La épica doméstica

Por: | 02 de marzo de 2009

Las hermanas Grimes (Alfaguara, traducción de Rolando Costa Picazo), de Richard Yates, empieza con la frase “Ninguna de las hermanas Grimes estaba destinada a ser feliz…”, y enseguida nos conduce a la redacción del Sun de Nueva York, donde trabaja el padre de las chicas como copista. La frase ha quedado medio enterrada por el ritmo de la narración y lo que importa ya es cómo Sarah y Emily van descubriendo el mundo y a los que tienen más próximos. Revolutionary Road, la película de Sam Mendes basada en otra novela de Yates, arranca en un bar. Una joven atractiva y solitaria, al lado de una barra, y un muchacho, que no deja de mirarla: enseguida están conversando, y ríen, y el chico fanfarronea y la chica le habla de su afición al teatro. En la siguiente secuencia estamos ya metidos de lleno en la historia de su relación. En una relación cargada de tensión. Como si fuera a explotar.

Revolutionary_road 2

No hay la menor mano izquierda en la que cuenta Revolutionary Road. No hay el menor cuidado por salvar a nadie, ni seguramente existe ningún afán de juzgar a esas criaturas que se enamoran, se casan, tienen hijos y se van a vivir a una enorme casona. Sam Mendes maneja con pulso firme una historia que produce fuertes temblores, los habituales cuando se trata de un asunto próximo, cotidiano, previsible. Es decir, que todo puede irse en una pareja a pique, y que se va a pique. Kate Winslet y Leonardo DiCaprio hacen un trabajo prodigioso. El asunto en el que se embarcan es un asunto épico. Una gran aventura: hacer realidad los sueños, sacar lo mejor de cada uno, crecer. El barco naufraga estrepitosamente.

Richard Yates, que nació en Nueva York en 1926, murió olvidado en Birmingham, Alabama, 1992. Saul Bellow dijo que la mejor novela que había leído en 1976 fue Las hermanas Grimes. Esas son palabras mayores. Cuando sirvió en el Ejército, Yates pasó por Francia y Alemania. El protagonista de Revolutionary Road considera que los mejores momentos de su vida los vivió en París. Por eso su mujer lo anima a dejar el rutinario trabajo que lo va consumiendo, y lanzarse al vacío de una nueva vida. Mendes ha conseguido llevar a la pantalla cada minúscula puntada con la que se va tejiendo un fracaso.

Empezar de nuevo. Sentirse especiales. Romper con las ataduras de una vida convencional. Poder hacerlo. Es 1955 y el mundo entero se encuentra felizmente embarcado en el desafío de salir a flote después de una guerra que, una década antes, había dejado el panorama hecho añicos. La mujer, cada mujer, está cambiando de manera abrupta. Ya no puede tolerar su tradicional papel secundario. Los sueños de la señora Wheeler, sin embargo, tienen que seguir pasando por los del señor Wheeler. Están en sus manos, y aunque sólo sea un loco el que consiga verlo (y decirlo), puede destrozarlos en un instante con los argumentos de siempre. Los que parecen más sólidos, los de la cordura.

Hay 7 Comentarios

Tienes razón Horacio, el soñar siempre ha sido peligroso, pero vale más soñar y perecer en el intento que dejar pasar la vida ante nosotros sin un solo pensamiento de rebeldía, de ruptura, de riesgo.
Quien no sueña, no vive, su vida es tan emocionante como la de un vegetal, así pues lo que cree que es vivir, es sencillamente vegetar.
Hola Ferrán, ya tengo el libro de Anderson.
Hace unos años leí una colección de short stories de mujeres.
En una de ellas, la protagonista se vuela la cabeza con una escopeta, no sin antes haber dejado su casa limpia como una patena.
La última frase decía que ella sabía que era lo que tenía que hacer.
Tarde en comprender que era "eso que las mujeres sabemos que tenemos que hacer ".
Cuando vi en Revolutionary Road
esos primeros planos de una casa en silencio, perfectamente ordenada, inmaculada,con cada objeto y cada mueble en su lugar, me acordé de la escopeta y de los sesos esparcidos sobre un suelo limpio como una patena.
Basandome en la película y no en el libro, que no he leído, me ha sorprendido que se vea con tanta claridad el tema de la competencia conyugal.
Aquí se va más allá de los sueños de una mujercita romántica, se percibe el temor a que Sarah destaque por
encima de él, se ve como una vez tras otra el boicotea los planes de su esposa quién, al menos en la película, es más inteligente que él.

