La novela de Tana French dibuja el escenario en el que la Europa quebrada esconde a los que ya no sueñan con una vida mejor.Vaya por delante una confesión. Cuando esta periodista se atrevió a escribir una novela negra y a enviárselo a quien luego ha resultado su editora, Anik Lapointe, se encontró un amable “todavía no” y varios valiosos consejos.
La trama, decía Anik, creadora de la Serie Negra de RBA, funcionaba. Pero el borrador necesitaba más subtramas, más profundidad en los personajes, más caminos sin salida, más atmósfera. Fue en la Navidad de 2010 y, mientras pensaba en esto con cierto sentimiento de impotencia, me dispuse a seguir el más fácil de los consejos de Anik: leer (entre otros) a Tana French.
Como periodista yo también soy editora y sé muy bien lo que significa decirle a un novato: lee The New York Times. Quiere decir: aprende a hacerlo bien. Por ello abordé El silencio del bosque con la reverencia debida ante una mujer joven, moderna, europea, nada parecida a los clásicos veteranos que yo había leído y valiente, por tanto. Tana French se había atrevido a amasar su trama con imaginación y buena pluma hasta conseguir el tono, la textura y el aroma de un plato digno del mejor gourmet.
Faithful Place, la nueva novela de esta autora irlandesa nacida en 1973, repite con magia ese estilo: no pasan demasiadas cosas, pero la densidad de cada una de ellas absorbe y acogota al lector “como una pistola en su nuca”. Que nadie espere una compleja trama ni un ritmo trepidante de acción. La intriga está sustentada en la tensión, en la carga emocional y en el peso de un pasado lastimoso cuyas claves solo conocen a fondo sus protagonistas. El detective, en una arriesgada primera persona que no cansa ni falla, intenta recolectar de dónde puede todas esas claves, una tras otra, y encajarlas con las suyas propias hasta formar el puzle completo y demoledor. Él es juez y parte o, en este caso, policía y víctima. Por ello su búsqueda es aún más convincente y angustiosa.
La novela, 537 páginas que caen en un par de largas sentadas, tiene por tanto la atmósfera, la profundidad de los personajes y una hermosa subtrama a cargo de una niña que proyecta al lector a un futuro que urge librar de los fantasmas del pasado. No diremos si French lo consigue del todo.
Pero además de todo esto -que tal vez solo interesa a los que nos gusta más investigar las costuras que la prenda-, la autora consigue retratar con tino el lúgubre mundo de las barriadas pobres de Irlanda. Faithful Place no solo es el lugar imaginario en que los parados pelirrojos amasan embarazos y malgastan las ayudas en alcohol mientras los niños juegan con bicis robadas. Es el escenario en que la Europa quebrada esconde a esa inmensa cantidad de población que va quedando, paso a paso, al margen del viejo sueño de una vida mejor. Y esto es algo, por desgracia, muy real.
Por ello Tana French consigue un libro redondo.
Nota: No perderse la magnífica entrevista de Jacinto Antón a la autora de Faithful Place.
Hay 5 Comentarios
Tana French es una de las mejores autoras extranjeras que nos llegan traducidas a España. Sus dos primeras novelas son magníficas. Vamos a ver qué tal es ésta ...
Saludos.
Publicado por: Sean Thornton | 30/01/2013 8:20:07
María. Corregido. Perdona por tardar en responder. Mil gracias. Un saludo.
Publicado por: Juan Carlos Galindo | 29/01/2013 20:21:28
Una pena que tan bella fotografía, con los torsos de los volúmenes encuadernados en piel al modo biblioteca británica secular, no sea la portada de alguna novela. Inquieta el rostro de la autora, proclive a recordar a Annie Lenox, salvaje y brutal, aunque domesticada también en este caso por un arreglo totalmente "a la page".
Publicado por: AMBASSADOR | 29/01/2013 15:56:02
Crónica muy atrayente, como lo es la foto de la irlandesa escritora.
Publicado por: AMBASSADOR | 29/01/2013 15:49:54
No es faithfull, es faithful, con una sola l. Corregidlo, por favor.
Publicado por: maría | 29/01/2013 14:12:19