Dinamitar los límites

Por: | 29 de mayo de 2009

Ejercer de romántico las veinticuatro horas del día tiene que ser una condena difícil de sobrellevar. Pero son muchos los que se han aplicado a la tarea a lo largo de la historia. El exceso, el afán de romper los límites, esas ganas insaciables de vivirlo todo, el puro gusto de arrasar con las convenciones, la querencia por lo oscuro. De todo eso hay en el arrebato romántico, y Rüdiger Safranski lo cuenta muy bien en Romanticismo (Tusquets), que significativamente ha subtitulado Una odisea del espíritu alemán, porque es en ese país donde esa tendencia surgió y donde llegó más lejos. Fíjense sino en Novalis, el poeta de los Himnos a la noche, que tiempo después de que hubiera muerto su amada, Sophie von Kühn, de la que cayó perdidamente enamorado cuando ésta sólo tenía trece años, todavía “vivía solamente para su dolor”.

Rudiger safranski 1 
Y era tan grande ese dolor que entraba en la habitación de Sophie y pasaba allí días enteros. Su hermana interrumpió una vez su soledad y casi le da un pasmo. Le pareció ver a Sophie en la cama tal como yacía el día de su muerte. Y es que Novalis, cuenta una amiga de la hermana del poeta, "había extendido en la cama el largo vestido azul que llevaba cuando murió", y le había colocado un libro, como si aún lo leyera. "Más celestes que astros centelleantes", cita Safranski (la fotografía es de Uly Martín) de los Himnos para hablar del momento en que el amor se impone a lo oscuro, "se me traslucen los infinitos ojos, que en nosotros la noche abre". 

Lo fascinante del libro de Safranski es su habilidad para combinar el detalle anecdótico con la cita del autor que trata, y levantar detrás el clima de la época, y sus conflictos, y el diálogo que cada cual establece con la tradición. El libro empieza por Herder y, enseguida hay referencias a la magnífica descripción que hizo Goethe cuando lo conoció: "Le pareció un abate, con sus cabellos empolvados y recogidos en rizos; y añade que subía con elegancia las escaleras, con el extremo del abrigo de seda indolentemente metido en los bolsillos de los pantalones". Con ese caballero empezó el movimiento romántico desde el mismo momento en que abandonó las seguridades de su pueblo y se aventuró en el mundo buscando las palabras que, de verdad, atraparan el misterio y el vértigo de la vida.

Tipos desmesurados, radicales en su desafío de dinamitar los moldes de vida de sus respectivas épocas y la manera de entender esa vida, siempre al borde de la locura (algunos se estrellaron en ella). Los que estuvieron en torno al movimiento Sturm und Drang, los hermanos Schlegel, Fichte, Ludwig Tieck, Kleist, E. T. A. Hoffmann… Hubo quienes se reconocieron detrás del nombre y otros que simplemente compartieron su sensibilidad y sus retos. Fuera ya de su momento histórico, llegaron Wagner y Nietzsche y Von Hoffmansthal y Thomas Mann, entre otros muchos. Un día, una parte de los ideólogos del nazismo observó que del romanticismo se podía sacar gasolina para alimentar su proyecto totalitario. Así se hizo. Y se vio entonces que lo que tan bien servía para agitar la vida y la poesía y el arte y la cultura no resultaba demasiado aconsejable para ser utilizado en el ámbito pragmático de la política. En fin, la Feria del Libro de Madrid ha empezado esta mañana. Que ustedes lo pasen bien.

