Cuenta Jon Savage que la idea de formar un grupo fue de Steve Jones y no de Malcom McLaren, como suele decirse habitualmente. En England’s Dreaming (Mondadori, traducción de Marc Viaplana), publicado originalmente en 1991, Savage se sumerge en la historia de los Sex Pistols, y reconstruye así el mundo que a mediados de los setenta vio irrumpir la furia radical del punk. Malcom McLaren tenía en King’s Road una tienda de ropa (Too Fast to Live, Too Young to Die) con Vivienne Westwood, y ambos eran amigos de disparatar. Admiraban a Guy Debord y a los situacionistas, y a las cosas que habían hecho en mayo del 68. Escribe Savage: "Steve Jones era el canalla perfecto para la banda de malhechores que McLaren se proponía reunir".
Poco a poco se fue armando la banda. Steve Jones, que terminó tocando la guitarra, era hijo de un boxeador y de una peluquera que terminaron peleándose, con lo que se encomendó su instrucción a las autoridades locales. No aprendió gran cosa, así que tuvo que formarse en las calles donde consiguió esa habilidad "para evaluar una situación con sólo un vistazo". Iba al fútbol con sus amigotes: "Nunca miraba el partido, Cuando se acababa, bajábamos hasta el mercado de Shepherd’s Bush y lo destrozábamos todo".
La historia de los Sex Pistols está hecha de despropósitos. John Lydon (al que terminaron llamando Johnny Rotten) se convirtió en la voz del grupo por pura casualidad. Se pasaba por la tienda de McLaren y, un día, éste le preguntó si sabía cantar. Terminó haciendo una prueba. "Se lanzó a una serie de poses de jorobado y se puso a gritar, gimotear y hasta eructar, hasta que su primer público se derritió en carcajadas". Fue el elegido.
"Urbanismo, nihilismo romántico, simplicidad musical", escribe Savage. Empezaron en 1975 Jones y Rotten con el batería Paul Cook y el bajista Glen Matlock. Sid Vicious sustituyó a este último en 1977. Fue el año de God save the queen, la canción que ofrecía un diagnóstico inapelable: no hay futuro. Savage explica, en ese sentido, que "e puede considerar a los Sex Pistols como el último estertor de la cultura juvenil entendida como una fuerza única y unificadora". Después del punk, es cierto, todo se desparramó y no hubo ya entre los jóvenes ese referente único frente al cual definirse: o sí o no. Las tendencias proliferaron. Ese no future que afectó tan hondamente a la propia cultura juvenil tuvo su correlato real en la historia de Sid Vicious. En febrero de 1979 y, tras una fiesta en que se dieron un buen pasote, su madre escondió en su bolso una papela de heroína prácticamente pura que acababan de pillar. Savage reproduce la confesión que hizo la madre, sentada en la cama donde aún yacía su hijo: se levantó por la noche, cogió el material, se chutó una cantidad exagerada, se volvió a meter en la cama, se murió.
Hay 1 Comentarios
¡Qué guitarra !Por aquella época yo era un renacuajo, pero siempre me han gustado las pintillas raras.
Tengo una cajita amarilla con seis singles de Sex Pistols. La verdad es que no lo compré ni en Londres, ni en ninguna tienda undergraound,fue en unos grandes...
Escuché a este grupo en Radio 3 (eran otros tiempos ) y casualmente encontré la recopilación.
Ahora no tengo tocadiscos, tendré que buscar en algún mercadillo.
Publicado por: María | 03/06/2009 23:31:58