Mis frecuentes ausencias en los últimos días han sido inevitables y siento no haber aportado nada nuevo a los que hayan visitado el blog: mil disculpas. A ratos resulta demasiado complicado encontrar el hueco y la calma necesarios para escribir una nueva entrada. Suele ocurrir a final de temporada. Por aquello de querer dejar las cosas cerradas. Y también porque van pesando las jornadas, y se tiene ya un poco de pereza y, sobre todo, se ha perdido ya el sentido que alimenta estas iniciativas. Ya lo recuperaré. Para eso vienen bien las vacaciones. Vuelvo el 4 de agosto, y lo haré con una propuesta veraniega. El año pasado hice los reportajillos sobre Bolivia. Esta vez tiraré por otro camino. Nos vemos y que descansen y lo pasen bien y se realicen como seres humanos. Hasta pronto.