Hay 19 Comentarios

Volviendo al tema, como alguien dijo, “el Romanticismo es una fuerza celeste ó infernal a la que debemos estigmas eternos”. Puedo dar fe de cómo el Romanticismo transmite una fuerza que se interioriza cuando se asume. En mi adolescencia, cayó en mis manos primeramente Werther y a continuación por casualidad los Himnos a la Noche. Sin saber cómo, me embriagué del espíritu romántico. Cuando estas poseído por tal fuerza, cada paisaje se transforma en un Universo y la mente te permite vivir intensamente emociones y sentimientos sin decir una palabra, ó como mucho unas pocas. En mi caso, el Romanticismo me dio fuerzas para estudiar una larga y dura carrera en el politécnico, a la luz del flexo, y sin levantar el culo del asiento. Claro que el Romanticismo se pudo emplear para levantar a un gran país que había sido vapuleado y humillado tras la Primera Gran Guerra. En mi caso, conforme fui consiguiendo el objetivo de terminar mis estudios y comenzar a trabajar y empezar a tocar los billetes, el Romanticismo fue desapareciendo y se transformó en Pragmatismo. Ahora soy una persona cien por cien pragmática. Entiendo que el pueblo alemán despertó pronto del sueño Romántico, ante la brutalidad en la que se encontraba inmerso y la política no pudo aprovechar la fuerza romántica. No olvidemos que el Romanticismo y por supuesto el hombre romántico, necesita belleza y libertad.
Ahora tengo en mis manos el libro de Safranski, gracias a una persona que escribe aquí habitualmente, y quizás entre ella y la lectura del libro, mi Pragmatismo deje un hueco al Romanticismo, para combinarse en su justa medida.

Juan Nadie, regresa a tu país de sarcasmo. Te han dado bien, donde te lo mereces, por elitista, guasón, faltón, y quizás no tienes otra cosa que hacer que olfatear este espacio. Pues bueno, pero ya ves que entras con el pie habitual, Juan Nadie. Quizás acabes saliendo con el pie habitual puesto en las posaderas habituales. Aquí estamos acostumbrados a casi todo. No a todo. Y puedes cantar misa, a partir de ahora ni existes. Y los demás, a lo suyo. Eso, el romanticismo y cualquier cosa que se desprenda de un comentario menos el rollo que ya te ha desenmascarado ante todos los usuarios de un blog. ¿Vale? Pues a comportarse.

...por cierto, ¿de qué iba el artículo? Se me ha olvidado al leer los comentarios de alguien que allá donde va parece que se ofende si, vaya de lo que vaya el artículo, no acaba yendo sobre él mismo... Como dirían Juan y Damián (Trancas y Barrancas): "¿Coincidencia? Noo loo creeoo..."

Ahora me acuerdo, iba sobre el romanticismo, ¿no era esa la forma de reaccionar el espítiru ante las inclemencias crónicas del tiempo (el frío, la lluvia, etc.) y por eso el clasicismo es cosa del sol y del Mediterráneo?

En catalán, "bord" es un insulto grave, porque su significación más extendida es la de "bastardo" o "de padres desconocidos". En español, aunque "borde" también pueda significar "bastardo", se usa coloquialmente como sinónimo de "antipático".

lo lamento señor Gallego si usted se siente ofendido con mi respuesta, pero no le veo insulto alguno, es mas, ya dicen por allá, " no ofende quien quiere, sino quien puede" ...por lo demas, creo que usted saca todo de contexto, porque, mire yo lo llamo egolatra, porque se da por aludido de algo que uno es libre de opinar ponga quien ponga el tema sobre el tapete, mire con todo el respeto del mundo, que sepa que la red es libre para personas como yo, como usted como quien sea, para plasmar lo que dice o como lo dice, para eso esta el moderador o dueño del blog, para dejar entrar mi comentario, y si fuese ofensivo tenga por seguro que no estaria alli donde esta el comentario, puesto justo por debajo del suyo.
ahh!!! y reciba por enesima vez, mis disculpas por no estar a su altura, pues no tengo ensayos escritos, ni quizas tenga tanta autoridad para opinar por un tema que usted considera como suyo, pero ya le digo que este mundo es libre desde el mas pequeño hasta el mas grande, para hacer lo que nos venga en gana.
Por otro lado gracias, todos los dias se aprende algo nuevo, no sabia yo que borde, lo que mi familia politica, mi marido y mis amigos españoles, llaman a los intolerantes, era ese desgraciado apelativo alusivo a la hija de una prostituta, pues vaya por Dios eso si que es nuevo para mi, pero tenga claro que yo jamas tuve en mente llamarle aquello, porque no le conozco ni conozco a su madre, por lo demas, sere inferior a usted, pero educada antes que nada.
he cumplido desde mi modesta opinion, si lo ofendi 3 veces ya fue mas de 3 las disculpas que pedi
atentamente a usted Rocio

