El rincón del distraído

Sobre el blog

El rincón del distraído es un blog cultural que quiere contar lo que pasa un poco más allá o un poco antes de lo que es estrictamente noticiable. Quiere acercarse a lo que ocurre en la cultura con el espíritu y la pasión del viajero que descubre nuevos mundos y que, sorprendido e inquieto, intenta dar cuenta de ellos.

Sobre el autor

José Andrés Rojo

(La Paz, Bolivia, 1958) entró en El PAÍS en 1992 en Babelia. Entre 1997 y 2001 fue coordinador de sus páginas de libros y entre 2001 y 2006 ha sido jefe de la sección de Cultura del diario. Licenciado en Sociología, su último libro publicado es Vicente Rojo. Retrato de un general republicano (Tusquets, 2006), XVIII Premio Comillas. Correo: @elpais.es.

Minúsculas

Por: | 29 de agosto de 2008

De todas las pintadas que produjo el mayo francés hace cuarenta años seguramente la que mejor viene a cuento aquí es la que decía: “Tengo algo que decir pero no sé qué”. He estado durante unos cuantos días escuchando algunos discos que aparecieron durante aquel célebre año, y no sabría decir para qué me he puesto a escribir sobre ellos. “El contenido de la música popular era muy importante, pero su forma contaba aún más”, escribe Tony Judt en Postguerra (Taurus, traducción de Jesús Cuéllar y Victoria E. Gordo del Rey ) cuando se refiere a aquellos días. “En la década de 1960 la gente prestaba una atención especial al estilo. Podría pensarse que esto no era tampoco nuevo. Pero lo que sí constituyó una novedad de la época fue que el estilo podía sustituir directamente al contenido”. Judt explica después que se trataba de una música que, “aunque sus letras a menudo resultaban anodinas”, se rebelaba en su tono, que se amotinaba. “La música, por decirlo así, protestaba por ti”.

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‘Absolutely Free’

Por: | 27 de agosto de 2008

Humor y política. Vanguardia y absurdo. Frank Zappa & The Mothers of Invention empezaron a grabar discos en 1966. En We’re Only In It For Money, que salió en septiembre de 1968, parodiaron la portada del Sgt. Peppers de los Beatles, que había aparecido un año antes. Ahí estaban delante del montón de cabezas de múltiples celebridades en vez de los cuatro músicos del cuarteto de  Liverpool los desastrados integrantes de los Mothers disfrazados de mujer. “¿Cuál es la parte más fea de tu cuerpo? Algunos dicen que tu nariz, otros que los dedos de tus pies. Yo pienso que es tu mente”, eso decían en una canción. En Absolutely Free gritaban “¡Libertad, libertad!”, pero lo que hacían  sonaba a broma. Se estaban riendo de todo, y empezaban por mofarse de aquel guirigay de flores y buenas intenciones que reinaba en la California de los hippies.

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‘White Light / White Heat’

Por: | 26 de agosto de 2008

Era la segunda vez que los músicos de The Velvet Underground se disponían a publicar un álbum que recogiera sus grabaciones más recientes. Las cosas habían cambiado respecto a su primera aventura. Entonces habían tenido que ceder parte de su independencia para beneficiarse del súbito interés que la banda había despertado en Andy Warhol. El artista pop estaba encantado de apadrinar a esa gente que hacía una música tan distinta, pero quería hacerlo a su manera. Y les sugirió que la que cantara fuera Nico, una suerte de musa de los más modernos de aquellos días. Aceptaron a regañadientes porque la señorita no había nacido para cantar, pero les vino bien el empujón que les dio Warhol. Alguna filmación ha quedado de aquellos días en que se sumergían a producir una música hipnótica en algún rincón de una Factory llena de trastos, cada uno de ellos absorbido en los sonidos de su propio instrumento. Cuando grabaron White Light / White Heat ya no estaban ni Warhol, ni Nico. Y lo hicieron a su manera, sin la más mínima concesión.

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‘Summer’s Almost Gone’

Por: | 21 de agosto de 2008

En los días en que The Doors grababan Waiting for the Sun, el disco que apareció en julio de 1968, el punto al que había llegado Jim Morrison comenzaba a ser insoportable. Llegaba al estudio con curdas monumentales, y se traía siempre a un montón de gente con la hipótesis de convertir la sesión en una orgía. Un día, el batería John Densmore no aguantó más y salió dando un portazo. Morrison se había desplomado de la pura borrachera y se había meado encima. Daba la impresión de que empezara a hartarse de que aquel gran proyecto que quería fundir de manera inteligente poesía, teatro y música experimental quedara en nada. Que sólo se quedara en un grupo más que lo había convertido en el sex symbol del mundo del rock. “Cuando el verano termine, ¿dónde estaremos?”, eso preguntaba la canción. Y quizá fuera verdad, algo estaba acabando ya de manera irremediable.

