Las siete vidas de Bernie Gunther

Por: | 30 de julio de 2013

Bernie

                                            Portada de la trilogía de Berlín, publicada por RBA. 


¿Dónde no ha estado el policía, a ratos detective, Bernie Gunther?, ¿En qué guerra no ha combatido? He aquí un caso notable de personaje literario sobre quien el apelativo de “curtido en mil batallas” no resulta exagerado.

Aquí tienen la serie completa de Los detectives de nuestra vida. Ya hemos dedicado capítulos a Marlowe,Montalbano y Archer

Para no ir muy lejos, alguien se ha tomado la molestia en Wikipedia de elaborar una biografía suya, porque han sido tantas sus andanzas en momentos importantes de la historia reciente, que conviene establecer un orden para no perderse definitivamente. Las conclusiones, a modo de currículo, serían las siguientes: se sitúa su nacimiento en 1896 (finales del siglo XIX), hecho que le permite combatir siendo muy joven en el frente turco durante la Primera Guerra Mundial, donde recibe la cruz de Hierro, para luego tener tiempo de ser policía en tiempos revueltos durante la Alemania de postguerra, asistir a la llegada de los nazis, dejar la policía un rato, trabajar como detective de un hotel berlinés (es decir, ser un espectador crítico de la llegada de los nazis al poder) y entrar de lleno en la Segunda Guerra Mundial con todas sus consecuencias.

Y, ya en esos años terribles, Bernie es reclutado para trabajar con la policía del Régimen (1939) con todo lo que ello significa: estar presente en algunas de las operaciones de limpieza ejecutadas por sus colegas en el este europeo. Bernie es un testigo privilegiado del horror nazi, de cómo se las gastan algunos altos personajes, tipo Goering, Himmler y el general SS Reinhard Heydrich, para quien tiene que colaborar a la hora de resolver un asesinato (Praga Mortal, RBA, traducción de Alberto Coscarelli Guaschino). Tiene tiempo para trabajar en homicidios, para hacer labores en la Oficina de Crímenes de Guerra (curioso departamento que realmente existió en Berlín) y para hacer labores como oficial de inteligencia en el frente ruso.

No obstante, la guerra se le queda corta. Vive una postguerra como detective, incluso en misiones de espionaje, y tiene que refugiarse con falsa identidad (Carlos Hausner) en lugares tan interesantes como Argentina y Cuba en los años cincuenta. Pocos casos habrá en la literatura actual de personajes con un currículo tan intenso. A todas estas guerras, a todos estos conflictos sobrevive. Como un gato.

¿Qué tipo de personaje es este investigador que lleva una existencia literaria tan intensa? Bernie Gunther, al parecer de numerosos críticos, es un hombre que recuerda al detective Marlowe. Es suficientemente cínico como para parecerse a él. Así lo parece tras leer alguna frase como ésta: “Este es mi gran problema. Funciono con monedas: empiezo a pensar cuando me ofrecen dinero. Empiezo a pensar mucho cuando me ofrecen mucho dinero”.

Solo una persona de cinismo en alto grado podría sobrevivir en unas condiciones tan adversas, odiar a los nazis pero saludar brazo en alto al mismo tiempo. Esa es la doble vida de este personaje.

No es frecuente situar a un detective en medio de un escenario tan complicado y tan señalado como, fundamentalmente, el relacionado con la Alemania nazi. Mucho menos aspirar a que alguien pueda imponer cierto tipo de justicia (aunque sea la suya propia) dentro de un sistema tan autoritario y discrecional. Las tramas son convencionales y los personajes son individuos perdidos en un mundo que parece abocado a un final violento. Gunther aplica su justicia, y ahí trata de ganarse la complicidad del lector. Y no le importa apretar el gatillo si es necesario.

La llegada de este personaje tuvo éxito desde el primer momento. El autor escocés Philip Kerr (Edimburgo, 1956), un escritor prolífico que ha hecho también incursiones en la novela infantil, creó una trilogía entre 1989 y 1991 que se llamó Berlín negro, con Violetas de marzo, Pálido criminal y Réquiem alemán. Las novelas estaban ambientadas en el Berlín cercano al estallido de la guerra, las dos primeras, y el de postguerra, la última. La trilogía tuvo éxito. Un personaje en unos escenarios tan característicos siguió dando vueltas en la cabeza de su autor y, así, a partir de 2006, fueron cayendo el resto de novelas (Unos por otros, 2006; Una llama misteriosa, 2008; Si los muertos no resucitan, 2009; Gris de campaña, 2010; Praga mortal, 2011 y A man without breath, 2013, todavía no editada en España).

Kerr ha superado con éxito la dificultad de elaborar unas novelas que, de momento, exigen una cuidada ambientación. No ha sido excesivamente criticado por ello, lo cual quiere decir que el trabajo previo ha sido competente. Y ha creado un personaje único en un escenario único: a pesar de esa doble originalidad, el aire negro es inconfundible en cada una de estas novelas, un aire inequívocamente anglosajón por otra parte. Tanto es así que se permite algo más que un guiño a las novelas de Agatha Christie en Praga Mortal.

“Solo hay una cosa que me irrite más que la compañía de una mujer fea por la noche y es la compañía de la misma mujer por la mañana”. Eso es capaz de decir Berhard (Bernie) Gunther. Recuerda a Marlowe, pero nadie se lo va a reprochar.

Hay 7 Comentarios

Muy buena portada y muy buen artículo. Enhorabuena.

fue un personaje inolvidable

Muy buen articulo , me ha gustado mucho.

No se olviden de Los Cinco (de Enid Blyton) o de los Hollisters (J West aka Andrew E. Svenson) que, a muchos nos iniciaron poco a poco, pero inexorablemente, en la novela de detectives

també els trobareu en català, si no recordo malament a la Magrana

A mí, personalmente, tal vez porque llevo muchos años en Alemania, Kerr me ha dejado bastante frío y sin ganas de seguir buscando sus libros. Todo me pareció demasiado impostado, acartonado y con aire a escenario temporal. Por suerte, sobre gustos y colores. Un saludo desde Colonia.

He leído toda la serie Bernie Gunther -hay pocas cosas que me relajen más que la novela policíaca-, y aunque amo a muchos escritores de este tipo de novela, aparte de los clásicos, a Camilleri, Márkaris, Leon, Mankell, Fred Vargas, Patricia Cornwell, Le Carré, P. D. James, etc., siempre me pregunté de dónde pudo sacar el edimburgués Philip Kerr, de 56 años, ese conocimiento o, más exactamente, ese dominio de los escenarios nazis, de Alemania, de Berlín, en concreto. Tengo pocas referencias biográficas de Kerr, pero parece imprescindible considerar que, de alguna manera, estuvo o está estrechamente ligado, por la razón que sea, a 'lo alemán', aunque parece que ni siquiera haya sido periodista. En otro caso, tiene un talento poco frecuente, es un esponja con la información de su interés. Gracias, Luis, gracias a todos los que escribís novela negra y sobre novela negra. Ah, y un recado para Juan Carlos Galindo, autor de esta línea: "Tiene una perdición: los personajes que creen que es legítimo hacer el mal para que el bien triunfe". De acuerdo, pero que sea un mal pequeñito y 'carraspeante', humano, tipo, por ejemplo, el de Salvo Montalbano. El de los yanquis me asusta siempre.

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