Sr.Ferran Gallego:
Insisto: es nomas el resultado de la politica en la que todo era o tenia que ser ligero de digerir. Una anecdota muy difundida en Bolivia habla de la respuesta de una persona –supuestamente culta- a quien se le pregunta si habia leido un determinado libro: “no, pero he visto la pelicula…..” Respuesta jocosa si no estuviera descubriendo la pobreza del drama cultural al que Ud.se refiere.. Otra muestra de esto es indudablemente lo ocurrido en este blog dias atras contra Ud.: se emplean palabras injuriosas ignorando por completo la verdadera dimension de un vocablo procaz ya enquistado en el hablar cotidiano!
La experiencia de esta cultura light puede llegar a ser funesta cuando se junta con politicas demagogas, que se atribuyen saberlo todo. El resultado es el populismo tan danhino en tantos paises hoy en dia.

Respecto al fenomeno aleman del nazionalsocialismo sigo sin terminar de comprenderlo. Como se puede dar un fenomeno asi en una sociedad realmente culta? Como un demagogo como Goebbels puede llegar a engatuzar a una sociedad tan altamente instruida? No en vano dijo un politico aleman en el Bundestag que este fenomeno era, querramos o no, un “Faszinosium”. Tal observacion le costo el puesto pero tenia razon! La pelicula el Lector tuvo un gran impacto en Alemania. Este pais esta poco a poco digiriendo su pasado. Felizmente. Atte.


Es, Sr. Horacio, el resultado de una posmodernidad que dejó de distinguir entre alta y baja cultura de la época moderna, para pasar, con clara error de cálculo de costes, a estimar que la subcultura se convertía en cultura popular, olvidando que ésta es otra cosa. Como otra cosa son las campañas realizadas por gobiernos progresistas ("La Barraca" en España, o las ediciones promovidas por Vasconcelos en México) para proporcionar el acceso de las clases populares a una cultura en posesión de la burguesía. En los años treinta, se publicaba en barcelona una revista anarquista, LA REVISTA BLANCA, cuyos 4.000 artículos tuve que resumir y organizar temáticamente, becado para pagarme la carrera. Me sorprendió observar en ellos la ansiedad por el conocimiento elaborado por los propios sectores libertarios (la célebre "Novela ideal") o la forma en que leían ávidamente a Dostoyevsky o Ibsen. Esa cultura popular, que deseaba acabar con una expropiación de la capacidad de entender el mundo, pasó a frivolizarse, como toda la cultura, a partir de los años setenta-ochenta, cuando las predicciones de Pasolini acerca de la estandarización acabaron nivelando por abajo, señalando airadamente a quienes protestaban que no podía mantenerse el elitismo de la distinción entre calidad de literatura. La destrucción de los cánones fue algo propio de la posmodernidad, pero correspondió a una estrategia de analfabetización que ha permitido que no se vendan los grandes autores contemporáneos mientras se amontonan en los grandes almacenes (en grandes almacenes, no en librerías) los best-sellers planificados. La cultura deja de servir para conocer la condición humana y se justifica sólo por la capacidad de entretener.

