Hay que cantar

Por: | 19 de marzo de 2009

En agosto de 1844, Friedrich Nietzsche recibió en Sils Maria a Resa von Schimhofer, una joven que pertenecía al círculo de Malwida, una de las últimas amigas que le quedaban al filósofo. Le organizó un minucioso programa de visitas por los alrededores, le regaló las tres primeras partes de su Zaratustra y le recomendó que leyera una novela de Stifter, y a los memorialistas e historiadores de los siglos XVII y XVIII para que supiera de las costumbres aristocráticas que estaban empezando a perderse de manera alarmante. Estos días se ha publicado en España Extravíos o mis ideas al vuelo (Sexto Piso), del Príncipe de Ligne. Seguro que entonces hubiera sido una magnífica lectura para la joven Resa. Lo sigue siendo ahora, en un mundo que nada sabe ya de aristocracias y al que le vendría muy bien tener noticia de unos ademanes que escapan de la mediocridad y que tienen la grandeza de lo que se hace por puro placer.

Charles joseph de ligne  

La traducción y el magnífico prólogo de la edición de Sexto Piso son obra de Ignacio Díaz de la Serna. Desde el primer momento emerge con una endiablada frescura y una radicalidad admirable la enorme figura de Charles-Joseph de Ligne (en la imagen), que nació en Bruselas el 23 de mayo de 1735 y que fue el séptimo príncipe de la casa de la que heredó el nombre. Todo empieza con su amor por los colores. Sobre todo al rosa, que junto al plata, fueron los distintivos de su linaje. “Enloquecía con los carruajes suntuosos y los séquitos de fábula”, cuenta Díaz de la Serna, y cuando uno se empieza a acomodar en sus viejos prejuicios sobre la nobleza, la presentación da un giro y encontramos al príncipe en el campo de batalla: “Para sobreponerse al tedio que pronto se apodera de todo campamento militar durante una tregua, pide de vez en cuando a algún suboficial que le dispare mientras él hace caracolear a su caballo. Esquivar balas es su forma habitual de abrir el apetito cuando se aproxima la hora de la cena”.

El príncipe de Ligne fue un militar brillante, siempre fiel a los intereses políticos de Austria. Participó en la guerra de los Siete Años (1756-1763) y luego estuvo en la que se desencadenó por la sucesión en el trono de Baviera (1777-1779). Combatió en la guerra entre rusos y turcos y perdió a su hijo en el sitio de Argonne, mientras peleaba contra los franceses a las órdenes del duque de Brunswick. A Catalina la Grande le propuso organizar una coalición contra las fuerzas revolucionarias para salvar “la religión de los reyes”. No obtuvo respuesta. Luego sufrió con amargura que no lo incluyeran en las fuerzas que se enfrentaron a Napoleón.

Le gustaron las mujeres y, al menor descuido, se enamoraba. En una de sus ideas de estos Extravíos apunta: “En el amor, sólo los comienzos son encantadores. No me sorprende que hallemos placer en volver a comenzar a menudo”. Pero no fue un libertino, y despreciaba el hedonismo ramplón de quienes han convertido el arte de seducir en una profesión. Estuvo en todas las fiestas que celebraron las cortes de su tiempo y dilapidó su fortuna. Al final se dedicó a escribir. Tenía 79 años cuando se resfrió en un baile: murió poco después, en diciembre de 1814. “Me gusta la gente distraída”, escribió en estos Extravíos: “es un rasgo que indica que tiene ideas y que es bondadosa, pues los malévolos y los estúpidos siempre están alertas”. Y también: “La corte os ha olvidado: cantad; una hermosa mujer os ha abandonado por uno de vuestros amigos: cantad; mañana obtendréis la suya, y despertará mayor lástima que vos porque tal vez no sepa que hay que cantar”.

Hay 5 Comentarios

Interesante

Tenéis toda la razón. Pido mil disculpas. Fue en agosto de 1884. En abril había aparecido la primera edición de la tercera parte de 'Así habló Zaratustra'. Muchas gracias.

Se ve que estás realmente distraído,como reza tu blog, José Andrés Rojo...En Agosto de 1844 Friedrich Nietzsche era un feto, pues nació el 15 de Octubre de 1844, así que difícilmente pudo recibir a nadie.Saluditos.

Cierto, la fecha no es correcta. Interesantísimo artículo.

Te has confundido con la fecha de 1844; en ese año, Nietzsche no tenía aún escritas sus tres primeras parte de Also sprach Zarathustra. Creo que te refieres al año 1884.

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El rincón del distraído es un blog cultural que quiere contar lo que pasa un poco más allá o un poco antes de lo que es estrictamente noticiable. Quiere acercarse a lo que ocurre en la cultura con el espíritu y la pasión del viajero que descubre nuevos mundos y que, sorprendido e inquieto, intenta dar cuenta de ellos.

Sobre el autor

José Andrés Rojo

(La Paz, Bolivia, 1958) entró en El PAÍS en 1992 en Babelia. Entre 1997 y 2001 fue coordinador de sus páginas de libros y entre 2001 y 2006 ha sido jefe de la sección de Cultura del diario. Licenciado en Sociología, su último libro publicado es Vicente Rojo. Retrato de un general republicano (Tusquets, 2006), XVIII Premio Comillas. Correo: @elpais.es.

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