Cuando tenía 19 años, Antonin Artaud (en la imagen) sufrió una crisis nerviosa y fue tratado con opio. Desde ese momento, ni la amenaza de la locura ni las drogas lo abandonaron nunca. La Casa Encendida recorre en Madrid hasta el 7 de junio la trayectoria de este escritor y hombre de teatro, que trabajó también en el cine como actor y que dibujó de manera compulsiva el itinerario de los múltiples viajes al infierno a los que la vida lo condenó. Nació en Marsella en 1896 y en 1920 llegó a París con sus poemas bajo el brazo. Formó parte del círculo surrealista unos años, hasta 1926, y trabajó en Napoleón, de Abel Gance, y La pasión de Juana de Arco, de Carl Theodor Dreyer. México, donde estuvo en 1936 y donde trató con los tarahumara, con quienes probó el peyote, fue una parada decisiva: conoció una cultura, explicó en sus Mensajes revolucionarios (Fundamentos), que no había traicionado a la vida. A su regreso a París, un delirio mistico lo llevó a Irlanda, de donde lo tuvieron que regresar con camisa de fuerza. Pasó entonces, desde 1937 hasta 1946, una larga temporada internado en instituciones psiquiátricas, donde lo trataron 58 veces con electroshocks. Murió en 1948 de una sobredosis.
De todas las aventuras en las que se embarcó, la que lo llevó a los escenarios fue la más duradera y en la que se volcó de manera más apasionada. En El teatro y su doble (Edhasa), acaso su libro más importante (y que conserva intacto su poder de fascinación más de setenta años después de su publicación), frente a “una cultura que nunca coincidió con la vida”, reclamó el desafío de buscar “ideas de una fuerza viviente idéntica al hambre”. Ese punto excesivo de sus proclamas tuvo acaso que ver con el dolor al que lo precipitaban sus ataques de locura. En los cuadernos que se exhiben en La Casa Encendida uno escucha, a través de su caligrafía nerviosa y de sus lacerantes dibujos, el grito rebelde y trágico de un hombre que sufre. “Pienso que la intervención milenaria del hombre ha concluido por corromper lo divino”, escribió en ese libro. Copio del mismo otras cuantas frases: como marcas, como alaridos, como pistas para acercarse a la obra de este inmenso escritor maldito:
“Destruir el lenguaje para alcanzar la vida es crear o recrear el teatro”.
“Ante todo importa admitir que, al igual que la peste, el teatro es un delirio y es contagioso”.
“Como la peste, el teatro es el tiempo del mal, el triunfo de las fuerzas oscuras, alimentada hasta la extinción por una fuerza más profunda aún”.
“Es necesario que las cosas estallen en pedazos para poder empezar de nuevo”.
“Propongo pues un teatro donde violentas imágenes físicas quebranten e hipnoticen la sensibilidad del espectador, arrastrado por el teatro como por un torbellino de fuerzas superiores”.
“No hay crueldad sin conciencia, sin una especie de aplicada conciencia. La conciencia es la que otorga al ejercicio de todo acto de vida su color de sangre, su matiz cruel, pues se sobrentiende que la vida es siempre la muerte de alguien”.
Hay 7 Comentarios
Horacio: no soy psiquiatra y por lo tanto mi opinión no es autorizada en esos temas. Actualmente se considera al electro-shock indicado en depresiones que no responden a otros tratamientos. A mí me gustaba más antes cuando los psiquiatras curaban más con la palabra que con la química farmacéutica y con métodos tan agresivos como el electroconvulsivo. No me atrevo a decir que el electroshock sea fruto de una moda científica que reaparece. A medida que se conocen más cosas de la fisiología cerebral- y de su patología – el soma gana terreno a la psique. La cirugía también es una agresión…
De cualquier forma en los años sesenta cuando nace la antipsiquiatría y se pone fin a los internamientos de los enfermos mentales se da un paso muy importante. Hasta esa época los enfermos psiquiátricos empeoraban con la reclusión y muchos Centros no estaban lejos de la Edad Media. Seguro que Artaud fue una víctima entre muchas.
Publicado por: Miguel Mora | 07/05/2009 22:55:44
Miguel,
desconozco la historia del shock electrico y de la lobotomia. Quiero condenar lo diabolico de un tratamiento como el electro shock que es por un lado atroz y por otro lado permite poder ser aplicado ya que "es un tratamiento medico". Asi se puede disfrazar de una manera elegante y efectiva la neutralización de una persona....
Publicado por: Horacio | 07/05/2009 17:43:11
Me gusta el teatro desde que siendo un crío vi una impresionante representación de Enric Majó haciendo de Hamblet.
No entiendo de psiquiatría y tampoco soy una eminencia del arte dramático; sencillamente me gusta el teatro.
Y eso fue lo que me llevó hace muchos años a ver solito una representación sobre la vida de Artaud.
Fue en Valencia, en una sala del Rialto, no recuerdo cual.
Había bastante gente, pero aún así, en determinados momentos de la representación,la intensidad era tal que no se nos oía respirar.
No entendía muy bien lo que le sucedía,sin embargo se me quedó grabada su expresión de impotencia, su soledad y su dolor.
Publicado por: Joaquín | 05/05/2009 23:54:53
Durante muchos años,Horacio,el electro-shock se abandonó. Algunos destacados psiquiatras creo que todavía la siguen consideranco una práctica aberrante e indigna (creo que Castilla del Pino estaría en esta tesis).Psiquiatras modernos la emplean porque consideran tiene claras indicaciones ( bajo anestesia general,ahora). No tengo elementos de juicio para discutir. Seguro que el electroschock se ha empleado como a arma política ( por algunas policias). En un tiempo estuvo de moda la Lobotomía ( y a su mentor le dieron el Premio Nobel de Medicina). La medicina también tiene su historia terrible.
Publicado por: Miguel Mora | 05/05/2009 23:15:28
El hombre era un animal enfermo que pensaba.El dolor es la vida. Luego, qué es la risa?
Publicado por: Beatriz Basenji | 05/05/2009 21:55:39
Yo no puedo emitir una opinion calificada ya que no trabajo en los campos ni del teatro ni de la psiquiatria. Solo comentar que en muchos paises se ha empleado el tratamiento con electroshock para desembarazarse de adversarios politicos transformandolos en algo asi como zombies. Es un tratamiento muy cruel.
Publicado por: Horacio | 05/05/2009 16:39:06
Excelente comentario al que me gustaría accedieran gente cualificada en los campos del teatro y de la psiquiatría.
Artaud integra en su persona todas las acepciones del drama, representación teatral y vida tremendamente conmovedora. Nos remite al teatro como terapia, suya personal y de los actores y del público – nosotros- que asiste. El teatro, la cultura, como provocación, la provocación como parte sustancial de casi todas las artes.
Víctima temprana de meningitis y sífilis que le marcan y le ponen a disposición de una medicina implacable que no quiere entenderlo, sólo aplacarlo. Salvajemente sometido a la práctica repetida del electroshock (actualmente rehabilitado, aunque bajo anestesia general). Expresión personal de la difícil frontera entre genialidad y marginalidad.
Publicado por: Miguel Mora | 05/05/2009 11:38:48