Hace unos días, en otro blog, comentando la película EL LECTOR (y me sorprendió, en su momento, que la novela pasara casi desapercibida), me saltó al cuello una contertulia cuando señalé que, tras haber estudiado muchos años el fenómeno nacionalsocialista, lo que me preocupaba y les preocupaba a los investigadores era, precisamente, esa ambigüedad de las personas ordinarias capaces de convivir con un régimen del que toleraban agresiones, exclusión e incluso deportaciones y matanzas, con la misma tranquilidad con que ciudadanos británicos, personas bondadosas y normales, sentían una completa indiferencia por la política colonial de su gobierno. Tal persona me acusó de banalizar la violencia y añadió, con un desconocimiento absoluto de lo que fue el nazismo, que se trataba de unos millares de sádicos que ni siquiera eran humanos. Tuve que recordarle que el sadismo sólo puede ser humano y que, lejos de ser sádicos (no todos estaban vigilando en campos de exterminio), muchos podían vivir su existencia cotidiana colaborando y apoyando a un régimen que se normalizó con tanta eficacia como se normalizaron los fascismos europeos. No hubo manera. Y, con cierto cansancio ya por la dinámica de tertulianos, tuve que indicarle lo que no me gusta hacer, pero que al final he decidido colocar sobre la mesa frente a quien sólo tiene "una opinión tan válida como la suya". Que no puede ser igualmente válida cuando no procede de años de estudio. Como yo no puedo tener una opinión tan válida como la de un especialista en Moore cuando hablo de moral o de romanticismo cuando hablo con un especialista en ese tema. Pero aquí, siguiendo las pautas de que todo vale, del relativismo del conocimiento, de la mera habladuría elevada a opinión o la ocurrencia elevada a idea, la gente no sólo opina, sino que, cuando se le indica que no se confunda recordándome quién era Goebbels y queriendo aleccionarme sobre lo que significa tener un doctorado (cuando toda la historiografía se ha referido a las relaciones entre la academia alemana, la cultura y las corrientes antidemocráticas de aquel país), me trate de borde, de déspota y quiera ponerse al mismo nivel de quienes hemos estudiado este tema. No otros, por Dios. Pero éste,sí. Y el drama cultural que vivimos se advierte, no deja de advertirse, en intervenciones de este tipo en un blog.

Gracias por su comentario

Sr.Ferran Gallego:
Y sin embargo es asi....lamentablemente! La liviandad con la que se trata ahora tantsimos temas que antes estaban reservados a los estudiosos y son ahora facilmente puestos en mostrador para que cualquier persona que haya leido a lo mejor algun rapidisimo comentario al respecto y se meta a opinar y discutir con verdaderamente entendidos. Por eso es que me gusto tanto el articulo de Jose Andres : Obama y el estilo (5.11.08) que hablaba de Obama como el fundador de un proceso en el que la reflexion, la lectura y el analisis recuperaban el verdadero valor sacandolos de ese espacio “light” en el que estaban inmersos. La educacion es nomas un resultado de la politica. Atte.


Gracias, Gramsciez. Creo que el tono del segundo comentario, arrogante desde la presunta humildad, faltón e insultante, puede explicar la calidad analítica y humana del primero hecho por Rocío.

Quisiera señalarte algo en lo que estamos de acuerdo, aunque planteando cosas a las que hay que salir al paso. Es obvio que las disciplinas de carácter técnico-científico tienen una metodología distinta, tienen grados de certeza diferenciados. Precisamente con ocasión del proceso de Bolonia, el decano de la facultad de letras de Salamanca hizo una carta abierta al ministerio indicando cuáles eran esas diferencias, cuando se nos quieren aplicar criterios equivalentes (lo que conviene desde las leyes de mercado). Por ejemplo, se decía, los historiadores o los filósofos no trabajamos sobre un objeto, sino sobre OTRAS PERSONAS y su relación con procesos históricos o de pensamiento; el trabajo de investigación tiene un grado de incertidumbre que corresponde a la imposibilidad de verificar una certeza exacta a una demostración matemática o la viabilidad de un antibiótico.

