El viaje de regreso

Por: | 06 de marzo de 2009

París, 1923. La brasileña Tarsila do Amaral se ha colado en el corazón de las vanguardias y está devorando cuanto se hace en el arte europeo de aquellos días. “Disparados locamente en el Cadillac de Oswald, volábamos por todas partes…”, contó más adelante. Y ésa es la imagen que resume aquella época. Todo había que tirarlo abajo, y reinventarlo después. París era una fiesta, y el Oswald del Cadillac es Oswald de Andrade –poeta, ensayista, dramaturgo–, de quien la artista se enamoró y con el que se casaría poco después, en 1926. Nada más entrar a la exposición que la Fundación March de Madrid dedica a Tarsila do Amaral hay un pequeño cuadro de su amiga Anita Malfatti: una minúscula habitación, dos personas de espaldas delante de un piano, alguien tumbado en un sofá y otros dos tirados en el suelo. Es el Grupo de los Cinco (los tres citados más Mario de Andrade y Menotti del Picchia), esos brasileños que conquistaban Europa y que Anita retrató en plena digestión.

Luego regresaron. Tarsila do Amaral comentó en una entrevista: “El cubismo es el servicio militar del artista”. Ella lo había hecho, acababa de licenciarse en la disciplina que instauraron Picasso, Braque y Juan Gris y redescubría su propia tierra. Viajó a Minas Gerais, quedó fascinada por lo que veía: "los colores que había amado de niña”. Le habían dicho que eran feos y caipiras (es decir: horteras), pero se rebeló y empezó a utilizarlos en su pintura: “azul purísimo, verde violáceo, amarillo vivo, verde chillón”. La transición estaba hecha y la mezcla se había impuesto: la joven que se había empapado en la sofisticación de París se lanzaba de cabeza hacia la burda sencillez de sus orígenes. Lo dijo Mario de Andrade en un poema que retrataba a Tarsila: “Quiero ser en arte / la caipirinha de Sao Bernardo. / La más elegante de las caipirinhas / la más sensible de la parisinas / lanzada entre bromas a la fiesta antropofágica”.

Tarsila do amaral antropofagia

Pero esa fiesta vendría después. Primero fue Pau Brasil, el movimiento poético y artístico que en 1924 puso en marcha Oswald de Andrade, que reclamó como símbolo el palo de Brasil y reivindicó una estética primitivista. La Antropofagia (el cuadro de la imagen se llama así: Antropofagia) surgió a finales de la década. La idea que había detrás era la que recoge su nombre: comer carne humana. La vanguardia llegaba a América Latina con ese desafío, el de merendarse la modernidad sin perder los sabores de la tradición.

La exposición de la Fundación March cuenta esos salvajes años, los veinte, en que los artistas de Brasil literalmente explotaron. Rompieron el capullo, volaron. El hilo conductor son los cuadros de Tarsila do Amaral, pero hay piezas de sus colegas y amigos, e imágenes y objetos de un país y un tiempo deslumbrantes. La idea de salir y luego volver a casa ya no sirve en un mundo globalizado. Es inevitable pensar, de todas formas, que haría hoy un artista brasileño que se ha alimentado en Europa y regresa al vertiginoso caos de Sao Paulo.  

Hay 7 Comentarios

Hola, qué tal?
me encantan tus ensayos y mucho más aún....tú mismo...
besos larguísimos
Silvana

I can resist everything
excep
temptation.

Oscar Wilde.

soy brasileña, quedo muy grata
por el reconocimiento de la arte de mi pais...

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Simply here / I stay with you.

There's a light
on the hill
when a dreamland
outshines and a
care fades away;
there's a delicate
sunshine in
the sound of
a wind, and
this is the right
way, while a
fright disappears
and a new day
returns.....

Francesco Sinibaldi

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Francesco Sinibaldi

Ya no quedan artistas como los de epocas pasadas, eso esta claro.

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El rincón del distraído es un blog cultural que quiere contar lo que pasa un poco más allá o un poco antes de lo que es estrictamente noticiable. Quiere acercarse a lo que ocurre en la cultura con el espíritu y la pasión del viajero que descubre nuevos mundos y que, sorprendido e inquieto, intenta dar cuenta de ellos.

Sobre el autor

José Andrés Rojo

(La Paz, Bolivia, 1958) entró en El PAÍS en 1992 en Babelia. Entre 1997 y 2001 fue coordinador de sus páginas de libros y entre 2001 y 2006 ha sido jefe de la sección de Cultura del diario. Licenciado en Sociología, su último libro publicado es Vicente Rojo. Retrato de un general republicano (Tusquets, 2006), XVIII Premio Comillas. Correo: @elpais.es.

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