¿Qué es lo primero que ocurre en un tren en el que viajan escritores, artistas, viñetistas, guionistas de cómic, fotógrafos, periodistas y hasta músicos? Pues que se acaba la cerveza dos horas antes de llegar al destino. Eso es lo que ha pasado hoy en el Alvia Madrid- Gijón, un tren que ha visto cómo la calma rutinaria de viernes por la tarde era alterada por una masa festiva y charlatana que ha inundado los vagones 5 y 6 camino de la Semana Negra que se inicia hoy hasta el 14 de julio. Lo tradicional, ay la crisis, era un tren entero, el Tren negro, el que hacía el recorrido con parada en Mieres, comida y homenaje minero incluidos. Pero los rigores impuestos por el desastre que vive España y la reducción de la ayuda pública lo han dejado en dos vagones de un tren convencional. Con cafetería, eso sí.