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‘Let Me Love You’

Por: | 19 de agosto de 2008

En una de las secuencias de Blow Up, el protagonista de la película de Antonioni termina en un tugurio donde toca un grupo de rock. Es necesario, allí, prestarle atención al guitarrista que aparece a la derecha del escenario. Tiene unas maneras secas, un nerviosismo estricto, un peculiar estilo deshilachado y de urgencia, como si tocara pensando en otra cosa y tuviera que salir zumbando cuanto antes. Hace años que no veo el filme, pero en su día, más que Antonioni, más que Cortázar (su relato Las babas del diablo es el origen del argumento), más que David Bailey (el mítico fotógrafo del swinging London que inspira el personaje central), más que David Hemmings (el actor que lo interpreta), más que la banda sonora de Herbie Hancock, más incluso que las modelos que son fotografiadas, lo que me rindió fue ver tocando en aquel antro a Jeff Beck (también toca Jimmy Page, pero no es lo mismo). En 1968 grabó Truth. Era su primera aventura en solitario después de los Yardbirds, el grupo con el que aparece en Blow Up, y había fichado a un cantante con una voz rasposa que raspaba de verdad: Rod Stewart.

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‘Flowers and Beads’

Por: | 18 de agosto de 2008

Una de las cosas que ocurrió en aquel ya remoto año de 1968 es que un grupo de rock llegó a las listas y adquirió fama por un tema de diecisiete minutos. Algo tenía que estar pasando en aquella música, donde se procuraba habitualmente que las canciones no se extendieran mucho, que fueran rotundas, breves y que fueran al grano. Nadie sabe el significado de In-A-Gadda-Da-Vida, pero el mensaje se parece bastante al de otras tantas composiciones, de aquellos días y de ahí hacia atrás hasta las cavernas. Es decir: muchacha, te quiero, dame la mano, etcétera. Así que empezaban con estos complejos contenidos y en cuanto soltaban aquello de “por favor toma mi mano” el grupo se volcaba en una sucesión de solos: guitarra, órgano, batería... Y así hasta diecisiete minutos. Bueno, quizá el tema haya envejecido un poco, así que para este repaso he preferido coger de ese disco de Iron Butterfly el de Flowers and Beads. Viene a decir lo mismo: chica, te quiero, te quiero y te necesito la vida entera.

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‘Stop messin’ round’

Por: | 14 de agosto de 2008

Esmirriado, flacucho, recién salido de la naturaleza. Desnudo, cubierto tan solo con unas cuantas hojas, con cara de pasmo. Lleva en una de sus manos una muñeca y una mascota, una especie de mono. Y está tocado con un sombrero. Deber ser Mr. Wonderful, no puede ser otro. Es el tipo que aparece en la cubierta del segundo disco de Fleetwood Mac. Se metieron a grabarlo en agosto de 1968 y apareció en septiembre. Lo sorprendente, para los tiempos que corren, es que en febrero de ese mismo año habían publicado su primer álbum. Y entre uno y otro, el single que los había colocado en las listas y les había dado fama: Black Magic Woman. Tocaban blues, sin complicarse la vida. Unos señores blancos del Reino Unido por cuyas venas fluían los sonidos negros de Chicago.

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‘All Along The Watchtower’

Por: | 13 de agosto de 2008

Dylan no dio señales de vida en 1968. El tipo que había escrito que caería una tormenta de cojones y que decía que los tiempos estaban cambiando debió cogerse el año sabático. Pero ahí estaban sus canciones. “Tiene que haber una salida”, le decía en una de ellas el bufón al ladrón. “Hay mucha confusión, no encuentro consuelo”, nadie sabe apreciar el valor de las cosas. El otro le contestaba que dejara de dramatizar, que la vida es una broma, que iban tirando, que dejara de tanta cháchara: se hacía tarde. Desde la atalaya, los príncipes vigilaban. Eso va contando All Along The Watchtower. Jimi Hendrix hizo una impresionante versión del tema y la incluyó en su doble disco de aquel año, Electric Ladyland. Allí a lo lejos un lince maulló, dos jinetes se acercaban, el viento empezó a bramar.

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‘The Way Young Lovers Do”

Por: | 12 de agosto de 2008

Van Morrison tiene más de sesenta años y sigue ahí. Graba discos, renueva con frecuencia su banda fichando a músicos imponentes, sale de gira. Se lo puede ver en el escenario, con el sombrero y escondido detrás de sus gafas negras, a punto de explotar si las cosas se apartan un milímetro de lo que entiende por cómo-deben-hacerse-las-cosas. Más que cantar, el vozarrón le sale como si fuera dando mordiscos a las entrañas del mundo, y tiene una actitud de permanente cabreo con cuanto le rodea. Algunas veces, han contado algunos, se ha visto que le asomaba una sonrisa a la comisura de los labios, pero se trata sin duda de una leyenda. En 1968 estaba en Nueva York, fichó con una nueva discográfica, se metió en un estudio y en ¡dos días! grabó Astral Weeks.

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‘Revolution’

Por: | 11 de agosto de 2008

En 1968 los Beatles se fueron a la India a meditar con el Maharishi Mahesh Yogi, en Rishikesh, ahí al pie del Himalaya. Eran tiempos de arrebatos espirituales. Fue un montón de gente. Estaba, por ejemplo, Prudence, la hermana de Mia Farrow. “Quería encontrar a Dios antes que nadie”, cuenta John Lennon en The Beatles. Antología (Ediciones B), y se había encerrado en una cabaña de la que no salió en tres semanas. Tenía un ataque de pánico, estaba ida. “Querida Prudence, ¿no quieres salir a jugar?”, le preguntaba Lennon en la canción que le escribió. Y le pedía que abriera los ojos, que mirara el cielo despejado, azul, radiante. Los pájaros cantaban en aquella remota zona. En este lado del mundo, los ánimos no estaban con esas vainas. Los jóvenes querían hacer la revolución.

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El País

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