Como lo dice todo el mundo, la cosa puede resultar cargante. Pero en este caso no tengo más remedio que hacerlo. Hay algunas ideas de un puñado muy reducido de autores que, poco a poco, se van metiendo en el tejido cerebral de la gente de una época hasta el punto de que empiezan a formar parte de su manera de entender las cosas. Es lo que pasa con algunas reflexiones de Marx y Freud. Y por eso resulta que damos por hecho que hay tipos que se quedan con la plusvalía o que la alienación nos confunde de lo que verdaderamente importa. Por lo que se refiere a Freud, no hay nadie que no acepte ya como reflexión propia que está pilotando un frágil yo, siempre a punto de desbarrancarse en el desorden del inconsciente, y agobiado a todas horas por los esbirros del superyo, empeñados en exigirle cada rato un comportamiento modélico. Ya todos pensamos así, pero lo cierto es que esta hipótesis del sujeto la configuró Freud tras años de investigación, y tras haber dado un montón de palos de ciego. Ahora se vuelve a hablar del fundador del psicoanálisis porque sus derechos han quedado libres (menos en España) desde el 1 de enero y los franceses van a recuperar algunos de sus títulos de referencia.
El caos del ello, la fragilidad del yo, las férreas normas del superyo. La importancia de la sexualidad y los desplazamientos de la libido. El principio de realidad, la sublimación de los instintos, la represión. Eros y Tánatos: instinto de vida e instinto de muerte. El sentimiento de culpabilidad. La necesidad de castigo. El remordimiento. Voy colocando todas esas palabras que forman parte de la imprescindible utilería para manejarse con tino en el psicoanálisis y compruebo, al mismo tiempo, que están en el repertorio de términos que de manera espontánea utilizaríamos si alguien nos preguntara, por ejemplo, por nuestros miedos o inseguridades.
En un artículo que Fernando Savater publicó en El País el 23 de septiembre de 1989, justo cuando se celebraban cincuenta años de la muerte de Freud, recordaba la primera vez que había leído Psicopatología de la vida cotidiana "en la habitación bastante lúgubre de un hotel barato de Barcelona". Y cuenta que dejó el libro en el suelo y que se puso a mirar el techo pensando: "Es así. ¡Es exactamente así!". En mi caso, esas exclamaciones se produjeron durante la lectura de El malestar de la cultura (Alianza, 1975; traducción de Ramón Rey Ardid).
¿Qué hizo entonces este vienés para generar semejantes aspavientos de acuerdo y de entusiastas asentimientos? Pues seguramente, y como sugería Savater, escribir bien y proponer explicaciones verosímiles (y, yo creo, que también verdaderas). Expresarse con claridad, establecer desde el principio lo que se está buscando y por qué, dejarse acompañar por el lector por cada uno de los rincones que visita para explorar las cuestiones que le preocupan, dar argumentos convincentes, plantear las dudas cuando surgen. "Lo que en el sentido más estricto se llama felicidad surge de la satisfacción, casi siempre instantánea, de necesidades acumuladas que han alcanzado elevada tensión, y de acuerdo con esta índole sólo puede darse como fenómeno episódico", escribe en El malestar de la cultura. Y también: "Jamás nos encontramos tan a merced del sufrimiento como cuando amamos; jamás somos tan desamparadamente infelices como cuando hemos perdido el objeto amado o su amor". Vamos leyendo, cerramos el libro, miramos el techo: ¡Es exactamente así!
Hay 5 Comentarios
Te sugiero -por si no lo leíste- el ensayo sobre el psicoanálisis recogido por Goerge Steiner en su "Nostalgia de lo Absoluto". Ah, también hay uno sobre el marxismo.
Publicado por: Demetrio Macedo | 25/02/2010 17:25:44
Lo primero que se me ha ocurrido es exclamar el título del post. Sí, JAR, ¡es exactamente así! Pero luego pienso,¿Podría haber habido un Freud o un Marx fuera de su tiempo? ¿En el siglo XI, por ejemplo? No. Porque los autores recogen un sinfin de datos de su época para la realización sus trabajos. Los intelectuales son espejo del pensar de su época como el pensar de una época es producto de las interpretaciones de esos pensadores. En fin, que todo se interrelaciona y el mondo gira.
No sé. Digo yo. Gracias por la recomendación de El malestar de la cultura.
Publicado por: Mar | 10/02/2010 14:20:48
"Por lo que se refiere a Freud, no hay nadie que no acepte ya como reflexión propia que está pilotando un frágil yo, siempre a punto de desbarrancarse en el desorden del inconsciente, y agobiado a todas horas por los esbirros del superyo, empeñados en exigirle cada rato un comportamiento modélico".
¿De verdad te crees eso?
Quiero decir: ¿De verdad te sucede eso fuera de la oficina, de la convivencia obligada?
Porque nunca se me hubiera ocurrido pensar que la norma fuera interna sino interiorizada.
Tampoco creo que el principio de la castración pueda ser tratado universal o comunmente. No digo que no exista la educación o la cultura apoyada en aspectos castradores. Incluso que influyan en el desarrollo de la personalidad.
Según te contínúo el discurso tengo la impresión de que concibes el amor como una especie de cura o de consolador. Como un antídoto contra la destrucción de la especie.
Supongo que a raíz de la noticia continuarán los debates y las reflexiones.
Eso me parece bien.
Y de acuerdo con la frase "sin el otro no somos nada ". Generosidad también tiene la misma raíz que genético.
Publicado por: Belén Mtnez. Oliete | 06/02/2010 23:04:38
La capacidad de ver algo desde otro punto de vista y enfrentarse al dogma, ser vilipendiado y luego con el tiempo formar parte del pensamiento central, constituye una característica que muy pocos se atreven a expresar, aún siendo una de las fuerzas motoras de la especie humana. Enlazando con la última parte del artículo: prefiero amar algo inalcanzable a pesar de sufrir o blindamos el corazón a 0 grados (ni frio ni calor)?.
Publicado por: ioeuropa | 06/02/2010 14:14:42
Exactamente así después de haberlo planeado, preparado y jodido.
¡Y una mierda!
P.D.:
Y ahora viene lo de las feministas.¿Yeah?
Me toca este tipo para psicoanalizarme y me mato a vodkas.
A mi me parece que es exactamente como lo dice Rojas Marcos. ¡Menos mal que nació y ha sobrevivido para seguir trabajando!
Publicado por: Belén Mtnez.Oliete | 05/02/2010 22:08:16