Algo se está moviendo

Por: | 25 de septiembre de 2013

Ithaca, Nueva York. Universidad de Cornell. A. D. White House, viernes 20 y sábado 21 de septiembre: segunda cita del encuentro Voices for the New Century/Voces para el nuevo siglo. Lo organiza el escritor boliviano Edmundo Paz Soldán. Es profesor de literatura latinoamericana en el Departamento de Romance Studies de la prestigiosa universidad estadounidense e invitó a una veintena de autores para que leyeran allí lo que están escribiendo. El aperitivo lo puso el jueves 19 el mexicano Mario Bellatin, que presentó en Cornell la traducción al inglés de su libro Shiki Nagaoka. Una nariz de ficción (Phoneme Media; en español: Sudamericana, 2001). Ya se anunciaron en ese momento algunas notas que iban a marcar la cita. Uno: se iba a hablar de literatura. Bellatin contó que hace años se le había exigido en Alemania que respondiese al prototipo de escritor latinoamericano que imperaba entonces (con ese aire de realismo mágico y convicciones políticas de izquierda), y que se negó en rotundo, reivindicando que cada cual siguiera el camino que le viniera en gana. Dos: ya reinaba un ambiente de jovialidad. El vídeo que sirvió de presentación a la historia de Nagaoka estaba tocado por la bendición del humor. Tres: las nuevas tecnologías iban a tener su cuarto de hora de gloria. Bellatin explicó que acababa de terminar una novela escrita toda ella en el iPhone, y se sirvió de la fotografía para subrayar que la fascinación por la inmediatez que provocan estos artilugios estaba destruyendo el placer y la riqueza de la construcción de una obra (no importa ya el proceso, sólo los efectos). Cuatro: así como en la obra de ese singular Shiki Nagaoka que reconstruye Bellatin se cuelan los brutales efectos de la Segunda Guerra Mundial, también en el encuentro de Ithaca iba a entrar el ruido de este mundo. Conviene decir que el marasmo de la crisis no se tradujo en la habitual cultura de la queja. Más bien, los jóvenes escritores latinoamericanos (junto a los que participaron también dos españolas: Ana Merino y Mercedes Cebrián) afirmaron su voluntad de seguir haciendo literatura a pesar de los vientos adversos. Así que poco después de las tres de la tarde del día 20, el mexicano Rafael Acosta, que anda trabajando en las turbulentas aguas de la frontera, abrió el encuentro  con un texto escrito en octosílabos donde se escuchaba el rumor de fondo de la violencia (“si se quedan, los enfrío...”) y, poco después, en un relato del argentino Pablo Brescia aparecía la figura de un escritor que acaso anda gravitando sobre la obra que están armando los más jóvenes, un tipo nacido justamente en Ithaca, David Foster Wallace.

D. A. White House
La escritora mexicana Cristina Rivera Garza, que también enseña en la Universidad de California, en San Diego, fue la encargada de la conferencia de apertura (y Bellatin de la de cierre) y habló de todas esas obras que aluden, citan, apuntan o lanzan guiños de complicidad a otras obras. Tachaduras, reciclajes, reconstrucciones: no se escribe sobre el vacío, la literatura es una caja de resonancias en la que se entrecruzan tradiciones diferentes. Pero hay también mucho de político en esas apropiaciones, y también peligros, por la fuerza invasora de las nuevas tecnologías. Más allá de las reflexiones de los dos seniors invitados al encuentro, el resto de los 21 participantes se limitó a leer un texto propio de unos veinte minutos (en la imagen, la A. D. White House, de la Universidad de Cornell). Ahí se vio la riqueza de registros de los que van llegando. Un punto de experimentación, heredando la heterodoxia de tantos escritores latinoamericanos de referencia (como en el relato del mexicano Rafael Lemus), pero también la tensión de  la mejor escuela narrativa, con su torrencial flujo de imágenes y situaciones (la boliviana Liliana Colanzi, la uruguaya Fernanda Trías, el guatemalteco Rodrigo Fuentes). El punto distante del que se afana en los matices (el chileno Francisco Díaz Klaassen), la sobria delicadeza que resulta imprescindible para bajar al infierno (el boliviano Rodrigo Hasbún), el gusto por el exceso que tanto tiene que ver con el barroco (la argentina Pola Oloixarac) o, en fin, las sacudidas agrestes del paisaje y la historia (el boliviano Sebastián Antezana).