Pero es que ocurre otra cosa. La historia, como disciplina que utiliza recursos científicos, aunque no sea ciencia experimental (por ejemplo, datos objetivos relacionados con procesos electorales, estudio de formación de espacios de sociabilidad, incongruencias de estatus, cifras de desempleo, orientación estratégica corroborada en congresos de partidos...), parece haberse convertido en algo "opinable" FUERA DEL MARCO DEL DEBATE DOCUMENTADO. Nos encontramos con esa frase de "una opinión tan válida como cualquier otra" cuando alguien sin ninguna preparación académica, experiencia investigadora y con noticias superficiales, considera que su opinión vale lo mismo que la de quien se ha dedicado a la lectura de documentación, a la evaluación de sus colegas, a los debates con especialistas extranjeros y españoles. Es eso lo que me parece una trivialización de la historia que acaba permitiendo que acaben explicándonos procesos contemporáneos de nuestra historia quienes se dedican a la ficción y, encima, que su opinión pase a ser valorada en función de éxitos de ventas que, naturalmente, no pueden tener los libros académicos, donde se entierran miles de horas de trabajo.

Es, amigo Gramsciez, precisamente esa distinción la que quería hacer. La comparación con un oncólogo sirve para decir algo muy sencillo: aquí, todo el mundo baja la cabeza reverentemente ante un médico y, en cambio, le da dos bofetadas dialécticas a un historiador porque parece que eso ni siquiera es conocimiento en el sentido literal de la palabra, sino un entretenimiento, que como bien sabes, se ha procurado rebajar al máximo en su divulgación popular.

No hay más que tener en cuenta lo que pasa con Safranski. ¿Alguien le diría, sin haber estudiado filosofía, que tiene una opinión sobre su biografía de Schopenhauer "tan válida como cualquiera"?

saludos

¡¡¡Córcholis!!!, amigo Ferrán( GALLEGO), creo que no hay que ponerse así por una simple divergencia de criterio o matización, en cuanto lo expresado por la asusa ROCIO, en cuanto a lo referido a la tesis doctoral de JOSEPH GOEBBELS, me refiero.Cierto es que la salida de tono, a falta de argumentos, como llamar a un contertulio "borde" sin más,y otras lindezas no dice nada bueno de quien o quienes lo expresa(n), sino que esa ofensa calenturienta deslegitima a quien lo profiere a falta de motivación.
Aunque, yo al menos, no veo intención de ofender, en el primer comentario de la referida, por eso me choca tu respuesta tan agria: no así, en la segunda.
Por fin, sin querer quitarte autoridad, ni un ápice, en lo que has acreditado coo el ser un buen ensayista de la historia de las ideologias políticas del siglo XX, y lo que yo conozco de tus libros, pues aún así, me parece poco creible comparar la legitimidad y veracidad de los conocimientos, por muy acreditados que sean, en materias sociales o científico históricas y humanas con la disciplinas de las "Ciencias Naturales", Físico-Matemáticas o biológicas--como son las técnicas médicas. en cuanto al cancer u otros hechos.Y no es que yo sea un émulo de las tonterias de Edward SNOW y sus "boutades" de las dos culturas, todo lo contrario; pero el grado de certeza en unos campos y en otros, son de distinto precisión y rigor, más acreditable en uno que en otro.
Un saludo afectuoso y sin afán de "hacer sangre".


Indico: "Goebbels se doctoró con una tesis sobre romanticismo". Respuesta: "para lo único que le sirvió el doctorado...A ver si vamos a olvidar"

Yo no me olvido de nada, señora. La alusión ¿a quién se dirigía con esa referencia que se refiere a un detalle que sólo he citado yo?

