La guerra es una droga

Por: | 02 de marzo de 2010

El director de una asociación de veteranos de las guerras de Irak y Afganistán, que tiene alrededor de 150.000 miembros, ha dicho que en The Hurt Locker (En tierra hostil), la película de Kathryn Bigelow, "la representación de nuestra comunidad es muy irrespetuosa". Y es que a pesar de que Robert Gates, el secretario de Defensa de Estados Unidos, comentara que se trata de una propuesta "auténtica" y "muy convincente", son muchos los militares que echan pestes de ella. Le reprochan, por ejemplo, que se utilicen uniformes inexactos durante un combate o que el artificiero que protagoniza la historia desactive un artefacto explosivo con unas pinzas: "Es como si un bombero entrara en un edificio a apagar un fuego con una botella de agua". Amén, claro, de criticar que se presente a algunos soldados como renegados. El caso es que la película de Kathryn Bigelow llega con mucha fuerza a los Oscar compitiendo en varias categorías: mejor película, mejor director, mejor actor (Jeremy Renner), mejor guión original, mejor montaje, mejor música original, mejores efectos sonoros y mejor edición de sonido. Y que, más allá de lo que digan los militares y de su abrumadora presencia en la fiesta de Hollywood, lo cierto es Kathryn Bigelow se toma profundamente en serio la guerra y sabe retratar con verdadera maestría la dureza de formar parte de un ejército ocupante en países donde sus ciudadanos no siempre celebran esa ocupación.

En tierra hostil
La tensión que provoca En tierra hostil es a ratos agotadora. Seguir a los soldados, a los que han encomendado la tarea de desactivar unos explosivos que pueden ser letales (en primer lugar para ellos y para la población civil), a través de lugares donde son vistos con odio y desconfianza o, cuando menos, con múltiples recelos, revela la extrema dificultad de su tarea y la fragilidad de los medios con que cuentan para protegerse de francotiradores y terroristas suicidas. Así es esa guerra, y así es esa guerra en el mundo de hoy. El respeto (y, casi podría decirse, el cariño o la piedad) con que Bigelow aborda las zozobras y los miedos y las contradicciones de esos hombres es tan grande, y tan brillante la finura con que sabe reconstruir los pesares y riesgos de estar ahí, que resulta incomprensible la posición de los veteranos de ese conflicto que critican su trabajo.

Es una película de ficción, y su desafío es el de ser verdadera (expresar lo que ocurre con los hombres en una situación límite), por tanto quizá sea irrelevante que el uniforme no sea estrictamente el correcto. Lo que Bigelow cuenta es que los que hacen la guerra la hacen como pueden. Que algunos se ajustan al más riguroso protocolo para salvar el mayor número de vidas y que otros se lo saltan, también para salvar el mayor número de vidas. Que no siempre todo fluye como un engranaje perfecto, que a veces incluso los más próximos se detestan, que se cometen errores en medio de esa locura y que, incluso, ese infierno que se habita puede producir adicción. Es lo que pasa con el protagonista, el sargento artificiero que interpreta Jeremy Renner, para quien la guerra le cambia la vida hasta el punto de que para él resulta ya más problemático elegir una marca de cereales en un supermercado que desactivar unas bombas escondidas en el maletero del coche en medio de una plaza donde cuantos lo rodean son potenciales (y feroces) enemigos.

Dice A. O. Scott en su crítica de la película en The New York Times que Kathryn Bigelow es de los contados directores para los que las películas de acción y el cine de ideas son sinónimos. Tiene razón. En tierra hostil te mantiene en vilo sin dejarte respirar un instante como consigue hacer el mejor artesano cuando arma una pieza de relojería que avanza a velocidad de vértigo. Pero también consigue hacer pensar como sólo logran hacerlo quienes tienen sobre la vida una mirada propia. Las ideas que hay en esa película no tienen tanto que ver con la condena moral a la guerra o con la reflexión ideológica sobre quiénes son los buenos y quiénes los malos. Plantea una cuestión mucho más compleja: la del margen de maniobra que tienen los hombres cuando están sometidos a una tensión insoportable. Qué lugar hay ahí para la compasión, la camaradería, la complicidad. Y la ternura. Ojala que este domingo se lleve muchas estatuillas. Se las merecen, sobre todo, Bigelow, Renner y el guionista Mark Boal.

