Ugo Mulas defendía que el retrato "más retrato" es aquél en el que hay pacto entre el fotógrafo y el modelo. Nada de imágenes robadas: lo importante es ser consciente de que la cámara está ahí y de que, por tanto, quien va a ser fotografiado tiene que posar. Se sacudía así de encima la obsesión por la naturalidad como marca que garantiza el acceso a lo auténtico. Si hay conciencia de la cámara y hay pose, el retrato es un artificio. Un juego, una mentira, una puesta en escena. No hay una verdad que el fotógrafo descubre con su arte, lo que siempre hay es un pacto. Y el modelo maneja también los hilos de la representación. En la sala de exposiciones del BBVA en Azca, y dentro del programa de PHotoEspaña, se exhibe una magnífica muestra de la obra del fotógrafo italiano.
La exposición se abre con imágenes de las barriadas de Milán en los años cincuenta. Todos querían ser, entonces, fotoperiodistas, explica Mulas. Estar ahí en la calle, atrapar el lado sórdido de la vida, contárselo a los demás. Las siguientes fotografías son del bar Jamaica e, inmediatamente después, se presentan algunas de que fue haciendo a lo largo de los años en la Bienal de Venecia. Es una exposición de la obra de Ugo Mulas, pero cuenta muy bien lo que circulaba por el mundo en aquellos años, los de las décadas de los cincuenta y los sesenta.
Y lo que circulaba tenía un punto de la ingenua pulsión de estar haciendo algo importante. Resulta extraño desde los ojos de hoy, donde todo ha quedado ya puesto entre paréntesis y donde ya no resultan creíbles los gestos espontáneos, asistir a una época donde, tal como decía Mulas (1928-1973), se tomaban las cosas en serio. Donde se tomaban en serio incluso el pasarlo bien, el armar jaleo.
Un joven que posa con esa elegancia con la que posa Manzoni, con su pitillo y su mirada arrogante, se ajusta mucho a la del artista que está haciendo arte al envasar sus excrementos. Pero también está la sobria presencia de Canogar, Chillida y Saura (imagen de abajo), o el Warhol que parece encantado de haberse conocido. Giacometti parece querer transmitir la vieja sencillez de siempre y Duchamp tiene el aire sofisticado que siempre se ha asociado a Duchamp (en la imagen). Y también está Max Ernst, como asustado por haber sido sorprendido en un vaporetto. Están en la muestra las verificaciones de Mulas, donde reflexiona sobre su propio oficio, y están sus paisajes urbanos y sus fotografías de moda y su descubrimiento de Nueva York y su trabajo para una escenografía del Wozzek de Büchner. Si el fotógrafo está ahí para atrapar una pose, la que ha atrapado Ugo Mulas es la de un tiempo definitivamente ido, en el que aún se creía que era posible cambiar las cosas.
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Près du soleil.
Je vois, dans
la forêt de
Septembre, la
tendre lumière
d'un chamois
très heureux,
et aussi ma
pensée devient
perpétuelle comme
le souffle silencieux
de la brise
matinale.
Francesco Sinibaldi
Publicado por: Francesco Sinibaldi | 20/07/2009 14:45:20