Mire, es que sé leer. Ni déspota ni ególatra y, desde luego, lo de borde se lo aplica a sí misma: en España es un insulto grave. Ni ególatra ni déspota: claro que hacía alusión a mi intervención! ¿de dónde saca usted el doctorado de Goebbels? Y en respuesta a ese " a ver si nos olvidamos" le indico que yo he demostrado que no me he olvidado. Le he indicado que se informe porque algo he dicho, y reiteradamente, sobre eso. Si a usted no le interesa lo que se dice o se escribe, es su problema. Lo de las opiniones válidas no me lo creo, señora. Yo no tengo la misma opinión sobre un problema dertamológico que la que tiene un dermatólogo. La opinión de un profesional que trabaja y publica sobre una materia desde hace años no es igualmente válida en lo que se refiera a un suceso histórico. Uno empieza a estar cansado de que las mismas personas que no dejan de señalar la distinta competencia en temas científicos, considere que en temas históricos cualquiera tiene una "opinión igualmente válida". Por eso le indicaba que se planteara si mis opiniones iban por uno u otro lado. Si no conoce lo que se publica sobre un tema, quizás lo mejor es no hacer ostentación de ello. Porque, quizás, lo de la humilde opinión será, entonces, totalmente cierto. Yo no creo que su opinión valga lo mismo que la mía, porque llevo 30 años trabajando en un centro de investigación sobre ese tema. ¿Le diría usted a un oncólogo que su opinión sobre el cáncer es igualmente válida?

Y guarde las formas, señora, que en cinco líneas me ha insultado cuatro veces.


El único que habló de Goebbels y su doctorado fui yo. La alusión era clara. Nada de ególatra: tengo libros publicados que demuestran mi opinión sobre Goebbels. Si no te interesa, no respondas refiriéndote a mi intervención.

Y cuidado con las palabras, porque eso de borde es un insulto grave. Aquí entran personas con cierta formación. Si lo único que tienes es capacidad de insultar, puedes irte a otro blog.

José Andrés: ¿piensas tolerar este tipo de insultos en tu espacio? Porque me parecía que los temas eran exigentes. Y la tal Rocío se permite una expresión que creo que es intolerable. En este país, borde significa hijo de puta, por si hay que aclarárselo.

Qué buena definición del romanticismo y con tan pocas palabras en el último párrafo de su artículo:
" Tipos desmesurados...desafío de dinamitar los moldes...la manera de entender la vida siempre al borde de la locura..."
Una pasada.

señor ferran gallego, yo no aludi a usted y haga el favor de leer bien, no sea tan egolatra, mi inciso hizo alusion al mundo en general, que a veces olvida hechos tapandolos de cultura, pulcritud y enormes titulos universitarios que solo sirven para colgar de un buen despacho u oficina, a eso me referia, yo no hago alusion a usted porque no lo conozco ni tengo la intencion, porque sepa usted que mi idea era solo aportar mi humilde opinion, no sea despota ni borde ante una opinion tan valida como la suya.
y si firmo con mi nombre y apellidos, no temo a quien me desafia por una opinion o me acalla con un "planteatelo".
atentamente Rocio Lathardt F.

¿Y quién dice que me olvido, Rociolat? ¿Será posible? ¿Desde cuándo tener un doctorado es un signo de evitar la brutalidad?

¿Y yo voy a olvidarlo? Pues como firmo con mi nombre, plantéatelo...

Vaya pedazo de artículo, estoy releyendolo por quinta vez.
También las dos entrevistas.
Me ha gustado la capacidad de trasmitir de manera tan sencilla las ideas, concepos y la urdimbre de los mismos en el nazismo.
No tiene desperdicio ni una sola palabra, he anotado algunas frases:
"...el proceso de civilización no es un reto del pasado, sino un desafío que se repite cada día" y después me he acordado de ese pobre hombre que ha muerto a pedradas por intentar robar para comer.
A este paso vivir civilizadamente va a convertirse en un lujo.
¡...Ahí está, tambien, el mercado global, pero si no se crean contarpesos en el mundo político, social, la dinámica económica sin control puede devorarlo todo."
Sin duda, toda una premonición.
Este libro se hace inprescindible.
Por cierto, conozco a alguien que conserva un librito de"Los Himnos a la Noche " de Novalis como el tesoro más preciado.

