Cuando las tropas franquistas estaban a punto de entrar en Barcelona en febrero de 1939, Agustí Centelles metió en una maleta más de cinco mil negativos con imágenes que habían tomado él y otros fotógrafos durante la guerra para el Ejército Republicano de Cataluña. Su misión era protegerlos y, así, cruzó la frontera con la maleta a la espalda y con la maleta entró, primero al campo de concentración de Argelès-sur-mer y, después, al de Bram, y en ambos lugares pudo ocultarla. En 1943, ya fuera del campo, se unió a la Resistencia para combatir contra los nazis desde un laboratorio, pero sus compañeros fueron detenidos por la Gestapo y Centelles decidió volver a España. Antes de cruzar la frontera en 1944, dejó la maleta a una familia de campesinos. Ahí estuvo, escondida en un granero de Carcasona, durante 32 años.