Algo se está moviendo. Los nuevos escritores latinoamericanos miran cada vez más hacia el norte, a Estados Unidos, y da la impresión de que empezaran a desentenderse de lo que ocurre en España. Alguien apuntó a que igual eso se debe al manifiesto desinterés de la vieja metrópoli por lo que ocurre en las antiguas colonias (aunque quizá no sea exactamente así: en este periódico, Babelia ha dedicado una larga serie a los nuevos autores del otro lado del charco, pero es verdad que se los lee poco). Quizá la crisis obliga a los editores de aquí a mirar más al mercado y olvidarse de la literatura. Los más jóvenes de allí carecen de complejos. Están buscando llegar a sus lectores a través de los medios digitales, si tan complicado resulta hacerlo por los caminos tradicionales. Hasbún y Fuentes se juntaron en Cornell para lanzar desde allí Traviesa, una revista que pisa fuerte y con mucha calidad. Y el chileno Antonio Díaz Oliva ha lanzado 20/40, una colección de libros electrónicos donde va a recoger las voces de veinte escritores latinoamericanos menores de cuarenta años que escriben en Estados Unidos.

Paz Soldán puso todos los medios para que las cosas fluyeran sin el menor disturbio. Hubo, pues, mucha literatura. Pero también cayeron unos soberbios chiles en nogada que preparó en su casa para todos los invitados Debra Castillo, profesora en el Departamento de Literatura Comparada de Cornell. Un lujo. Se discutió de política, de los márgenes de maniobra en esta época complicada, de los rugidos de la crisis. Y, cuando llegó el momento de ponerse serios, se habló de fútbol.

Hay 5 Comentarios

me encantan comentarios como el de hanna sobre quien habla el mejor y verdadero castellano. Vienen a mi memoria sabrosas anecdotas de los anhos en los que yo viví en Espanha.
Por cierto vendrá un renacer de la literatura latinoamericana ?

Muy buen articulo. Me parece que el desconocimiento de los escritores que viven en el sur es una conducta que se ve muy arraigada de quienes se han creido superiores, y como bien dice Hanna es darle la espalda a mas de 300 millones. Solo un pais de toda sud america tiene la cantidad de habitantes que tiene España.
No es patrimonio solo de España el de ningunear lo que pueden generar los escritores de sud america.
Creo que los movimientos literarios generados en los ultimos tiempos han venido justamente del sur.
Creo que como en todo, se privilegia lo editorial, marketinero, comercial, por lo literario.
Europa está pasando por la peor crisis desde los 30 del siglo XX y muy a pesar que las crisis generan movimientos de todo tipo, está visto que los escritores se han quedado en la inmovilización, y hoy salvo honrosas excepciones la literatura no es contestataría de la debacle y de la profundidad del daño que sufren las sociedades que estan sumidas en la crisis.
Es bueno ver que estos autores han podido converger en un movimiento comun, y han podido emerger teniendo en cuenta la multiculturalidad, y las distintos paises de los cuales ellos son emergentes.
No es extraño que España no mire hacia el sur, quizá sean los resabios de lo que supo ser y ya no es.

El enlace a la revista Traviesa está mal editado. Y es una lástima porque la web de esta iniciativa literaria es excelente

Emilio, haz como yo, los meto en casa sin más. Hace unos días, a Fernando Vallejo, colombiano, ya sabes, ¡qué recio setentón!: «En bancarrota o no, el español es el de América, el de los 19 países que en él insultamos o rezamos. No el de España que, desde hace mucho, dejó de ser la metrópoli y hoy es una provincia anómala del idioma, cosa que no saben en España, empezando por la Real Academia, que en estos días está cumpliendo 300 años» Cuantos me hablan de la RAE en esos términos, o similares, son bienvenidos a casa, y si se me llegan a decir, como Vallejo, que el Drae es un diccionario «acientífico, monárquico, y clerical, que del español que se habla aquí, en esta tierras, no sabe un carajo, y en el que llama 'americanismo' a las palabras y giros propios del español americano», miel sobre hojuelas, claro. «Se equivocan, señorías —afirma—, de lo que tienen que hablar ustedes es de 'españolismos', porque ustedes son un solo país frente a los diecinueve y no suman sino cuarenta y tanto millones frente a más de trescientos». Discuto ciertos detalles, es verdad, pero en términos generales, con aquellos a los que cobijo, experimento sensaciones de las que llamaron delirios de la mismisidad. Y las tertulias son interminables...

Los oficinistas que leemos al mediodia, comiendo un sándwich, crónicas inspiradas de encuentros de escritores palidecemos de envidia. ¡Tengan cuidado, o los acabaremos odiando casi tanto como a los banqueros!
(perdón por las hipérboles)

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El rincón del distraído es un blog cultural que quiere contar lo que pasa un poco más allá o un poco antes de lo que es estrictamente noticiable. Quiere acercarse a lo que ocurre en la cultura con el espíritu y la pasión del viajero que descubre nuevos mundos y que, sorprendido e inquieto, intenta dar cuenta de ellos.

Sobre el autor

José Andrés Rojo

(La Paz, Bolivia, 1958) entró en El PAÍS en 1992 en Babelia. Entre 1997 y 2001 fue coordinador de sus páginas de libros y entre 2001 y 2006 ha sido jefe de la sección de Cultura del diario. Licenciado en Sociología, su último libro publicado es Vicente Rojo. Retrato de un general republicano (Tusquets, 2006), XVIII Premio Comillas. Correo: @elpais.es.

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