Aunque habitan en dos lugares muy alejados de Europa, Malmö, en Suecia, y Vigàta, en la costa sur de
Sicilia (un trasunto de Porte
Empedocle), el comisario Wallander, creado por Henning Mankell, y el comisario
Montalbano, obra de Andrea
Camilleri, son dos tipos que podrían entenderse muy bien. Ambos esgrimen un
profundo concepto de la justicia, que va mucho más allá de lo que dictan las
leyes, y los dos viven en sociedades que creen que tienen el deber de hacer
mejores con su trabajo como policías; no porque sean cruzados quijotescos, sino
porque ninguno de los dos piensa que están ahí para defender a los poderosos,
ni para mantener el statu quo. Tal
vez Montalbano pueda parecer más irónico y Wallander más solemne, pero en el
fondo los dos siempre se enfrentan a casos que reflejan lo peor de esta Europa
solo aparentemente aséptica en la que vivimos. La injusticia campa a sus anchas
por la dolorida Sicilia, pero también se desparrama por las socialdemocracias
nórdicas. Aunque hay un factor que hace casi imposible imaginarles juntos: la comida
Esa relación con la comida dice mucho de ambas series narrativas: las novelas de Wallander, publicadas en castellano por Tusquets, reflejan la luz de Suecia; las de Montalbano, publicadas por Salamadra, la del Mediterráneo. Andrea Camilleri creó a su comisario cuando estaba a punto de cumplir los 70 años y sus libros están llenos de humor. Aunque cuenta desgracias tremendas y la visión de su país (tanto Sicilia como Italia) no puede ser más ácida, sus novelas despertaban muchas veces carcajadas y estaban teñidas de una extraña alegría. "Sólo se puede ser siciliano con ironía", dijo en una entrevista con este diario cuando sus libros empezaban a cuajar entre los lectores españoles. Sin embargo, en las dos últimos novelas de la serie (ya hay traducidas 19 al castellano), se ha producido un extraño cambio: son mucho más tristes.
En La edad de la duda (2008 en su edición original) y La danza de la gaviota (2009), ambas editadas a lo largo de 2012, resulta a veces difícil encontrar al Montalbano más alegre. Puede haber muchas explicaciones: tal vez porque fueron escritas en los albores de la crisis que está poniendo en peligro el estado social europeo, tal vez porque el comisario está cruzando el Rubicón de los cincuenta, seguramente porque Camilleri cada vez soporta menos la porquería que se multiplica a su alrededor (no hay que olvidar que, tras la victoria del centroizquierda en 2006 y la llegada al poder de un tipo decente como Romano Prodi, Berlusconi contraatacó en 2008 y con su nuevo partido, El Pueblo de la Libertad, unido a la Liga Norte, logró regresar a la jefatura del Gobierno italiano).
Buscando artículos y declaraciones de Manuel Vázquez Montalbán sobre comida y gastronomía, me topé con una crónica, de 1983 de la presentación madrileña de Los pájaros de Bangkok, firmada por Mirito Torreiro, en la que el gran escritor barcelonés decía lo siguiente sobre su personaje: "Ese antihéroe entrañable, escéptico y hedonista que es Pepe Carvalho, que tiene una cierta moral, aunque no coincida con la moral de la sociedad. Yo diría que la característica particular de este detective es su desconcierto. Es un personaje desconcertado, no en lo profesional, que ahí se las arregla muy bien, sino en cuanto al final de las cosas, al último porqué. Es un hombre que acaba por darse cuenta, con asombro, de que la realidad nunca concuerda". Quizás lo que parezca tristeza, no lo es, es algo peor: lucidez, desconcierto ante un mundo imposible. La última novela publicada en España de Montalbano, La danza de la gaviota, arranca con la inexplicable muerte de un pájaro en la playa, ante la casa del comisario en Marinella. Esta pequeña escena marca el tono de la novela (una de las mejores de la serie). La última frase (y no arruino el final a nadie) dice: "Sentado en la galería, en compañía de una pizca de melancolía, intentó consolarse con un plato enorme de caponatina". El mundo no le quita el hambre a Montalbano, eso está claro, pero es difícil que su ironía no acabe teñida de cinismo.
El festival literario BCNegra, que se celebra actualmente en Barcelona, rinde un homenaje a Andrea Camilleri, que no ha podido asistir. A sus 88 años, el médico le ha prohibido viajar.
Hay 5 Comentarios
Camillieri. Hace la vida mas linda
Publicado por: Daniel | 08/05/2016 16:14:14
Yo creo que seria mas factible unir a Montalbano con el Comisario Brunetti (Donna Leon) en un asunto internacional que hiciese participar al guardia civil Bevilacqua (Jesus Silva) que es "de otro palo" pero valioso
Publicado por: Ricardo Ferretti | 05/02/2013 1:48:56
Me ha hecho reir, emocionarme acompañarlo en sus comidas y en sus paseos,,,en su vida y me ha entristecido cuando el libro iba llegando a su fin, pensando que me iba a quedar sin uno de los mejores momentos del dia, la ilusión de llegar a casa y ponerme a leer.. Gracias
Publicado por: Carmen | 04/02/2013 18:14:09
Soy una entusiasta lectora de los libros de Camillieri con los que disfruto mucho. Montalbano me parece un personaje que encajaría bien trasladarlo a principios del siglo pasado. A veces he imaginado cómo sería una aventura en la que se hiciera coincidir a Montalbano con comisario Ricciardi [ver novela negra de Maurizio de Giovanni] Que se animen los autores!!!!!!!
Publicado por: teresa | 04/02/2013 13:09:48
Excelente la entrada. Andrea Camilleri es uno de mis autores preferidos, y no sólo por los libros de Montalbano, también sus libros sobre Vigata son geniales.
http://alejandrorosmateos.blogspot.com.es/search/label/Andrea%20Camilleri
Publicado por: Alejandro | 04/02/2013 13:05:19