Hay 8 Comentarios

He visto Avatar y En tierra Hostil y evidentemente para mi Avatar era merecedora del Osacar a mejor pelicula independientemente de os millones gastados, es que AVATAR su argumento claro contra las invasiones NO ES HOY DIA POLITICAMENTE CORRECTA ni a los ojos de Obama que todavia sigue en IRAK, han querido darle una lección a todos, haciendo ganar una pelicula cuyo fin es crear el efecto contrario: HUMANIZAR A LOS QUE INVADEN Y ACERCARNOS A ELLOS, no me sorprende en absoluto viniendo de EE.UU, sin embargo si me sorprende que hasta ahora NO HE ESCUCHADO A NADIE AHONDAR EN ESTO, sin embargo bien que hubieran hilado fino en tiempos de BUSH, AVATAR NO HA GANADO NO PO NO MERECERLO, sino por ser INAAPROPIADA EN ESTOS MOMENTOS!!!un saludo a todos

La película és muy buena, se llevará unos cuantos oscars seguro. Las críticas sobre ella por parte de los veteranos són superficiales; que si los uniformes no eran los correctos...por favor. A mí me parecieron verosímiles totalmente los retratos de los tres protagonistas ya que por muy profesionales que sean cada soldado és una persona diferente y encara una misma situación de manera diferente, cosa que en la peli se retrata perfectamente. El tema está tratado con maestria y la directora nos mantiene en vilo desde el primer momento, ya que el hilo conductor de la película lo requiere. En cuanto a los tópicos decir que són tópicos porque és una peli y me parece que no se abusa, però si hay algunos ya que son tópicos por algo.

Oye Nieves, en castellano, dado que no tenemos palabras en género neutro como en el inglés, cuando se utiliza el plural se habla en masculino. Por eso se dice 'directores'. El lenguaje tiene que ser sintético, ahorrando recursos, lo que significa decir las cosas con el mínimo de palabras posible. De ahí que decir 'directores y directoras' sea una redundancia políticamente correcta.

Kathryn Bigelow es de ¿los contados directores? Es lo que tiene ser mujer: No te cuentan ni como directora.

Vaya comentario de la pelicula...!!! La verdad es que me parece otra pelicula mas de acción de los americanos... tenerte en vilo todo lo que dura y demas artificios para sacar el lado sensiblero del espectador. Cae en todos los tópicos del anti-heroe, y no se deja ninguno por el camino. Exagerada hasta la maxima expresión, y no dudo que lo que realmente se encuentran en zona de guerra lo pasarán peor que el protagonista, ademas de no ir con ese aire de autosuficiencia tan típico de los yankies en las peliculas. Seguro que lo soldados reales se toman su trabajo con mas seriedad que lo que se ve en la pantalla. No me extraña que los autenticos soldados se hayan querellado contra el director. Demasiado tópica para mi gusto, eso si, no deja de ser una pelicula con todas las licencias que nos queramos tomar....

A mí me gustó.
Me parece una película correcta y que hace reflexionr un poco.
No entiendo todas estas polémicas. La película es lo suficientemente buena para estar por encima de todas estas polémicas.

Ante semejante elogioso comentario no queda mas remedio que ir al cine a ver la pelicula. Con todo el recelo que tengo de ver peliculas de accion yanquis

Este fin de semana espero poder verla para hacerme una idea de si merece los Oscar que se va a llevar (por eliminación, y sin haberla visto aún, creo que tiene bastantes opciones en muchas de las categorías).

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El rincón del distraído es un blog cultural que quiere contar lo que pasa un poco más allá o un poco antes de lo que es estrictamente noticiable. Quiere acercarse a lo que ocurre en la cultura con el espíritu y la pasión del viajero que descubre nuevos mundos y que, sorprendido e inquieto, intenta dar cuenta de ellos.

Sobre el autor

José Andrés Rojo

(La Paz, Bolivia, 1958) entró en El PAÍS en 1992 en Babelia. Entre 1997 y 2001 fue coordinador de sus páginas de libros y entre 2001 y 2006 ha sido jefe de la sección de Cultura del diario. Licenciado en Sociología, su último libro publicado es Vicente Rojo. Retrato de un general republicano (Tusquets, 2006), XVIII Premio Comillas. Correo: @elpais.es.

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