido Rojo, de eso va tu post de hoy, del mondo morente.
Publicado por: jcruz | 07/04/2008 20:43:31