Fuera de lugar (Acuarela & Antonio Machado) está lleno de filósofos y de profesores de filosofía. El libro reúne
las entrevistas que Amador Fernández-Savater fue publicando en el diario
Público entre finales de 2008 y mediados de 2011, salvo alguna excepción, y las ofrece en un formato más generoso y con un añadido: cada uno de los elegidos escribe un folio o un par de folios para comentar o valorar o actualizar lo que dijo en su día. El libro está atravesado por las resonancias que produjo el 15-M, pero admite una lectura al margen de estas coordenadas. En cualquier caso,
la crisis que padecemos es su centro de gravedad y, por así decirlo, la invitación es a tomársela como una oportunidad: para cambiar hábitos, conquistar espacios diferentes, repensar viejos tópicos ya oxidados.

¿En qué piensan, pues, los filósofos que convocó Amador Fernández-Savater? ¿Cómo se le ocurrió citar a esta gente que tan poco entusiasmo despierta en nuestros días? Los arrinconan en los planes de estudio, tiran la filosofía al estercolero como una sustancia rancia que sirve de poco, ya nadie les da crédito. ¿Entonces? Peter Pál Pelbart (en la imagen) es profesor en la Universidad Católica de Sao Paulo y coordinador de una compañía teatral con pacientes psiquiátricos. Y, claro, es filósofo. Cita a Gilles Deleuze: "El hecho moderno es que ya no creemos en este mundo. Ni siquiera en los acontecimientos que nos suceden, el amor, la muerte, como si nos concernieran apenas por la mitad". No está mal para empezar. "Yo veo tantos saltos, desajustes, agujeros, huidas, tantos movimientos y parálisis, velocidades y lentitudes, gritos, incluso derrumbes, colapsos, catatonias…",
comenta poco después Peter Pál Pelbart, y tiene razón. Esta crisis, que es económica y política e institucional, es por otro lado emocional y afectiva. Conviene abordarla también como tal. Peter Pál Pelbart recurre a Deleuze para ver qué nos está pasando (como antes ha tirado de Nietzsche) porque cree que el filósofo francés supo desordenar "las cartas de nuestro abanico afectivo". Y se sirve de un viejo texto que dedicó a Beckett donde distinguía entre cansancio y agotamiento. "El cansado descansa para recuperar sus fuerzas y volver a trabajar, según una dialéctica interna del trabajo y a su lógica. El agotado, en cambio, es aquel que agotó los posibles, que agotó el mundo y se agotó a sí mismo",
explica Peter Pál Pelbart. Está pensando en la caída del Muro de Berlín: "Era un momento en que se tenía la impresión de que todos los posibles se habían intentado, se habían agotado y se estaba en una imposibilidad. El agotamiento significa que el repertorio de los posibles que teníamos almacenado se vacía, lo abandonamos, lo desertamos". Así que hoy estamos "vacíos frente al mundo". Se ha agotado una época. Pero no debemos atrincherarnos: todo está abierto.
Amador Fernández-Savater dice en el prólogo que su propósito, al iniciar la serie, era atender a la emergencia de "nuevas politizaciones enigmáticas" y que quería dibujar mapas conceptuales diferentes con los que leer "otras señales de la realidad". No tiene mucho sentido dar una larga relación de las personas a las que frecuentó para conquistar sus objetivos. Baste decir que en
Fuera de lugar aparece el pensamiento heterodoxo y siempre estimulante del ya desaparecido Ramón Fernández Durán, uno de los impulsores de Ecologistas en Acción, y las oportunas observaciones de un científico como Antonio Lafuente, investigador del CSIC. Y que, ya se dijo, hay un montón de filósofos y profesores de filosofía: Etienne Balibar, Frederic Neyrat, Santiago López Petit, Concha Fernández Martorell, Luis Navarro, Jacues Rànciere… Y otros muchos, claro: periodistas, psiquiatras, juristas, investigadores. Hay cosas más interesantes que otras, como ocurre en cualquier propuesta que recoja voces diferentes.
El caso es que no está de más que Peter Pál Pelbart vuelva a Deleuze para ejercitar ese diagnóstico: estamos agotados, urge sacudirse las telarañas del pensamiento, hace falta ponerse a caminar. Simpatizar con el mundo, sugiere Peter Pál Pelbart, con su fuerza, con su devenir. Por eso, quizá, cuando habla con
Amador Fernández-Savater tira también de Agamben y Bergson: "La conclusión de Agamben es la siguiente: 'La gran filosofía de este siglo sombrío, que empezó por la angustia, terminó con la alegría'. (…) …no hay lugar en Bergson para la angustia humana, solo para la serenidad". Ya lo saben, por si les viene bien.
Hay 3 Comentarios
Echo de menos un análisis político y sobre todo, judicial.
Los filósofos se refieren al agotamiento en lugar de a la disciplencia o al relajamiento. Pero creo que estas últimas son también las causas de la crisis institucional, en la que se ilustran con evidencia y claridad situaciones de corrupción consentida en casi todos los gobiernos.
españoles.
Estoy de acuerdo en cuanto a que "En la pelea por la hegemonía, la piel -la tuya, la mía, la de todos- es el campo de batalla" y también con la cita de Gilles Deleuze: "El hecho moderno es que ya no creemos en este mundo. Ni siquiera en los acontecimientos que nos suceden, el amor, la muerte, como si nos concernieran apenas por la mitad".
Pero no estoy de acuerdo en que se atribuya a movimientos como el 15-M la visibilidad de los desahucios y menos aún que se califique de esta forma ("el 15M, entendido como un nuevo clima social y no como organización o estructura, ha redefinido la realidad"). Porque en la infiltración, los grupos de poder y las corporaciones empresariales, también se las saben.
Es la tecnología la que posibilita que nuestro vecino pueda hallarse a más de 2000 kms. y no una nueva concepción ideológica( El sentimiento de que la vida de cada cual no se agota en uno mismo, sino que está interconectada a otras muchas vidas desconocidas (“somos el 99%”) Zygmunt Bauman
Las corrientes de apoyo para salvaguardar de la persecución a ciudadanos, ilustres o no, no son de este siglo.
Me parece oportuno "repensar viejos tópicos ya oxidados", porque en realidad el consumidor percibe que la globalización económica y empresarial, pese a combatir ciertas injusticias en materia de DDHH (el racismo, por ejemplo) al objeto de mejorar la productividad, no ha fotalecido las estructuras institucionales que representaban algunos derechos sociales y humanos ganados con muchísimo esfuerzo, con la entrega de muchas vidas y el silenciamiento de tantas otras
Publicado por: Belén Mtnez. Oliete | 07/08/2013 14:31:07
Sí, sin duda hacen falta nuevos paradigmas sobre la existencia, el ser humano, la vida, y la experiencia de la existencia y de la memoria que deja, huellas en la mente de cada individuo que son únicas y solo conocidas para el individuo. Ideas que devuelvan la serenidad al impulso vital agotado, quizás frustrado, quizás sufriendo esa melancolía nacida de ideas sin salida, de pensamientos que no pueden germinar su propia irrealidad.
Publicado por: Ramón Leonato | 07/07/2013 9:29:16
Pues si os soy sincero estoy pensando en esto: http://xurl.es/bqq4r
Publicado por: DFC | 06/07/2013 2:09:34