Un nido tiene que ver con los pájaros. Los pájaros tienen plumas. Las plumas se mojan en tinta y sirven para hacer palabras. Con las palabras se pueden escribir cartas. Las cartas viajan de un lado a otro y llevan mensajes. Los mensajes acaso cierran viejas heridas. Las heridas cerradas llevan la marca de sus costuras. Las costuras se han hecho con hilo. El hilo sirve para unir dos segmentos partidos… La secuencia podría seguir de manera infinita y tal vez sirva para referirse a la fragilidad de las cosas y a la fragilidad de las criaturas. La fragilidad: todo puede caerse, romperse, rasgarse, derrumbarse, partirse. Los pájaros, las aves, pasan volando y pierden plumas y plumas. Alguien las va recogiendo, las guarda en una pequeña bolsa, las mete en un sobre. En el sobre escribe un nombre y una dirección: Elena del Rivero, Nueva York. Mucho después ese sobre con las pequeñas plumas viaja a Madrid y forma parte de las piezas que se reúnen en una vitrina y que resumen la atmósfera del proyecto,junto a nidos, cordeles, hilos, agujas, dedales. Flying Letters era el título de la exposición que se clausuró el pasado sábado en la galería Elvira González. Y que reunía los últimos trabajos de Elena del Rivero.
El motivo recurrente era la pluma (en la imagen, Light Feather, 2009). Muchas veces recreadas, con extrema delicadeza, sobre papel de abacá. Pero había también plumas reales, y láminas de oro e hilos. Y estaban esas sutiles costuras que unen en los lienzos aquello que se rompió, o estuvo separado. Muchas de las obras no eran sino dibujos (finas líneas y sombras); otras, collages (donde convivían el cordel y la lámina de oro y una pluma concreta, por ejemplo), pero también formaban parte del proyecto los propios objetos. Flying letters, cartas voladoras, mensajes que la artista fue recibiendo, pero también cosas que fue encontrando. Y todo el rato, como una referencia imperceptible: el vuelo. Y la letra. El pájaro y la escritura. Elena del Rivero le contó a Ángeles García en una entrevista que este trabajo surgió de un paseo por un parque de Nueva York: "De repente, una pluma cayó entre las hojas. Me la subí a casa. La limpié, desinfecté y empecé a hablar de ella con todo el que me escuchaba. Fui a una tienda de indios cherokees que me descubrieron todo un mundo sobre el carácter sagrado de las plumas. Con ellas conocí una manera de estirar el hilo y conectar las cosas". En otra entrevista de hace más de un año, le contó a Paula Achiaga: "Yo también escribo para un espectador que no sé quién va a ser y muchas veces no digo nada, tan solo un tijeretazo o un remiendo".
En Pájaros (Pre-textos, 1997; traducción de Esperanza López Parada), un breve ensayo que el poeta Saint-John Perse escribió en 1910 y que unos años después recuperó junto a doce aguafuertes de Georges Braque, cuenta lo siguiente: "Sabemos la historia de aquel Conquistador Mongol que rapta a un pájaro en su nido y al nido en su árbol, y transporta a su país, apresado con el pájaro y su nido y su canto, el árbol natal entero, con su pueblo de raíces, el cepellón y su tierra, su margen de terruño, todo el lote de terreno en propiedad que recuerde el campo baldío y la provincia, la comarca y el imperio…". Así también pudo proceder Elena del Rivero (la fotografía es de Álvaro García), pero no se llevó ningún árbol a casa, solo una pluma, y luego otra y otra y otra. Pero a su manera también perseguía conservar sus resonancias: la memoria del vuelo, la inmediatez de la escritura, esa "manera de estirar el hilo y conectar las cosas".
Son otros tiempos y otros personajes: aquel conquistador mongol quería al nido, al pájaro y a su canto, y esperaba acordarse del imperio. Elena del Rivero, la artista de hoy, recoge una pluma y piensa en volver coser lo que está roto. Decía Saint-John Perse que los pájaros fueron los únicos en "dotar al hombre de una audacia nueva" y escribió también que "guardan entre nosotros algo del sueño de la creación". En la última exposición de Elena del Rivero ha habido algo de eso: la audacia de reunir a la pluma y al hilo, para que cosan alguna vieja herida que nos aflige, y el placer de levantar el vuelo para recuperar el enorme regalo de la creación.
Hay 4 Comentarios
Este canto perpetuo.
Este canto
perpetuo viene
en el sitio
donde vive
la estrella de
las rimas benditas,
donde muere
la noche regalando
el amor.
Francesco Sinibaldi
Publicado por: Francesco Sinibaldi | 15/05/2011 14:55:26
si todo muy BONITO
pero...
Con QUÉ se come?
Publicado por: cuandonotengoplataMETRAGOeLoRo | 04/05/2011 19:15:16
HALCON VERDE A HALCON BLANCO
ya amanecio?
Publicado por: naranja | 04/05/2011 19:06:29
ey! harry!
SE MEE OLVIDABA: Sin potes eh!
Publicado por: KABRUJAS | 04/05/2011 19:03:43