el doctorado de Goebbels, le servia para tratar de acallar lo que no le gustaba ni a hitler ni a el, o vamos a olvidar como trato que en el documental de la cineasta alemana Leni Riefenstahl, trato de que en su parte correspondiente a las olimpiadas, cuando jesse owen el atleta negro, gano medalla de oro, el no queria que se opacaran las victorias alemanas, por un negro afroamericano y con tal desprecio lo tratan, que hitler prefirio retirarse antes de verlo victorioso, pero eso no se cuenta en el documental, se muestra de forma casi sin importancia y dandole un segundo plano, porque la cineasta no acepto sus presiones, pero si indico que quizas seria mas correcto no silenciar las victorias de owen, a que derechamente no las mostraran.


Cuando oigo la palabra pistola, saco la cultura. O cuando lego la palabra nazismo, claro. Goebbels se doctoró con una tesis sobre el romanticismo y esa actitud, trasladada de una elite relacionada con el afán de cambiar el mundo de la Ilustración y la revolución francesa, pasó a las masas como alternativa. Es curioso observar esa línea de continuidad que viaja, paralela a las rupturas sutiles. El sentimiento ególatra del romanticismo liberal se combinaba con el descubrimiento del "creacionismo" de la realidad a través del arte, de la palabra. La política como estética fue un principio fundamental del fascismo. Como lo fue el sentimiento de búsqueda de la cultura comunitaria que se encontró en el romanticismo. La aparente contradicción entre el YO y el NOSOTROS se resolvió estableciendo una comunidad jerarquizada en la que alguien (el Gran Artista forjador de la nación) se convertía en el YO supremo, mientras todos los "yoes" pasaban a ser células indispensables de un mismo organismo popular. Justo antes de leer este comentario, leía lo que Raymond Williams escribió hace diez años sobre "La política del modernismo". En su capítulo dedicado a la vanguardia, recuerda el giro nietzschiano hablando del homenaje que los trabajadores hacen a Strindberg, cantor de la aristocracia, de la violencia del hombre libre, de la celebración del superior. Y Williams dedica un apasionante análisis a la distinción entre la movilización de las masas para transformar la realidad hecha por la izquierda y una movilización cantada en los manifiestos futuristas, en los que la acción por la acción, la fascinación por la creatividad, la cultura de la provocación carnavelesca, fija la distancia existente entre la apropiación de elementos estéticos por la política del socialismo y la conversión de la política en estética por parte del fascismo. A fin de cuentas, para el nazismo, la política no existe: sólo existe la manifestación de la comunidad en marcha. Una comunidad que se descubre en una obra constantemente representada, en una liberación obtenida mediante el instinto de alcanzar la dominación de la realidad que, en una versión precisa, tomó del romanticismo, extirpándole sus elementos democráticos y acentuando sus factores de reivindicación de una nueva aristocracia.

Jose Andres,
los nazis le sacaron provecho a tdo tipo de tendencia y corriente que existia en Alemania.
Muy interesante esa odisea del espiritu aleman con su pesimismo cronico -ahora tan sufriente con la crisis- Gracias por el dato!

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Sobre el blog

El rincón del distraído es un blog cultural que quiere contar lo que pasa un poco más allá o un poco antes de lo que es estrictamente noticiable. Quiere acercarse a lo que ocurre en la cultura con el espíritu y la pasión del viajero que descubre nuevos mundos y que, sorprendido e inquieto, intenta dar cuenta de ellos.

Sobre el autor

José Andrés Rojo

(La Paz, Bolivia, 1958) entró en El PAÍS en 1992 en Babelia. Entre 1997 y 2001 fue coordinador de sus páginas de libros y entre 2001 y 2006 ha sido jefe de la sección de Cultura del diario. Licenciado en Sociología, su último libro publicado es Vicente Rojo. Retrato de un general republicano (Tusquets, 2006), XVIII Premio Comillas. Correo: @elpais.es.

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