Un pequeño paso en falso

Por: | 27 de mayo de 2011

Newark, 1944: en la ciudad se ha declarado una epidemia de polio. En el barrio judío de Weequahic, el joven Bucky Cantor se ocupa de las clases de deportes en un instituto de verano. Un problema visual le impidió hace unos años alistarse en el ejército tras el bombardeo de Pearl Harbor y, desde entonces, no lleva bien el no estar arriesgando la vida por la patria mientras sus amigos más próximos sí lo hacen. Ocuparse de los muchachos en pleno brote de la polio le ha devuelto, de alguna manera, la autoestima. Enseguida comprueba que las cosas no son fáciles: uno de sus alumnos preferidos enferma y muere poco después. Bucky visita a su familia y escucha al padre que se pregunta "¿por qué no yo en lugar de él?" y que poco después se pone a llorar, "de una manera torpe, inexperta, como lloran los hombres a los que de ordinario les gusta considerarse a la altura de cualquier situación". La última novela de Philip Roth se publicó el año pasado en Estados Unidos y hace unos meses ha aparecido su versión española. Némesis (Mondadori; traducción de Jordi Fibla) cierra un ciclo de cuatro novelas breves (las otras son Elegía, Indignación y La humillación), y se ocupa de poner en escena un viejo interrogante: ¿qué hacer cuando las cosas se complican de verdad y no hay ninguna salida fácil a la mano? La polio, un trabajo de supervivencia en un instituto de verano donde cada vez son más los muchachos afectados por la epidemia, el ruido de la guerra al fondo y, en fin, luego está el amor. Bucky está enamorado de Marcia, que está fuera de la ciudad, alejada del peligro en un campamento en las montañas Pocono. Un día Marcia le dice por teléfono que hay trabajo para él, que abandone Newark, que vaya a refugiarse en sus brazos, que escape de la peste. ¿Qué hacer? ¿Mirar hacia otro lado y "correr en pos de la seguridad, y una vida normal, predecible y satisfactoria"?

Philip Roth 3 En el fascinante ensayo que ha escrito sobre Némesis, J. M. Coetzee pone en relación la novela de Philip Roth con la tragedia griega y apunta que tiene que ver con una pregunta "ajena a la imaginación moderna y postrágica". La gran cuestión que está detrás de las tribulaciones de Bucky ante la emergencia de la polio, y a la posibilidad que se le abre a él de poder salir indemne de la amenaza, es esta: "¿Cómo funciona la lógica de la justicia cuando fuerzas universales inmensas se cruzan en las trayectorias de vidas humanas individuales?". Para desarrollar su discurso, Coetzee no tiene más remedio que adelantar algunos elementos de la trama que, acaso, convenga aquí seguir manteniendo ocultos para no estropearle al lector el impacto de la narración.

Valga adelantar, en cualquier caso, que uno de los mecanismos que utiliza Roth para poner de relieve la distancia que se abre entre el viejo mundo trágico de Edipo o Antígona y este de hoy, donde las cosas de la vida han perdido espesor, y es posible seguir adelante sin que influyan ni la culpa ni el remordimiento, es la elección del narrador. La novela está contada en tercera persona, pero son tantos los detalles precisos que se dan sobre el modo en que Bucky vive sus angustias y pesares, y sus pasiones y alegrías, que parece siempre que el que está contando su historia es él mismo. "Desnúdame, por favor. Vamos, desnúdame de una vez", le dice Marcia a Bucky cuando salen de excursión y se aíslan en un páramo solitario, y es como si el narrador hubiera estado allí cuando él la despoja de sus ropas y queda rendido ante el joven cuerpo de su amada.

Hay, sin embargo, un momento en que esa voz que permanecía oculta toma cuerpo e interviene en el relato. Para entonces la polio forma ya parte del pasado. Pero la brecha entre los dos mundos sigue abierta y lo que para el narrador fue simplemente haber tenido "mala suerte", para Bucky ha significado una ardua batalla con un interlocutor esquivo y lejano: Dios. Bucky "tenía que convertir la tragedia en sentimiento de culpa", observa el narrador. "Tenía que encontrarle una necesidad a lo que sucede". Lo que abre ante él ese abismo insondable es, según Coetzee, "un pequeño paso en falso". Con todo ese material Roth ha vuelto a construir una pieza de impecable factura y de una inquietante hondura que, por distante que pueda estar de sus grandes novelas, sigue siendo, y conviene decirlo ahora que empieza la Feria del Libro, absolutamente recomendable.

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José me saco el sombrero ante vos, tu nota es impecable y me parece -sin temor a exagerar- una de las puertas mejores para ingresar a la fiesta del Parque del Retiro de Madrid.

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El rincón del distraído es un blog cultural que quiere contar lo que pasa un poco más allá o un poco antes de lo que es estrictamente noticiable. Quiere acercarse a lo que ocurre en la cultura con el espíritu y la pasión del viajero que descubre nuevos mundos y que, sorprendido e inquieto, intenta dar cuenta de ellos.

Sobre el autor

José Andrés Rojo

(La Paz, Bolivia, 1958) entró en El PAÍS en 1992 en Babelia. Entre 1997 y 2001 fue coordinador de sus páginas de libros y entre 2001 y 2006 ha sido jefe de la sección de Cultura del diario. Licenciado en Sociología, su último libro publicado es Vicente Rojo. Retrato de un general republicano (Tusquets, 2006), XVIII Premio Comillas. Correo: @elpais.es.

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