“La letra versa acerca de los sucesos de París de 1968, que es cuando Mick la escribió”, cuenta Charlie Watts, el batería de la banda en According to the Rolling Stones (Planeta). “Es una canción de contenido político: no era que fuese a cambiar el mundo, pero estaba muy influida por lo que estaba pasando”. El estribillo de Street Fighting Man dice: “Pero ¿qué puede hacer un pobre chico / excepto cantar en un banda de rock and roll? / Porque en el somnoliento Londres / no hay lugar para un luchador callejero”. Así que los Stones decidieron meter entonces las narices en el ruido de la política, pero lo que de verdad le preocupaba a Keith Richards eran los efectos que se podían obtener utilizando una grabadora casera.
“Me fascinó la idea de tocar una guitarra acústica a través de una grabadora, usándola como micrófono, de manera que se pudiese mantener la frescura de la acústica dentro de un sonido eléctrico”, cuenta Richards en el libro citado. Se había comprado un cacharro doméstico y se pasaba las horas experimentando con sus posibilidades. “Me llevaba ese pequeño artilugio a todas partes; era mi libreta”. Charlie Watts cuenta que la canción “fue grabada en la grabadora-casete de Keith con una batería de juguete llamada London Jazz Kit Set”. Hoy mismo, en este instante, Street Fighting Man sigue conservando aquella frescura que buscaba Keith Richards.
El tema forma parte de Beggar’s Banquet, el disco que publicaron los Stones en 1968. Hasta nueva orden, sigue siendo mi preferido de la banda. Ahí están los prodigiosos sonidos que Brian Jones le sacó a su guitarra slide en No Expectations, por ejemplo, y están la colosal Simpathy For The Devil, el punto tirado de Dear Doctor, la provocadora intensidad de Stray Cat Blues, el brillante desenfado de Jigsaw Puzzle. Y, claro, su versión de Prodigal Son, el clásico blues del Reverendo Wilkins sobre la parábola del muchacho que vuelve a casa después de haberla abandonado para lanzarse a recorrer el mundo y terminar dando de comer a los cerdos.
La portada era la imagen de un urinario con diversas pintadas (la censura franquista la convirtió aquí en la límpida superficie blanca de la invitación a un banquete, no fuéramos a dejarnos influir por alguno de los comentarios procaces) y al abrir el álbum había una foto de los cinco miembros de la banda tirados en medio de un pantagruélico festín. Sólo eran los músicos de una banda de rock and roll. ¿Qué otra cosa podían hacer? ¿Tirar adoquines en un Londres somnoliento? Prefirieron experimentar con un aparato casete y una batería de juguete, y cargaron así Street Fighting Man de una fuerza indómita.
Hay 4 Comentarios
Un comentario: la portada no fue censurada por la censura franquista, fue censurada por la propia discográfica de los Stones (Decca). La portada del urinario no fue publicada en ningún país hasta los años 80.
Publicado por: Jaime | 07/08/2008 18:36:28
Maririu ha dicho lo que yo siempre quise decir: música explicada para sentirla y entenderla mejor para aquellos que no lo consiguen a la primera. Gracias!
Publicado por: Horacio | 06/08/2008 14:45:25
si me hubieran hablado de música siempre así, la entendería mejor. Gracias.
Publicado por: maririu | 05/08/2008 21:06:18
Rojo, ya era hora!
¿T´-u crees que se puede tener a tus lectores sin ti tanto tiempo, aunque sea una breve temporada?
Publicado por: Juan Cruz | 05/08/2008 11:45:01