Gracias a este post he leído "Las hermanas Grimes" que me ha sorpendido y me ha gustado tanto como "Revolutionary Road". No sé por qué a veces la obra de autores magníficos es tan desconocida.
Gracias a Rojo por este comentario.


No me extraña la frase de Saul Bellow: "Las hermanas Grimes" y, en especial, la creación de la figura de Emily, sus infructuosos esfuerzos de llegar a ser feliz, expresada con tremenda contundencia en la última escena del libro, tiene una profundidad que espero que no sea vulnerada, como lo ha hecho Sam Mendes en Revolutionary Road (la literalidad no es la fidelidad) cuando se estrena la película que protagonizará Naomi Watts.

Una tragedia americana explicada, a diferencia del clásico de Dreiser, con una contención de escenarios que nunca tienen la apariencia de una catástrofe inminente, sino la realidad, el oprobio, de un desaliento brevemente salteado con los instantes de esperanza: el matrimonio de Sarah, las parejas de Emily. El fracaso de ambas, la desesperación solamente desatada, tras un autocontrol magistral del personaje, en la brusquedad con la que se dirige a su sobrino, que comprende en la edad de su tía el drama de su propia madre. Una vida menos que vacía: llena de ilusiones vaporosas, sin tener siquiera el consuelo de la frivolidad. Ilusiones a las que se agarraron los personajes de una forma, en apariencia, más prudente que el matrimonio Wheeler, aunque esa serenidad sea más conformismo que verdadero carácter.

Una bendición recuperar al olvidado Yates.

Evidentemente revolutionary road muestra como se puede destruir una relación el momento en el que la cordura se impone a los sueños. Alguien dijo: una pareja no sabe que se casa con tres personas: la que es, la que será y la que uno cree ver en ella. Pocas peliculas muestran de una manera tan simple aspectos de la vida diaria tan triviales y tan destructivos.
El titulo revolutionary road es ademas una excelente referencia al papel de la mujer que se inicia en su largo camino de emancipación en tiempos en los que tener una caserón y cuidarlo era la definición de la felicidad femenina. El soñar siempre ha sido peligroso.

siempre me ha flipado sam mendes..es un crack.

Quizá la cordura solamente sirva para convertir la vida en una lenta agonía.

Voz natural.

Sobre la
cima de un
campo infinito
veo la tristeza
que recuerda
el dolor, y
sobre esta
montaña una
dulce poesía
donde muere
la vida.

Francesco Sinibaldi

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El rincón del distraído es un blog cultural que quiere contar lo que pasa un poco más allá o un poco antes de lo que es estrictamente noticiable. Quiere acercarse a lo que ocurre en la cultura con el espíritu y la pasión del viajero que descubre nuevos mundos y que, sorprendido e inquieto, intenta dar cuenta de ellos.

Sobre el autor

José Andrés Rojo

(La Paz, Bolivia, 1958) entró en El PAÍS en 1992 en Babelia. Entre 1997 y 2001 fue coordinador de sus páginas de libros y entre 2001 y 2006 ha sido jefe de la sección de Cultura del diario. Licenciado en Sociología, su último libro publicado es Vicente Rojo. Retrato de un general republicano (Tusquets, 2006), XVIII Premio Comillas. Correo: @elpais.es.

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