Poner en marcha al tontito

Por: | 12 de enero de 2009

Ahora que hay guerra, nos van contando los argumentos de los contendientes para sostener el dislate. Y vemos el terrible sufrimiento de la población que padece la brutal ofensiva israelí. Lo que no sabemos es lo que les pasa a los soldados de ese ejército invasor, ni tampoco tenemos noticia de cómo están viviendo el ataque los milicianos de Hamás. Quizá puedan servir para hacerse una idea las cosas que contó otro combatiente de otra guerra remota. "No sabíamos por qué luchábamos. No teníamos ningún objetivo, ninguna justificación moral. Nos enviaban a morir y a matar, y no sabíamos con qué finalidad lo hacíamos, sólo habíamos tenido la mala suerte de haber nacido dieciocho años atrás y haber crecido justo a tiempo para combatir en esta guerra. Ésa era toda nuestra culpa". La guerra a la que se refiere es la de Chechenia. El soldado era Arkadi Bábchenko, estuvo en las filas rusas y cuenta su experiencia en La guerra más cruel (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, traducción de Joaquín Fernández-Valdés Roig-Gironella).

Uno entra en el libro de Bábchenko directamente en materia. No hay ninguna consideración previa Chechenia sobre lo que lo condujo a la guerra, ni explica las grandes teóricas que los políticos y filósofos sostienen para defender las carnicerías. No hay explicación sobre el contexto, sobre las razones de unos y otros, sobre el paisaje, sobre tácticas o estrategias. Al recluta (en la imagen: soldados rusos, en la primera guerra de Chechenia) lo empujan a la ratonera, y es en medio del horror desde donde escribe Bábchenko. Seguramente todas las guerras son distintas, pero seguro que algo tienen todas en común: gente que dispara y gente que muere.

Desde muy pronto la narración de los recuerdos del joven soldado ruso pone los pelos de punta. Durante la instrucción militar previa a los combates son tan brutales las palizas que reciben los recién llegados por parte de los veteranos que no tardan en entender que ahí donde van la vida no vale nada. "Me quedé de pie frente a él, mirando el suelo en silencio", cuenta a propósito de un encuentro con uno de sus superiores en el campo de instrucción. "Intentaba no irritarlo, sabía que la mejor táctica cuando te preguntan por qué has hecho esto o aquello era callar y adoptar una expresión sumisa. A ese modo de actuar lo llamábamos 'poner en marcha al tontito".

Poner en marcha al tontito: quizá sea la única manera de tolerar los abusos, la violencia indiscriminada, la prepotencia del más fuerte, la arbitrariedad del que se impone a través de la fuerza bruta. "Si de todos modos esta guerra no va a terminar, ¿para qué seguir luchando? ¿Para qué matar con el fin de seguir matando más? ¿Alguien me lo puede explicar?". Así se expresaba uno de los jóvenes rusos que pronto iba a ponerse a liquidar a sus enemigos chechenos. Matar y seguir matando más: no parece otra la historia de Israel y Palestina. Seguro que muchos de los que padecen la guerra sobreviven porque logran poner en marcha al tontito. Obligados, avasallados y humillados por la sinrazón. 

Hay 5 Comentarios

Si no atendemos ahora a las reflexiones del soldado Bábchenko, y si esperámos a que un soldado israeli -de esta guerra- escriba la suyas, entonces, ya estará empezando otro guerra...

Esta táctica es conocidisima en el mundo del arte, preferimos no hablar de las penas presentes , sino que citamos una que se nos parezca, para muestra un botón, en tiempo de crisis en EEUU , Arthur Miller, decidio poner en las tablas: la obra de teatro: LAS BRUJAS DE SALEM , en "honor" al holocausto que vivieron un tiempo, sino mal recuerdo, los perseguidos por la política de ese entonces. En colombia: el pueblo olvida sus penas y catástrofes haciendo famosas sus novelas cómicas , que tienen gran aceptación en toda américa latina. Y de seguro habrá muchos ejemplos más que acotar. ¿por qué hablar de lo que ya sabemos?, darle otro giro a la verdad , no es negarla , sino confirmarla.

" The Old Lie; Dulce et Decorum est
Pro patria mori"
Wilfred Owen.

Rojo: haciendo honor al apellido, sigue como hasta ahora y no concedas ni un segundo a la tontería del comentario de más arriba.
Félix

Mire Señor José Andres. Haga honor a su apellido y escriba sobre palestina y no me venga con guerras de chechenia ni hostias. Lo guay es un pañuelo palestino. es mas fashion que un gorro checheno.

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El rincón del distraído es un blog cultural que quiere contar lo que pasa un poco más allá o un poco antes de lo que es estrictamente noticiable. Quiere acercarse a lo que ocurre en la cultura con el espíritu y la pasión del viajero que descubre nuevos mundos y que, sorprendido e inquieto, intenta dar cuenta de ellos.

Sobre el autor

José Andrés Rojo

(La Paz, Bolivia, 1958) entró en El PAÍS en 1992 en Babelia. Entre 1997 y 2001 fue coordinador de sus páginas de libros y entre 2001 y 2006 ha sido jefe de la sección de Cultura del diario. Licenciado en Sociología, su último libro publicado es Vicente Rojo. Retrato de un general republicano (Tusquets, 2006), XVIII Premio Comillas. Correo: @elpais.es.

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